Un cementerio decorado con luces navideñas, una tradición islandesa. Sofía García

Navidad sin vuelta a casa

Muchos alicantinos que viven lejos de la terreta pasarán las fiestas más especiales del año lejos de sus familias | Para algunos regresar a su tierra es imposible estos días

Sábado, 23 de diciembre 2023, 06:55

Llega la Navidad, las fiestas más familiares del año donde es habitual que hermanos, primos y otros parientes que viven fuera vuelvan a casa a celebrar estas fechas con los más queridos. Sin embargo, para algunos de los que viven fuera no siempre es posible la vuelta, ya sea por motivos laborales, económicos o cualquier otra razón como la dificultad de viajes largos cuando los niños son pequeños.

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Por eso hay algunos alicantinos que esta Navidad cenarán en su país de acogida, con tradiciones diferentes y comidas más o menos parecidas a las nuestras. Es el caso de Manel Rico, que trabaja en Bélgica desde el año 2006, este alicantino reconoce que en su casa siempre han sido de celebrar más la comida de Año Nuevo o incluso el día de Reyes, en cambio en el país del chocolate y los gofres solo celebran el 25 de diciembre por lo que este año lo celebrará allí con su pareja y sus suegros.

«Tiene sus ventajas, nunca me ponen problemas para cogerme la semana de vacaciones después de Navidad y en el trabajo están super contentos, tienen un pardillo que trabaja en estas fiestas», explica. Aunque reconoce que echará de menos los dulces y pasteles típicos de estas fechas hechos de boniato o de cabello de ángel que son imposibles de conseguir en Bélgica.

Rico no volverá a casa por Navidad, aunque lo hará más tarde, la semana de Reyes en la que promete acabar con todo el marisco de la mesa, «en Bélgica no hay tanta tradición y además vivimos muy lejos del mar», añade. No es la única tradición diferente «aquí es muy tradicional una especie de tronco de Navidad con una crema de mantequilla muy dulce que a mi me parece muy empalagosa, pues todo el mundo te ofrece y te la tienes que comer delante de ellos, es como una obligación social», reconoce este alicantino.

La celebración puede ser muy diferente según el lugar en el que se viva y las tradiciones cambian por países y por regiones

No es el caso de Sofia García, esta alicantina pasará las fiestas en Islandia. La isla verde que poblaron los vikingos la acoge desde hace 13 años y la vuelta a casa por Navidad no siempre es fácil, en este caso porque el viaje desde Reykjavik pueden ser más de cinco horas y con dos niños de menos de cinco años es más complicado.

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Aunque García reconoce que hay cosas que echa de menos de Alicante, por ejemplo la posibilidad de pasear por la zona de Quatretondeta y las agujas dels Frares, un espacio natural que adora y algo totalmente imposible en Islandia con una máximas de -2º estos días. También reconoce que el olor a castañas por la calle es otro de los recuerdos asociados a la Navidad que son impensables en su país de acogida.

Y es que estas fiestas en Islandia son bastante diferentes, por ejemplo la cena típica «es una especie de pescado fermentado que sabe como a queso podrido que se sirve con patatas y una especie de bechamel», explica. Aunque reconoce que la mezcla no está mala pero si se come solo es incomestible.

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Una tradición que también llama la atención es que los islandeses decoran los cementerios con luces de colores durante la Navidad. «Me parece una forma muy bonita y curiosa de recordar un poco a sus seres queridos» reconoce esta mujer. En cuanto a los regalos en Islandia quien los lleva es una familia con 13 hijos que tiene un gato negro. Cada uno de los hijos tiene sus preferencias y manías por lo que los niños tendrán que dejarles cosas para que les den los regalos, a uno por ejemplo le gustan las salchichas, a otro pegar portazos y a cambio de dejarles hacer estas «trastadas» recibirán los regalos. Eso sí a los niños que se poten mal el terrorífico gato negro se los comerá.

Casa decorada en Reykjavik. Sofía García

También es habitual que las personas decoren sus casas, ya que a penas hay decoración en las calles. Eso sí, cada uno lo hace a su gusto y a su modo «es muy divertido pasar por las calles y ver que parece más bien una versión barata de Las Vegas, a veces nos vamos a pasear con los niños para verlo», explica García.

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Sofía y Manel no volverán a casa por Navidad, pero al final estas fechas son una tradición que tiene mucho de personal. «Al final las fiestas son lo que cada uno quiera, una excusa para juntarse y reunirse, igual yo no veo a mi familia en estas fechas pero las disfrutaré con la de mi pareja. También cuando vives fuera hay una familia que se construye uno mismo», reconoce Rico. Por su parte García explica que le gusta más la Navidad en Alicante porque «uno simplemente pude pasearse por la calle para entretenerse porque la ciudad está preciosa y hay muchas actividades«, añade que lo mejor de 'volver como el turrón' es su familia, pero al final insiste en que de momento no es posible así que disfrutará de una de las más blancas navidades del mundo.

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