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Guillermo Elejabeitia
Martes, 26 de noviembre 2024
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Ha sido una carrera de fondo para la familia Manzano convertir su caserío familiar en Arriondas en uno de los mejores restaurantes del país. Fundada a finales del XIX como tienda de ultramarinos y casa de comidas, desde este martes se incorpora al exclusivo club de los galardonados con tres estrellas Michelin. Corría desde hace unos días el rumor de que la firma de neumáticos se proponía desposeer a una casa histórica de la máxima categoría, pero finalmente la conservan los 15 establecimientos que la ostentaban el año pasado y dan la bienvenida a un Nacho Manzano que lleva años siendo una figura de referencia nacional e internacional. Es la primera vez que una mesa asturiana consigue esa tercera luminaria que distingue «una cocina única, que alcanza la categoría de arte y merece un viaje especial».
Manzano subió al escenario acompañado de su hermana Esther, con la que lleva trabajando codo con codo desde 1993, y del hijo de ésta, Jesús, que ya se ha incorporado al negocio familiar. «Me hace mucha ilusión recibir esta distinción con mi sobrino plenamente integrado en la cocina de Casa Marcia, no es nada fácil heredar un restaurante con tres estrellas», reconoció el chef. También tuvo palabras de cariño para su hermana Sandra, «la mejor jefa de sala que podríamos soñar» y un recuerdo emocionado para sus padres, a los que convenció en los años 90 para poner el caserío familiar patas arriba y convertirlo en un restaurante de alta cocina.
La primera estrella llegó en el año 2000 dando un empujón a aquella locura que en estas tres décadas ha ido sumando nuevas líneas de negocio. Además de la casa familiar en Arriondas, Manzano gestiona junto a sus hermanas los restaurantes NM en Oviedo y Gloria, en clave más informal, con sedes en Gijón y Oviedo, y el hotel Narbasu, en el rehabilitado Palacio de Rubianes. Nacho es además director gastronómico y socio de Ibérica Restaurants, con cinco restaurantes en Londres. La tercera estrella sitúa a los Manzano a la altura de otras grandes familias de la restauración española, como los Arzak o los Roca.
Tras la escasa cosecha del año pasado, cuando solo obtuvo la segunda estrella el riojano La Venta de Moncalvillo, esta vez suben un peldaño tres establecimientos: Alevante, el proyecto de Ángel León en Chiclana de La Frontera, dirigido por Cristian Rodríguez y Alan Iglesias; el jerezano Lu Cocina y Alma, de Juanlu Fernández y el coruñés Retiro da Costiña, un negocio familiar que no ha parado de crecer en los últimos años. Se quedó en el tintero una segunda estrella para Enigma, de Albert Adrià, una decisión que escoció en buena parte del público. La categoría resta además un establecimiento al perder la segunda estrella Moments, el restaurante que Raül Balam gestionaba junto a su madre, Carme Ruscalleda en el hotel Mandarin Oriental de Barcelona.
La cosecha de primeras estrellas fue rumbosa, con 32 macarons y dejó algunos titulares. La cacareada presencia femenina en el escenario se limitó a la joven Iris Jordán, una de las mejores profesionales de su generación, al margen de cualquier cuota. Gestiona junto a su hermano Ansils, un negocio familiar en el valle de Benasque donde recupera recetas de supervivencia en clave contemporánea.
También se llevaron estrella los tolosarras Javier Rivero y Gorka Rico, de Ama, o Pedro Alcántara, de Mesón Sabor Andaluz, ganadores en los dos últimos años del premio Cocinero Revelación en Madrid Fusión. Y uno de los que podría llevárselo este año, Axel Smyth, la logró para Simpar, el restaurante que gestiona junto a Claudia Merchán y que preparó los mejores callos en el campeonato celebrado hace unas semanas en San Sebastián Gastronomika.
Muy aplaudidos fueron los triunfos de los madrileños Chispa Bistró y Gofio, que recuperaba la estrella tras perderla el año pasado. La capital suma en total cinco nuevas estrellas, mientras que Barcelona se anota cuatro. Pero el grueso de las novedades está en provincias. Llama poderosamente la atención la nutrida cosecha de Canarias -Donaire, Il Bococcino, Kamezí, Muxgo- y la sorpresa de Aragón que suma nada menos que cuatro nuevas estrellas en Huesca. Entre las estrellas verdes, que reconocen a los restaurantes más sostenibles, nueve novedades, con mayoría de catalanes.
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También se entregaron cuatro premios especiales, a Cristina Díaz, de Maralba, como mejor dirección de sala, al mejor sumiller para José Luis Paniagua, de Atrio, con una de las mejores bodegas del mundo, al joven talento para Carlos Casillas, otra de las figuras llamadas a renovar el plantel estelar de la cocina española y a Pedro Subijana como chef mentor cuando está a punto de cumplir sus bodas de oro con Akelarre.
La gala tuvo, además, un recuerdo sentido y emocionante para las víctimas de la DANA que asoló Valencia hace casi un mes, con tres de los primeros espadas de la cocina valenciana -Quique Dacosta, Ricard Camarena y Begoña Rodrigo- presentando la iniciativa 'De Valencia para Valencia', en la que se han volcado centenares de chefs de todo el país. «Hoy es de Valencia para Valencia pero un día puede ser cualquier otra región de España», advirtieron.
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