A juicio por disparar con un AK-47 a los policías que lo buscaban por el crimen de su novia en Elche
La Fiscalía solicita más de 25 años de cárcel al procesado, que se atrincheró con rehenes en un local en el que se ejercía la prostitución
Este viernes, 10 de febrero, se juzga uno de los episodios más violentos e inverosímiles que se han vivido en los últimos años en la provincia de Alicante. Una historia sanguinaria en la que el protagonista fue un joven de 21 años, y en la que hubo un crimen machista y un tiroteo con la Policía, con rehenes y armas de guerra de por medio, en un local en el que se ejercía la prostitución en Elche.
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Todo comenzó el día de Navidad de 2021. Una joven de 25 años fue asesinada con un disparo en la cabeza en el barrio ilicitano de los Palmerales. La víctima dejaba huérfanos a un niño de diez años y una niña de tres. La Policía sospechó de un crimen machista y comenzó la búsqueda de su pareja sentimental, un joven que contaba con antecedentes por delitos comunes.
Tras cinco días de batida, la madrugada del 30 de diciembre la Policía recibió una llamada que alertaba de la presencia del principal sospechoso. Se había personado en un burdel regentado por su exsuegra en la calle Ausias March. El acusado buscaba a su excompañera sentimiental y a la hija menor -de 18 meses- que tenían en común.
Tanto la mujer como las trabajadoras del local eran conocedoras de que estaba en busca y captura por matar a su pareja de entonces, por lo que le negaron la entrada y alertaron a la Policía. Tras dar aviso, se refugiaron en un bajo contiguo donde residían habitualmente.
Rehenes y armas de guerra
El acusado forzó la puerta y la cerradura y logró acceder al interior de la casa. El presunto asesino cogió como rehenes a las tres compañeras de piso de la exnovia y a un hombre, a quienes los agentes lograron evacuar por una casa contigua, sin que hubiese que lamentar heridos.
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Según relata el Ministerio Público, una vez dentro el joven se atrincheró y disparó presuntamente en varias ocasiones con una pistola 9 milímetros parabellum y un AK-47 -un fusil de asalto soviético- contra los agentes que se habían desplazado al local para proceder a su detención. Ante esta situación, las autoridades activaron el protocolo de incidente crítico, que incluía el despliegue de las unidades del Grupo Especial de Operaciones (GEO).
Alrededor de las 5 de la madrugada, después de varias detonaciones y tras negociar con los agentes, el sospechoso se entregó. El Ministerio Público reclama por estos hechos penas que suman 25 años y seis meses de prisión para el acusado, por un delito de allanamiento, dos delitos de homicidio en grado de tentativa y un delito de tenencia ilícita de armas y depósito de armas de guerra.
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Este juicio se circunscribe a lo ocurrido a la jornada del arresto, debido a que la vista oral por el crimen machista todavía está pendiente y se celebrará en una fecha futura bajo el procedimiento del jurado en la misma sede de Elche de la Audiencia Provincial.
El misterio del Kalashnikov
Además del juicio, queda por resolver el misterio del arma. La Policía no se explica cómo un joven de 21 años, que hasta entonces solo tenía antecedentes por delitos comunes, pudo acabar enfrentándose a los agentes con un AK-47, también conocido como Kalashnikov, un fusil de asalto soviético.
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La Policía Nacional convocó una rueda de prensa tras la detención donde explicó que la notable potencia y el contundente sonido del arma de guerra «sorprendió a los agentes». También detallaron que comenzaba una investigación para conocer la procedencia de estas armas y de la munición, que son difíciles de conseguir hasta en el mercado ilegal.
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