Los vecinos de la escuela infantil Siete Enanitos denuncian irregularidades que el Ayuntamiento de Alicante rechaza de plano
Los propietarios sostienen que el patio de luces de un edificio no es el lugar adecuado para la labor educativa y que la construcción provisional incumple la normativa | El Gobierno municipal replica que la instalación cuenta con todas las garantías y certificaciones
El Código Técnico de la Edificación, la Ley de Propiedad Horizontal y la legislación educativa de la Comunitat Valenciana son algunas de las normativas que los vecinos de la calle Miguel Jiménez Reyes de Alicante acusan al Ayuntamiento de Alicante de incumplimiento. Estos ciudadanos consideran que la ubicación de las nuevas instalaciones provisionales de la escuela infantil Siete Enanitos en los portales 18 a 22 de esta calle está plagada de irregularidades.
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«Quién puede pensar que el mejor sitio para una escuela infantil es en un patio de luces de un edificio, por muy grande que sea este», explica el presidente de la comunidad, Pepe Planelles.
El enfado de estas familias no es nuevo. Ya expresaron su descontento en su momento, cuando se enteraron de que el patio interior de sus viviendas era la opción elegida para dar cabida a la escuela infantil. Y mucho antes cuando en ese espacio cerrado, al que solo se puede acceder por dos pasos dentro de propiedad privada, fue centro comunitario. En todas estas ocasiones han reclamado lo mismo, puesto que defienden que el hecho de que este patio no pertenezca a la comunidad de propietarios es una anomalía legal que hay que subsanar.
Pero mientras se soluciona una cuestión que lleva coleando desde los años 90 -cuando la CAM y el Ayuntamiento adscribieron este espacio como suelo municipal y no como privado -a diferencia de los otros bloques de construcciones- la situación no mejora para los vecinos. Hace apenas una semanas que el nuevo centro Siete Enanitos abrió sus puertas y el centenar de menores que hasta ahora compartían instalaciones con la otra escuela infantil del municipio se mudaron a las nuevas instalaciones.
Así, tras un verano en el que los vecinos han vivido con el ruido constante de las máquinas y herramientas de construcción, ha llegado un invierno en el que los gritos de los niños se cuelan en cada rincón de la casa, lo que les obliga a mantener las ventanas cerradas gran parte del día. «Son niños, tienen que jugar, pero no puede ser que para que ellos jueguen yo no pueda abrir las ventanas para airear, este no es el lugar», explica otra residente.
Los vecinos destacan problemas de convivencia, como que las familias tengan que acceder por su terreno privado para esperar a los niños, lo que les dificulta el día a día y les hace sentirse observados. Pero también otros más preocupantes, como por ejemplo que durante la construcción se hayan utilizado unos pilares de metal con picos que no se han protegido, por lo que son susceptibles de provocar un gran daño en caso de caída o que los enchufes estén cerca del suelo -al alcance de los niños- en un centro de estas características
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Consideran también que no se han cumplido las normativas de extracción de humos de la cocina -que insisten que tiene que ir por encima de los edificios hasta el tejado a un mínimo de 8 metros de la fachada- o que ni siquiera se han revisado bien las bocas de extinción de incendios o que las puertas de reja y de apertura hacia adentro incumplen toda la normativa en materia de prevención de catástrofes, argumentan. Una situación que desde esta comunidad de vecinos no están dispuestos a permitir y preparan el recurso judicial contra las administraciones por incumplimiento de las normas vigentes.
Un conjunto de irregularidades que consideran que les lleva a la conclusión de que ese espacio no es el adecuado para esta escuela infantil. Máxime cuando ven que desde que se desalojó allí en marzo de 2023 todavía no se ha empezado ni siquiera el derrumbe de las anteriores instalaciones para construir el nuevo centro, y que las obras de esa dotación educativa han costado más de 600.000 euros cuando están presupuestados unos 150.000 euros.
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Certificados «aprobados» y demolición «en los presupuestos de 2024»
Desde el Ayuntamiento de Alicante explican que las obras de la escuela provisional Siete Enanitos cuentan con todas las certificaciones «aprobadas por el director facultativo y el arquitecto». Afirman además que «la escuela reúne todas las garantías en cuanto a instalaciones, equipamientos y dependencias, en base a la normativa».
Es por ello por lo que consideran que los cuestionamientos sobre irregularidades o la falta de medidas de seguridad «son totalmente inciertos y no resulta de recibo intentar sembrar una alarma totalmente injustificada en la comunidad educativa».
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Respecto a la demolición de la antigua escuela, el Ayuntamiento ya ha recibido el proyecto por parte de la empresa adjudicataria y está prevista la partida correspondiente a la ejecución de la demolición en los presupuestos del año que viene.
El grupo municipal de Esquerra Unida-Podem reclama la construcción de un tercer centro. «No puede ser que la décima ciudad por población de España tan solo tenga 200 plazas de educación infantil», ha afirmado su portavoz, Manolo Copé.
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