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De su trágica boda con Alfonso XIII y el fatídico atentado del anarquista Mateo Morral, a su exilio, una gran muestra recorre la intensa vida​de Victoria Eugenia de Battenberg

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De su trágica boda con Alfonso XIII y el fatídico atentado del anarquista Mateo Morral, a su exilio, una gran muestra recorre la intensa vida​de Victoria Eugenia de Battenberg Virginia Carrasco

Ena, la reina 'british' que modernizó la corona española

De su boda con atentado al exilio, una gran muestra recorre la azarosa vida de Victoria Eugenia de Battenberg

Lunes, 1 de diciembre 2025

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De un modesto lugar en los pliegues de la historia a ser reconocida como una estrella: la gran modernizadora de la corona española. Este es el último viaje de Victoria Eugenia de Battenberg (1887-1969), esposa de Alfonso XIII, madre de Juan de Borbón, abuela de Juan Carlos I y bisabuela de Felipe VI. La Galería de las Colecciones Reales le dedica una espectacular exposición que coincide con el estreno de la serie Ena -así la llamaban los suyos- en TVE. Fue la última reina que habitó el Palacio Real de Madrid del que salió en 1931 con la llegada de la II República para no volver jamás.

La muestra repasa al complejo y extenso perfil de esta mujer comprometida y adelantada a su tiempo, de su infancia entre los Windsor al atentado que sufrió el día de su boda, que pudo costarle la vida, hasta su exilio, del que solo regresaría para el ser la madrina en el bautizo de su bisnieto Felipe VI, que ha prologado el catálogo e inaugura este martes la exposición junto a la reina Letizia. Se centra en su labor transformadora en la corte, su papel oficial, su impulso a las causas benéficas y su intensa actividad pública.

Reúne 350 piezas -casi 200 restauradas para la ocasión- repartidas en ocho salas y se podrá ver hasta el próximo 5 de abril. Recorre una vida intensa con más sinsabores que alegrías, destacando su papel modernizador de la corona y sus muchos compromisos sociales. Pero elude asuntos como su distanciamiento de Alfonso XIII, con quien se casó «muy enamorada» y las muchas infidelidades del monarca.

«Su legado más auténtico es el contenido social del que dotó al papel de la reina consorte», destaca Reyes Utrera, comisaría de la muestra junto a Arantxa Domingo. Destacan como redefinió el papel de la soberana, «creando un espacio propio para la filantropía, la salud, el bienestar o la educación de las mujeres y los niños».

Documento del enlace entre Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battenberg el 31 de mayo de 1906

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Documento del enlace entre Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battenberg el 31 de mayo de 1906 Virginia Carrasco

Madre de siete hijos de los que perdió tres, políglota y filántropa, fue una denodada luchadora contra la tuberculosis, enfermedad que hacía estragos en su época, e impulsó la Cruz Roja. Lectora incansable, deportista -practicante del tenis, el golf, el patinaje, el ciclismo y el críquet-, estaba convencida de la importancia de la actividad física en una formación integral, aunque, paradójicamente, era fumadora.

La diadema de lis

Hay muchas piezas estelares en la muestra, pero destaca la diadema de las flores de lis, suntuoso regalo de Alfonso XIII para su boda, una portentosa creación del joyero Ansorena. Se adorna con tres flores de lis realizadas con diamantes engastados en platino en la parte central y ambos lados. El resto se forma con motivos de estilo Luis XIV cuajados de brillantes y diamantes rosas. Se expone junto a una galería de retratos, con bustos de Benlliure, pinturas de Philip Alexius László de Lombos, Sorolla y otros grandes artistas de la época.

Se exhiben también las postales que envió a Alfonso XII, regalos de boda, ajuar y porcelana para tomar el té de las cinco -costumbre que introdujo en la corte española-, libros, enseres como un máquina de escribir de oro y plata, un gramófono, su manto ceremonial de terciopelo y armiño que perteneció a Isabel II y con el que Ena abría cada año las Cortes, y un soberbio busto de la pareja real con Alfonso XIII modelado en bronce y Ena esculpida en níveo mármol por Mariano Benlliure.

No está en la muestra el coche de la Corona Real, la carroza del atentado que sufrió la pareja el día de su boda, el 31 de mayo de 1906. Tras el enlace los reyes se dirigieron al Palacio Real de Madrid. El cortejo fue violentamente interrumpido a la altura del 88 de la calle Mayor por la bomba oculta en un ramo de flores arrojada desde un balcón por el anarquista Mateo Morral. Los reyes salieron ilesos del intento de regicidio que provocó 24 muertos y muchos heridos.

La carroza del atentado se puede visitar en la planta de los borbones de la misma galería real, libre de los muchos daños que sufrió. Sí se expone el Coche de caoba en el que la reina viajó desde el Ministerio de Marina hasta palacio Real antes de su boda en la iglesia de San Jerónimo el Real.

Entre la documentación desvelada por la investigación está la carta que el marqués de Villalobar remitió a la reina Cristina, madre de Alfonso XIII. en el que se da cuenta que la futura reina podría transmitir la hemofilia, enfermedad que solo padecen los hombres y a la que no se le pondría nombre hasta 1912.

De Balmoral al Palacio de Oriente

Nieta de la Reina Victoria, Ena fue la segunda de los cuatro hijos del príncipe Enrique de Battenberg y de la princesa Beatriz de Reino Unido e Irlanda. Nació en el castillo escocés de Balmoral el 24 de octubre de 1887. Fue bautizada con los nombres de Victoria, por su abuela materna; Eugenia, por su madrina, la emperatriz de Francia, Eugenia de Montijo; Julia, por su abuela paterna, la condesa polaca Julia Hauke. A estos nombres se agregó Ena, nombre en gaélico de Eva, por el que fue familiarmente conocida y que tenía por vulgar. «Le sorprendió que le llamaran Ena, nombre que se utilizaba en la familia y que consideraba poco regio», explican las comisarías.

Llegó a Madrid con 18 años, en enero de 1906, para casarse con Alfonso XIII meses después y abandonó el Palacio de Oriente un día después que su marido, el 15 de abril de 1931, tras la proclamación de la II República. Entre 1934 y 1939 regresó a Inglaterra y desde 1942 fijó su residencia en la Vieille Fontaine, en Lausana. No regresaría a España hasta 1968, para el bautizo de su bisnieto y futuro rey Felipe VI. Falleció en Lausana el 15 de abril de 1969. El 25 de abril de 1985 sus restos fueron trasladados al Panteón de Reyes del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.

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