Repuntan las enfermedades transmitidas por mosquitos y otros vectores debido a la subida de las temperaturas
Voces expertas reivindican desde Alicante que se atienda a factores ambientales para definir las políticas sanitarias
La salud humana está condicionada por su interacción con diferentes factores, ya sean de tipo animal o medioambiental. Es una de las premisas de lo que se ha venido a bautizar como 'one health' (una salud), una estrategia de salud que tiene a considerar que nuestro bienestar está condicionado por el entorno que nos rodea.
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Como si de un efecto mariposa se tratara, cualquier alteración en el ecosistema puede repercutir directamente en la salud de las personas, algo que está quedando de manifiesto con el calentamiento global. El incremento de la temperatura del planeta está haciendo proliferar la presencia de vectores de enfermedades (como mosquitos y garrapatas) que en contextos climáticos más fríos no tendrían tanto margen de propagación.
Conclusiones como esa se exponen ya abiertamente en jornadas médicas especializadas. Una de las últimas tuvo lugar con motivo de la celebración de la II Jornada One Health del Colegio Oficial de Médicos de Alicante (COMA), los pasados 6 y 7 de noviembre. El presidente del COMA y secretario de la plataforma One health, Hermann Schwarz, alerta del potencial riesgo de la zoonosis (enfermedad infecciosa que ha pasado de un animal a humanos), y asegura que para prevenirla hay que ampliar el radio de acción de las políticas sanitarias. «Evitar que en nuestro país tengamos enfermedades como la rabia implica vacunar a los animales (especialmente perros), para que no puedan transmitirla a los humanos», indica a modo de ejemplo.
¿Una nueva pandemia?
La gripe aviar también está generando una preocupación en la comunidad médica internacional, con casos de contagios en humanos que cada vez son más habituales, y que amenazan en convertirse en una pandemia. La globalización, así como la intensa movilidad de mercancías y personas, elevan las probabilidades de que muchas de estas enfermedades se conviertan en una epidemia global, tal y como nos enseñó el covid.
«Debemos pensar en horizontal, haciendo partícipe en la toma de decisión a profesionales de diferentes disciplinas, así como incentivando a los decisores políticos para que adapten el sistema sanitario a los condicionantes ambientales», explica Schwarz.
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Uso responsable de medicamentos
Una de las numerosas formas en que el sistema sanitario puede afectar negativamente al medio ambiente está estrechamente relacionada con el uso abusivo de antibióticos y otros medicamentos. Es a través de la orina y heces, tanto humana como animal, que los restos de fármacos pueden llegar a las aguas.
Esta situación es especialmente notable en centros hospitalarios, donde el tratamiento de las aguas resulta clave para evitar filtraciones contaminantes. Sin embargo, los domicilios particulares no son una excepción, y es que cerca del 90% de las familias en nuestro país acumulan en casa medicamentos sin usar, muchos de los cuales acaban en la basura en vez de en los puntos Sigre que hay en las farmacias, y a través de los cuales se favorece su reciclaje.
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Los abusos en el consumo de antibióticos también llevan asociada una resistencia a los efectos de los mismos, por lo que los expertos recomiendan avanzar en la mejora de los test diagnósticos con tal de optimizar la indicación y prescripción de los mismos. El presidente del COMA explica que para prevenir el posible uso indiscriminado de los antibióticos son clave las campañas de vacunación, que suponen una de las principales herramientas de inmunización.
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