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Nadie nace sabiendo. Todos y cada uno de los mortales cometen errores a lo largo de su vida. El mérito viene a la hora de asumir el fallo y reconocer la ayuda que otros han brindado, algo que bien hizo el pasado sábado el alcalde de Alicante, Luis Barcala.
Y es que esta cotorra, además de viajar por la ciudad también lo hace en el tiempo, hasta tal punto que metió el pico en el año 2001, cuando Barcala asumió la presidencia de la barraca Los Chuanos. Un hecho que el primer edil recordó durante la cena de hermandad de las barracas de Alicante.
Con el pico y la oreja bien puestos, esta cotorra -junto a dos centenares de barraquers- descubrió un episodio ejemplar del pasado de Barcala. Lo primero fue que su mandato en Los Chuanos «no sentó nada bien» entre los más veteranos, ya que el primer edil fue el primero de «los jóvenes» que decidió tomar el relevo.
Por ello, según bromeó durante su intervención, estos «me pusieron a prueba y me hicieron la vida imposible», hasta el punto de que a días de plantar y con los plazos cerrados, en vez de ayudarle a gestionar los trámites, solo le reprochaban «no has hecho este contrato (el de la portalada) o ayer se acabó el plazo para dar de alta la luz».
Ante todos los imprevistos surgió una persona que tendió la mano a Barcala para solventar los contratiempos. «Me salvó José Luis Torres», a quien calificó de «mi ángel de la guarda», ya que gracias a su ayuda «pudimos plantar y tener portada».
Ante esta confesión ante los barraquers, Barcala devolvió el micrófono no sin antes remarcar la importancia de esta figura en el mundo de las Hogueras. En definitiva, como bien reza un dicho popular «errar es humano, perdonar es divino y rectificar es de sabios». Y aún más, reconocer y asumir el fallo.
Ya viene siendo habitual que los ediles del Partido Popular de Alicante empleen canciones en cada una de sus intervenciones. Arrancó el exconcejal de Fiestas con 'Mil campanas' de Alaska y Dinarama en uno de los plenos, igual que ocurrió con Julia Llopis y un homenaje a Shakira.
El último de los dirigentes populares en hacer esto ha sido el alcalde Luis Barcala, quien durante la cena de hermandad de las barracas, no dudó en agradecer el premio otorgado a la Concejalía de Fiestas como reconocimiento a su trabajo.
Tras subir el equipo técnico, junto a la nueva concejala del área, la vicealcaldesa Mari Carmen Sánchez -este fue su primera puesta de largo como dirigente de las Fiestas alicantinas-, a recoger el premio, Barcala dedicó unas palabras en su discurso.
A ellas se refirió como «un equipo incansable» que durante las Hogueras de 2022 «seguían de madrugada en la Casa de la Festa para que salieran todos los papeles a tiempo». En cuanto a las horas, Barcala explicó que «era la una y dieron las dos y las tres, como diría Sabina».
Un trabajo que «no se sabe y no se ve» porque el equipo técnico «está al pie del cañón para que saliera todo». A estas palabras se sumaron también otras para Jiménez y Sánchez.
En el caso del exconcejal de Fiestas, el alcalde manifestó su «agradecimiento por la ayuda para hacer fiesta en los peores momentos». Así, añadió que en el tiempo de pandemia Jiménez la «sostuvo para ahora disfrutarla».
En cuanto a la vicealcaldesa, que reconoció en privado que se enteró de su nuevo cargo el mismo viernes por la mañana, el primer edil le hizo saber que «espero que nunca olvides añadir a tu largo currículum festero que tu primer acto como concejala de Fiestas fue este acto de barracas».
Entre las miles de personas que se manifestaban el Día del Trabajador el pasado 1 de mayo, resaltaba una ilustre figura. Conocida a nivel nacional, pero escurridiza. Apareció de la nada y se unió como uno más. Vestido con una pantalón y una chaqueta vaquera, el dirigente indepentista, Gabriel Rufián, se dejó ver al final de la marcha, en la Rambla.
Una vez que se mezcló con las masas, fue el claro protagonista. La gente se agolpaba extrañada al ver un político tan conocido y que tantas frases y momentos ha dejado en el Congreso. Los flashes y las cámaras dejaron de lado las pancartas, los cánticos y los manifestantes y apuntaron al político, que no parecía estar incómodo.
El portavoz de ERC se encontraba en la Terreta para participar en un acto de la confluencia UP-EU. Para sumarse a la corriente de los últimos tiempos en Alicante, posó con una bufanda que pedía la marcha del dirigente del Hércules, Enrique Ortiz.
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