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El mercado de invierno ha vuelto a dejar de manifiesto que ni el propio dueño del Elche, Cristian Bragarnik, tiene demasiada fe en poder conseguir la permanencia en la segunda vuelta. El empresario argentino no ha apostado fuerte en enero para cambiarle la cara a un equipo deprimido y los cuatro refuerzos que han llegado seguramente sumen, pero no están llamados a marcar diferencias.
El último en aterrizar ha sido el atacante congoleño Randy Nteka, que lo hace en calidad de cedido por el Rayo Vallecano tras no haber tenido apenas minutos con Andoni Iraola. Por contra, el mediapunta Domingos Quina ha abandona para siempre el Martínez Valero y se ha marchado al Rotherham de la Championship inglesa.
Al margen de Nteka, el Elche se ha reforzado este mes de enero con el polivalente zaguero Carmona (cedido por el Sevilla), el central Licha Magallán (Ajax) y el lateral izquierdo Lautaro Blanco (Rosario Central).
En la noche del 31 de enero quedó en el tintero una operación porque no llegaron a tiempo los documentos: el trueque entre Málaga y Elche con N'Diaye y Tete Morente como protagonistas. Los clubes estaba de acuerdo y los futbolistas también, pero el administrador concursal del club andaluz no llegó a tiempo de autorizar el cambio de cromos.
El Elche se encuentra al borde del precipicio porque la llegada de Pablo Machín tampoco ha servido para revertir la dinámica de resultados. El cuadro franjiverde se encuentra más lejos que nunca de la permanencia, a 14 puntos, y este sábado (16:15 horas) recibe a un Villarreal que llegará herido tras verse sorprendido por el Rayo Vallecano (0-1).
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