Borrar
Michael J. Fox, en un fotograma del documental.
La mejor interpretación de Michael J. Fox

La mejor interpretación de Michael J. Fox

Apple TV+ estrena un estupendo documental sobre el actor de 'Regreso al futuro', diagnosticado con párkinson antes de cumplir los treinta años

Iker Cortés

Madrid

Sábado, 20 de mayo 2023, 00:15

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Fue en Florida, en 1990. Un sol abrasador se filtraba entre las cortinas del hotel en el que se hospedaba Michael J. Fox (Edmonton, 61 años), en aquellos momentos una de las grandes estrellas de Hollywood. El actor acababa de despertarse con una importante resaca. El día antes había estado cerrando el bar con Woody Harrelson, pero no recordaba si la juerga había acabado en discusión, como otras tantas veces, o no. Cuando levantó la mano hasta su nariz para protegerse de la brillante luz, vio cómo una molesta polilla no dejaba de agitarse frente a su rostro. Intentó apartarla y entonces se dio cuenta de que era su meñique el que había perdido el control. Fue el primer síntoma del párkinson, la enfermedad que cambió su vida para siempre.

Así empieza 'La vida de Michael J. Fox', el estupendo documental que acaba de estrenar Apple TV+ y que repasa la trayectoria de quien fuera uno de los jóvenes prodigio en la meca del cine en la década de los ochenta. Davis Guggenheim dirige este largometraje, vertebrado en torno a varias horas de entrevista con el actor de 'Regreso al futuro' que, en primerísimo plano, muestra las dificultades de su día a día –usar el móvil, cepillarse los dientes o caminar son toda una odisea– al tiempo que desgrana su vida, apoyado por un eficaz montaje que mezcla hábilmente secuencias de sus películas con exquisitas recreaciones para contar su periplo vital y laboral.

Nacido en 1961, Michael J. Fox nunca destacó por dotes estudiantiles. Aquel «retaco escurridizo», como él mismo dice, acabó en el grupo de teatro del instituto para «refugiarse» de los grandullones que le querían pegar y «estar con las chicas». «Era un elfito adorable», apostilla. Hijo de un oficial de policía, miembro de las Fuerzas Canadienses, y de una actriz y contable, las malas notas y la falta de disciplina del joven Fox –llegó a estrellar varios coches debido a las borracheras que se pillaba– estaban empezando a hacer mella en casa, pero un papel en la serie 'Leo and Me' lo cambió todo. Buscaban a un chaval de doce años y el tenía quince, pero aquellos ojos azules, su corta estatura y su cara algo aniñada daban el pego.

Cuando cumplió los 18 lo tuvo tan claro que se mudó a Los Ángeles. Pasaba los días en un cuchitril de veinte metros cuadrados en la zona pobre de Beverly Hills, zampando hamburguesas y lavando los platos con champú. Hacía un papel aquí, otro allá, cientos de audiciones -cuenta que en la de 'Gente corriente', Robert Redford se pasó toda la prueba limpiándose los dientes con hilo dental- pero no tenía un duro y acababa robando para poder llevarse algo a la boca.

El actor en un fotograma del documental, en una imagen junto a su esposa, y en el late night de Jay Leno, en los noventa.
Imagen principal - El actor en un fotograma del documental, en una imagen junto a su esposa, y en el late night de Jay Leno, en los noventa.
Imagen secundaria 1 - El actor en un fotograma del documental, en una imagen junto a su esposa, y en el late night de Jay Leno, en los noventa.
Imagen secundaria 2 - El actor en un fotograma del documental, en una imagen junto a su esposa, y en el late night de Jay Leno, en los noventa.

En la primavera de 1982 Fox ya estaba dispuesto a renunciar a su sueño, pero lo intentó por última vez. Paramount preparaba una sitcom de la mano de Gary David Goldberg llamada 'Enredos de familia' y buscaban a alguien que diera vida a Alex P. Keaton. Cuando Fox leyó sus frases, el equipo cayó rendido a sus pies. No podían parar de reír. «No hay alcohol, droga o mujer que pueda equipararse a ese momento», dice. Su carisma y su talento innato para la comedia lo convirtieron en la estrella del show, pese a que en un principio la serie iba a tratar sobre los padres de la familia. Y de rebote encontró a la mujer con la que sigue felizmente casado y con la que ha tenido cuatro hijos, Tracy Pollan.

Luego llegaría la trilogía que marcaría su vida, 'Regreso al futuro'. Estrenada en el verano de 1985, a la película llegó de rebote y después de que Eric Stolz rodara algunas secuencias, a pesar de que había estado en el punto de mira de la producción desde el principio. El titánico esfuerzo –compaginaba el rodaje de 'Enredos de familia' con el de la película, llegando a hacer jornadas de veinte horas– mereció la pena. De la noche a la mañana, Fox era una estrella que disfrutaba del cliché, con sus lujosos deportivos y su vida a todo trapo. «Fueron tres meses y medio que me absorbieron por completo. No sabía en qué set estaba ni qué personaje hacía», explica quien, con el peso de la fama, reconece que en algún momento se comportó «de forma atroz» con sus compañeros de 'Enredos de familia' -las caras de Justine Bateman, que encarnaba a su hermana en la ficción, dan fe-.

«Sobreactuaba menos»

Todo se tambaleó en 1991, cuando le diagnosticaron párkinson. Decidido a seguir trabajando hasta que el cuerpo aguantara, Fox solo lo compartió con su familia. Entre los síntomas, además de los temblores, estaban la disminución del parpadeo y la rigidez en la expresión. «Decían que sobreactuaba menos –rememora Fox–, pero no era que actuara mejor, era que la enfermedad progresaba».

Aprendió a dosificar las pastillas con las que detenía los temblores para que actuaran justo cuando el director gritaba ¡acción! o cuando debía salir al plató de un programa de televisión. Como los movimientos involuntarios comenzaban cuando los miembros afectados estaban descansados, mantenía sus manos ocupadas constantemente con bolis, pelotas, teléfonos, relojes... «Me dolía el cuerpo porque lo retorcía en posturas incómodas para ocultar los temblores», dice. Estaba haciendo la mejor actuación de su vida y el público ni siquiera era consciente de ello. Una selección de secuencias de películas como 'Conserje a su medida' (1993), 'Los codiciosos' (1994), 'Agárrame esos fantasmas' (1996) o 'Mars Attacks!' (1996) muestra los avances de esta enfermedad degenerativa e incurable. «Lo peor era la limitación, sentirme confinado y no tener escapatoria», describe Fox mientras el documental pasa secuencias las películas del actor en las que aparece corriendo como un galgo.

En 1998, después de llevar dos años en la exitosa 'Spin City: loca alcaldía' y tras haber salido de las garras del alcohol, el actor desveló su enfermedad. Aquello, lejos de terminar con su carrera, volvió a darle alas. Por fin podía ser él mismo. Dos años después, Fox ponía en marcha una fundación para luchar contra el párkinson que hasta el momento ha recaudado más de 1.840 millones de euros.

«Soy un cabronazo duro de pelar, soy una cucaracha y me ha pasado de todo. Soy imposible de matar», se confiesa ante la cámara en un documental duro, pero que demuestra que Fox sigue siendo un tipo muy divertido. Para muestra un botón: en uno de los paseos que realiza por la calle junto a su preparador, una mujer lo reconoce y lo llama. Para cuando Fox se da la vuelta, cae al suelo. «Igualmente, me has obnubilado», le dice pícaro mientras se levanta. Quien tuvo, retuvo.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios