Borrar
El diseñador industrial e interiorista Miguel Milá Susanna Sáez
El diseño español pierde a Miguel Milá, su gran maestro y valedor

El diseño español pierde a Miguel Milá, su gran maestro y valedor

Enemigo de lo superfluo y los artificios, sabía que la belleza de los objetos reside en su simplicidad. «Una lámpara debe alumbrar y no deslumbrar», repetía el creador de legendarios modelos como TCM o Cesta

Martes, 13 de agosto 2024, 17:30

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Opciones para compartir

La muerte de Miguel Milá deja un profundo sentimiento de orfandad en el mundo del diseño industrial. Fue un pionero, un artesano genial, y una figura clave para el prestigio y la difusión de un oficio sin apenas tradición en España. Su familia ha explicado que falleció este martes en un hospital de Bilbao, cuando se encontraba de vacaciones con su hija Micaela y su nieto José María. «Estaba tranquilo, se fue cantando habaneras», contó José María Milá.

Fallecido a los 93 años, el próximo 2 de septiembre iba a recibir la medalla de oro de Barcelona, la ciudad en la que había nacido en 1931. Milá deja un enorme vacío y un magistral legado en el diseño, oficio que él puso siempre al servicio de la funcionalidad, la simplicidad, la belleza y la honestidad. Muchas de sus piezas son clásicos atemporales.

El mítico diseñador, autor de las multicopiadas lámparas Cesto o TMM, alardeó siempre del «triunfo del ingenioso sobre el ingeniero». «Innovar por innovar es una memez», aseguraba Milá que nos dejó su legado más personal en 'Lo esencial' (Lumen) sus atípicas y divertidas memorias. «Si te copian, te roban y te halagan», aseguraba risueño alguien para quien la demonizada Ikea «ha elevado la cultura del diseño».

Orden

Para Milá lo esencial en su oficio era «contribuir al confort y al bienestar sin alterar la vida de la gente y sin tener que explicarle lo que has hecho». «Diseñar es poner orden, que es fundamental para la vida. En casa apagas las luces que no hacen falta. Cierras los cajones y las puertas, que abiertas dan sensación de inestabilidad. Orden», resumía.

«El diseño es bueno o malo. Son dos categorías inapelables. El diseño es tan antiguo como el ser humano. Griegos, romanos y aztecas eran diseñadores fabulosos» asegura el maestro del oficio, que lamentaba la proliferación del diseño basura. «Siempre lo hubo, pero hoy, quizá por esa preocupación por innovar que tanto me incomoda, quizá haya más. Busca hacerlo bien antes que innovar y aportarás algo nuevo. Innovar por innovar es una memez», insistía en un entrevista con COLPISA.

Nació en el seno de una aristocrática familia catalana. Fue el octavo de los nueve hijos del conde de Montseny, y tío de los periodistas Mercedes y Lorenzo Milá. Empezó a estudiar Arquitectura, pero confesó que el día más feliz de su vida fue cuando dejó la escuela para adentrarse en los vericuetos del diseño.

Emprendedor

En la gris y paupérrima España de los cincuenta Milá entró en el estudio de arquitectura de su hermano Alfonso y de Federico Correa. La falta de materiales y la necesidad aguzaron su ingenio y comenzó pronto a brillar en el diseño de muebles y lámparas. En 1956 fundó con dos amigos la empresa TRAMO (Trabajos Molestos), dedicada a la creación y producción de muebles y los más diversos objetos.

De aquella época son algunas de sus creaciones más icónicas como la lámpara TMC en 1958 y la TMM en 1961, dos piezas se convirtieron en referentes del diseño a nivel mundial. En 1962 diseñó lámpara Cesta, otro exitazo que se sigue hoy vendiéndose y que resume la filosofía de Milá: «tener una idea e ir quitando lo que sobre». «Una lámpara que debe alumbrar y no deslumbrar», repetía el creador que concibió la lámpara TCM para que su tía Nuria Sagnier, obsesionada en escribir sobre Wagner, pudiera trabajar en su despacho. Esta luminaria obtuvo el premio Delta de oro Adi-FAD de 1961 y lleva más de seis décadas demostrando su eficiencia y su belleza.

Enemigo de lo superfluo, creía Milá que los objetos deben cumplir con su función sin artificios innecesarios, y que su belleza reside en su simplicidad. «Mi obsesión es que un objeto sea funcional y que, además, como muchas veces no se utiliza, también sea bello», repetía. Un propósito que además de en sus aclamadas lámpara y se percibe en diseños como la silla Salvador o su galán de noche.

Heredero del Movimiento Moderno, su trabajo reflejó los principios de este movimiento. Sus objetos son una celebración de la simplicidad, la funcionalidad, el rigor y la honestidad unos principios a los que se mantuvo fiel durante su larga carrera, lo que le permitió crear piezas que han resistido el paso del tiempo y que siguen siendo relevantes y actuales.

Jugó un notable papel en la promoción del diseño español en el mundo como uno los miembros fundadores del ADI FAD, asociación que se dedicó a conectar a los jóvenes diseñadores españoles con el exterior y a difundir el diseño español, que gracias a su trabajo ganó prestigio internacional.

Activo hasta hace nada, se implicó en la organización de la reciente exposición 'Miguel Milá, Diseñador (pre)industrial', la más importante dedicada en España a su trabajo, en la Sala Fernán Gómez del Centro Cultural de la Villa. Ofreció una panorámica de su vida y obra recorriendo los cerca de setenta años de actividad como diseñador.

Recibió los mayores reconocimientos, como el primer Premio Nacional de Diseño, un honor que compartió en 1987 con André Ricard. En 2008 se le otorgaba el prestigioso Compasso d'Oro en Italia, por toda su trayectoria profesional y a su contribución a la difusión del diseño español en el extranjero. Dispuso de la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 2016, por su influencia en el panorama artístico y cultural.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios