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Un fotograma de 'Anatema'. J. Álvarez
«Es imposible hacer una película en tan poco tiempo, pero la hacemos»

«Es imposible hacer una película en tan poco tiempo, pero la hacemos»

Leonor Watling y Pablo Derqui protagonizan 'Anatema', el debut en el largometraje de la guionista y columnista Jimina Sabadú

Iker Cortés

Madrid

Viernes, 8 de noviembre 2024

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En cinco semanas y con una sola cámara. Así rodó la guionista, columnista y directora Jimina Sabadú (Madrid, 43 años) 'Anatema', su primer largometraje, una cinta que se enmarca dentro de 'The Fear Collection', la serie de películas de terror que Álex de la Iglesia y Carolina Bang, a través de su productora Pokeepsie Films, desarrollan para Sony Pictures y Prime Video.

El filme, que llegó este viernes a las salas de cine, sigue los pasos de Juana, una historiadora del arte y monja a la que da vida Leonor Watling. Tras una vida dura, Juana pasa ahora una existencia feliz en un convento donde hace labores de restauración. Sin embargo, de manos del padre Ángel (Pablo Derqui), recibe un extraño encargo del arzobispado de Madrid que le devuelve al pasado: introducirse en las tripas de una iglesia que ella conoce bien para recuperar un objeto. Pronto descubrirá que el lugar está construido sobre un entramado de pasadizos de origen desconocido y que puede ser la puerta a otro mundo.

Cuenta Sabadú que la «casualidad» fue la gran aliada a la hora de entrar en el proyecto. Carolina Bang la contactó para que formara parte de la serie de terror y ella aportó un guion que en ese momento tenía entre manos junto a Mauro Brussolo, actor en la película. Pero 'Los ojos negros', que así es como se iba a llamar el largometraje, no encajaba en la colección porque la 'Venus' de Jaume Balagueró, estrenada en 2022, también tocaba el tema de las brujas. Fue en ese momento cuando le enseñaron un guion de Elio Quiroga que tenía ya diez años y la idea le gustó. «Elio aceptó que lo dirigiera yo y empezó un proceso de reescritura entre ambos bastante largo que dio lugar a treinta versiones del texto», explica.

Uno de los muchos cambios que experimentó el guion tuvo que ver con la edad de su protagonista. Al principio, Juana tenía treinta años. «Me parecía muy joven porque pasan entre siete y nueve años hasta hacer los votos y además ella tenía que haber estado casada antes, así que tenía que tener una edad», cuenta. Y fue en ese punto cuando pensaron en Leonor Watling. «Actrices de la edad de Leonor que no se hayan tocado la cara hay muy pocas. A mí me parece perfecto que te toques la cara, pero las monjas lo son antes, durante e incluso si se salen y una monja nunca se toca nada de la cara», resume Sabadú, quien bromea con que durante semanas estuvo pensando en que el papel lo hiciera Mari Cielo Pajares.

Debe de ser todo un orgullo continuar una colección que inició el propio Álex de la Iglesia con 'Veneciafrenia' (2021) y que continuó Balaguero, pero cabe preguntar a Sabadú si al seguir su estela no pesa la responsabilidad. «Yo siempre pienso que me van a dar de hostias», explica. «Hemos tenido mucho menos presupuesto y menos promoción que ellos, pero siempre me lo he planteado como 'Voy a hacer la mejor película que pueda con lo que tengo' y ya está. Cuando no tienes nada que perder, ¿qué más te da?», asume.

Trump y la extrema derecha

Que no ha sido un rodaje fácil ya lo admiten los propios actores. «Era muy difícil. Es un proyecto de terror, con un presupuesto justo y con muy poco tiempo», se lamenta Watling. «Es un problema gordo en este país, porque hacemos encaje de bolillos y es imposible hacer una película con tan poco tiempo», coincide a su lado Derqui. «Pero es que nos sale bien y, claro, a costa de nuestra salud», comenta la actriz.

Curiosamente, en este último año son varias las películas de terror ambientadas en el mundo religioso, con títulos como 'La primera profecía' o 'Immaculate'. «Yo creo que es como el mundo de la moda. Va por épocas. Hay como algo que flota en el ambiente donde todo el mundo, sin darse cuenta, se pone de acuerdo. De hecho, si tardamos un poco más, se nos pasa de moda el tema de las monjas», asegura Sabadú.

Lo cierto es que la religión siempre ha sido un buen escenario para el terror. «Estamos en un mundo en apariencia muy racional, aunque haya gente que se bebe su propia orina por nosequé puñetas, que hablar de algo tan irracional como que ese vino y ese pan son sangre y carne y que no solo lo son metafóricamente sino que de verdad son sangre y carne, que son la efusión del Espíritu Santo... Eso es muy fuerte y representa todo lo irracional», señala Sabadú. Además, la directora de 'Anatema' considera que el principal enemigo de la iglesia católica ha sido la propia iglesia católica: «Han hecho todo lo posible para que la gente se salga y les odie. La iglesia ha sobrevivido al comunismo, pero un alumno de una escuela religiosa no sobrevive a esa escuela religiosa y eso deberían hacérselo ver».

Por su parte, Watling achaca la ambientación del cine de terror en los mundos religiosos a que «la sociedad no habla nunca de la muerte» y a que las religiones «son las únicas que están cerca de ella, porque es donde vas cuando se muere alguien, donde encuentras refugio». De hecho una de las ideas más poderosas de la cinta es que sin miedo, no es necesaria la fe o las creencias. ¿Lo ven ellos así? «Así lo ve Trump y la extrema derecha. Es una manera de ver el mundo, yo tengo otra», responde la actriz.

-Jimina, es su primera película. ¿Qué debilidades y qué fortalezas se ha visto?

-Yo siempre me había considerado una persona muy frágil y ahora me considero una especie de 'terminator'. O sea, anoche conseguí llorar después de tres años. Me eché a llorar y luego me dije: «No llores, joder». En cuanto a debilidades... Los gritos nunca me han gustado, me desconcentran muchísimo, me colapso si me gritan y no pienso. Y el ayudante de dirección era un tío que no paraba de gritar, en plan que alguien le inyecte tila. Hubo un momento en que me hice una bola en una escena y la gente no hacía más que gritar, mientras yo estaba totalmente disociada. Así que he visto que los gritos me afectan mucho más de lo que yo me creo, pero que luego también tengo más fuerza de la que yo me supongo. En vez de hacer una bola, luego ya fue algo así como «si queréis una persona loca, la vais a tener».

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