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El contestano Gustavo Pascual recibe cada tres meses una carta de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE). En ella, se le notifica el dinero que tiene derecho a percibir por las interpretaciones de una pieza que su padre compuso hace 86 años. «La última liquidación nos llegó en abril y era de apenas de 400 euros». Una cuantía más que modesta si se tiene en cuenta que la pieza en cuestión es 'Paquito el chocolatero', el universal pasodoble nacido en Cocentaina y que según la SGAE, ha sido la pieza más interpretada en España durante varios años.
Poco se podía imaginar su autor, Gustavo Pascual Falcó, que la composición dedicada a su cuñado adoptaría un carácter tan universal. Así lo demuestra el hecho que se haya interpretado en 40 países, un listado que su hijo ha ido actualizando de acuerdo a las liquidaciones que recibe trimestralmente. «La cuantía que recibimos los herederos es ínfima, porque no todos los que interpretan la pieza lo declaran ante la SGAE. Sin embargo, lo más especial es ver que la música de mi padre se sigue tocando en todo el mundo».
A base de innumerables verbenas y fiestas populares, el nombre de Gustavo Pascual Falcó ya es indisociable al de 'Paquito el Chocolatero'. Este reconocimiento no vino caído del cielo, y es que la familia se vio inmersa en un largo litigio para que se reconociera la legítima autoría de la pieza.
El compositor contestano murió en 1946 a la corta edad de 36 años, como consecuencia de unos problemas de salud de los que estuvo aquejado gran parte de su vida. Su hijo tenía por aquel entonces 11 meses, pero el relato de los hechos se ha fijado en la memoria colectiva de la familia. Según explica el propio Gustavo, tras el entierro de su padre, unos directivos de la banda a la que pertenecía (la Unión Musical Contestana) pasaron por el domicilio familiar para hacerse con todos los papeles de música guardados en el archivo. Al parecer, la inminencia de las fiestas de Moros y Cristianos de Alcoi requería de tal apropiación.
La visita de los directivos se repitió años más tarde, en esta ocasión para instar a la viuda a que se inscribiera la música del compositor en la SGAE. La mujer accedió a tal petición, encomendando la tarea a los antiguos colegas de su marido. Poco se podía ella imaginar que sería uno de ellos, José Pérez Vilaplana -apodado 'El Mestre'-, quien se atribuiría 'Paquito el Chocolatero' y otras piezas de Gustavo Pascual.
A partir de ese momento, se inicia un largo periplo en el que los contactos con 'El Mestre' «no fueron todo lo cordiales que deberían»; y en los que la SGAE «ni siquiera se prestó a recibir a los herederos», al no estar inscritos estos en la entidad, tal y como explica el hijo del artista. No sería hasta 1987 cuando las posturas entre la familia de Pascual y 'El Mestre' se acercarían, accediendo este último ante notario a reconocer a Gustavo como legítimo autor de la pieza.
Tras esta declaración jurada se da inicio a un largo litigio, toda vez que los herederos, no sin estupor, se percatan de que a la obra le habían salido otros dos 'padres'. La inesperada paternidad respondía a las dos personas a quien Pérez Vilaplana había encomendado la tarea poner letra y arreglar la pieza para darle más difusión.
Todo este entuerto no quedaría zanjado hasta 2004, cuando se reconoce a los herederos de Gustavo Pascual el control total de la pieza. «En la familia hemos luchado mucho para que el nombre de mi padre no se diluyera. Del autor de 'Paquito el chocolatero' se ha dicho de todo. Desde que era nacido en la Vila Joiosa -por la tradición chocolatera del municipio-, hasta que era un torero de Bocairent», explica Pascual hijo.
Respecto al origen del nombre, este se ha de buscar en Francisco Pérez Molina, cuñado del compositor y apodado 'El chocolatero' debido a su arraigo familiar a tan dulce oficio. Al parecer, el joven Gustavo dio a elegir a su cuñado una de las tres partituras en las que estaba trabajando allá por 1937, prometiendo que le sería dedicada aquella que fuera más de su agrado.
En la lucha por reivindicar la memoria de su padre, Gustavo hijo recuerda como un hito la celebración del 50 aniversario de la composición de la pieza, celebrado en Cocentaina, y en la que se volcó todo el pueblo y la propia Unión Nacional de Entidades Festeras de Moros y Cristianos (UNDEF). Desde ese momento, se han sucedido los reconocimientos al padre del pasodoble más universal, así como de otras emblemáticas piezas tales como 'El bequetero'.
En su localidad natal hay dos enclaves donde el nombre de Gustavo Pascual está inmortalizado: por una parte, el parque municipal bautizado con el nombre de la obra; y por la otra, el Casal Fester donde se guarda la partitura original de la obra.
Los familiares proponen que esta testimonial presencia en el museo pueda crecer hasta constituir una sala propia, ya que se conservan numerosos efectos personales que podrían engrosar la colección: desde sus instrumentos hasta el resto de partituras originales, muchas de las cuales se custodian en Valencia. «Dependerá de la voluntad de los políticos hacer realidad este proyecto», apunta Gustavo hijo, quien también confía en la promesa hecha por Carlos Mazón en plena campaña de las autonómicas, cuando visitó la capital del Comtat y se comprometió a que el compositor contestano fuera reconocido a título póstumo con la Alta Distinción de la Generalitat Valenciana.
Lo que no dependerá del cuestionable compromiso de un político -y sí del buen hacer artístico-, será la puesta en escena de una obra teatral basada en la vida del padre de 'Paquito el Chocolatero', que se estrenará en Cocentaina el próximo 28 de octubre de la mano del dramaturgo Xavier Lauder.
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