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Ángel G. Jiménez
Alicante
Lunes, 23 de septiembre 2024, 15:05
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Es noche cerrada en Alicante cuando, en plena madrugada, Remedios Tarí, Micaela y Juani deciden tomar un taxi poco antes de las tres de la mañana. Su objetivo: ganar un sitio entre las primeras personas para obtener el bono comercio en el Centro Educativo de Recursos de Consumo de Alicante (CERCA), ubicado en la plaza del Mercado Central.
«Parecíamos 'Las chicas de oro'», explica entre risas Remedios, quien junto a sus inseparables amigas, se ha embarcado en esta particular aventura. Con el aire frío de la madrugada y las luces de la ciudad apenas desperezándose, las tres mujeres llegaron al lugar y encontraron ya una pequeña fila de madrugadores en el CERCA. Para Remedios, madrugar «era una decisión altamente estratégica», ya que no quería repetir la experiencia del año pasado, cuando tuvo que hacer más cola y encima «una persona intentó colarse». Por ello tenía claro que esta vez iba a llegar más que temprano para asegurarse uno de los primeros números.
Remedios y sus amigas se acomodaron en las escaleras de la plaza del Mercado Central, mientras otros más preparados llevaron sillas de playa y pequeñas neveras con comida para hacer más llevadera la espera. La expectación por el bono era alta: los vecinos de Alicante podían adquirir un máximo de 400 euros en vales tras una inversión de 200, con el objetivo de gastar en comercios locales. Esta ayuda, promovida por el Ayuntamiento, supone un respiro para muchas familias, sobre todo en estos tiempos de aumento del coste de la vida.
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«La luz está por las nubes, así que lo primero que voy a hacer es arreglar mi aire acondicionado», dice Remedios. Para ella, esta ayuda es clave para evitar gastos mayores, como en su caso, donde el calor en su vivienda alcanza cotas insoportables, según expone.
La mañana avanzaba, y la fila crecía. A las 8:30 finalmente fueron atendidas, aunque no sin algunos problemas técnicos. «No sé si el ordenador estaba de vacaciones o qué, pero vaya, se hizo eterno», bromea Remedios. Los fallos del sistema informático causaron retrasos, por lo que los asistentes del CERCA pidieron disculpas varias veces, conscientes de la impaciencia de quienes llevaban allí desde primeras horas.
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Remedios, vecina de la Florida, recuerda que el año pasado llegó a las 7:30 y estuvo a punto de quedarse sin número. «Este año llegué mucho antes, no quería arriesgarme otra vez». Por suerte, en esta ocasión no hubo problemas con personas que intentaran colarse, aunque una señora mayor, algo despistada, no recordaba su lugar en la fila. Una joven, con amabilidad, la ayudó a volver a su sitio, mostrando la camaradería que a veces surge en estas largas colas.
Una vez con el bono en mano, las amigas no pudieron celebrarlo con el esperado desayuno, ya que cada una tenía que regresar a sus quehaceres. Sin embargo, prometieron reunirse pronto para compartir otro momentos juntas, rememorando la odisea de ese día.
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«Lo importante es que conseguimos el bono», afirma Remedios con una sonrisa. Para ella, el esfuerzo de madrugar y esperar ha sido recompensado, y no duda en que, si es necesario, el año que viene volverá a ser de las primeras en la fila, lista para otra aventura como las verdaderas 'chicas de oro'.
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