En brazos de sus padres, descalzos o por vez primera: los alicantinos peregrinan a Santa Faz
La ciudad entera se echa a caminar hasta el Monasterio para mostrar su devoción a la reliquia
La devoción por la Santa Faz en Alicante supera cualquier barrera. Son cientos de miles los alicantinos que cada año se acercan al monasterio, algunos como excusa para pasar un día en el campo con amigos, otros será la primera vez que recorran este camino, algunos vienen de fuera solo por este día o salen de otros municipios de la comarca de L'Alacantí.
Para Sofía, de apenas seis meses, esta es su primera Peregrina. La ha hecho en brazos de su madre y de su padre, ayudados por el carrito y acompañada de su hermano Carlos, de tres años. Irene cuenta que ella lleva caminando cada segundo jueves de Pascua hasta el Monasterio desde que es pequeña y que su otro hijo, Carlos, pudo hacer la Romería por primera vez el año pasado bajo la lluvia, ya que nació justo antes de la pandemia.
También ha sido la primera Santa Faz para Mar. Esta joven alicantina de apenas diez meses se está portando «como una campeona» dice su madre que la lleva en brazos. Ellas han salido de casa a primera hora para conocer la tradición sin tanta gente.
Es imposible separar la Romería de la Santa Faz de su origen religioso. Si en 1489 el pueblo de Alicante pidió agua para acabar con la sequía y dar de beber a la maltrecha huerta, hoy los alicantinos cumplen sus promesas caminando los 7 kilómetros descalzos.
Como Loli Cárceles, que lleva siete años haciendo el trayecto sin zapatos por una promesa, que nos dice que «no se cuenta porque sino no se cumple». «En mi familia tenemos mucha tradición, venimos todos, hay de todas las generaciones y nos juntamos más de 18 personas a comer». Ella y su hermana han esperado la cola de hasta tres horas para poder entrar al templo, luego se juntarán con el resto para comer en los alrededores de la pedanía. «Para nosotros es muy especial, tanto como una Navidad».
También camina descalzo Steven Zapata. Es la primera vez que hará el recorrido de esta manera para cumplir con la promesa que le hizo a la Santa Faz a la que pidió salud para sus padres e hijos. Él le pidió a la Santa Faz por la salud de sus padres y sus hijos y hoy cumple esa promesa.
Y es que la Santa Faz cruza fronteras y culturas y atrae a muchas personas, no solo a los alicantinos. De hecho, es habitual ver a otras personas de toda la provincia que se unen cada año en esta caminata, e incluso varios caminos que van desde localidades como Sant Joan, Sant Vicent o Mutxamel.
«Cada uno tiene su religión, pero Dios solo hay uno y por eso venimos a hacer la Romería», explica Sveltana, ella y su hija Oxaca han madrugado para coger las cañas y ser de las primeras en entrar en la concatedral de San Nicolás, aunque son ortodoxas ven también ven su fe reflejada en el culto a la Santa Faz.
También es el caso de Jesús y Eliseo que, aunque son originariamente de Ibi, desde que se mudaron a Alicante hacen la Romería cada año. Ellos vuelven cuando todo el mundo va, porque suelen salir a las 6.00 para evitar aglomeraciones y poder caminar tranquilamente con su perro Duque.
Por cada peregrino hay una historia llena de recuerdos, de recorrer el camino junto a los padres y los abuelos, de las razones por las que cada alicantino se acerca al monasterio, de compartir el trayecto con amigos y la comida de después. Cientos de miles de historias que hablan de la devoción de los alicantinos por sus tradiciones y en especial por la Santa Faz.