El polígono de Carrús luce en agosto una estampa insólita, con calles vacías y naves cerradas a la espera de la vuelta a la actividad. T.A.

La industria baja la persiana en agosto: el ejemplo de Carrús en Elche

Solo empresas de transporte, alquiler de furgonetas, concesionarios y algunas cafeterías mantienen la actividad en un paisaje inédito que contrasta con el bullicio del resto del año

Ismael Martinez

Elche

Viernes, 22 de agosto 2025, 07:24

El polígono de Carrús, motor industrial de Elche y uno de los más bulliciosos de la provincia, se convierte en agosto en un lugar irreconocible. Las calles, habitualmente tomadas por camiones y operarios, aparecen casi desiertas. Las persianas de las naves bajan una tras otra y el eco del silencio sustituye al estruendo de la maquinaria.

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Apenas unas cuantas excepciones (empresas de transporte, compañías de alquiler de furgonetas para reparto, concesionarios y alguna cafetería que resiste) rompen la quietud que impone el verano. El contraste es enorme.

Durante once meses, el polígono de Carrús late al ritmo de la producción: talleres, fábricas de calzado, almacenes, empresas logísticas… todo se mueve sin descanso. Pero agosto, en especial durante la segunda y tercera semana del mes, apaga esa música. Bajo el sol abrasador, las avenidas parecen adormiladas, como si alguien hubiese pulsado el botón de pausa.

El peso de las vacaciones

El parón no es casual. Responde a una tradición que se mantiene firme en el sector industrial: el cierre estival. Es cierto que muchas empresas han empezado a diversificar los calendarios y a repartir descansos durante el año, pero aquí agosto sigue siendo sinónimo de persianas bajadas y máquinas apagadas.

La verdad es que resulta extraño caminar por estas calles. Donde normalmente hay furgonetas entrando y saliendo sin descanso, trabajadores cruzando con prisa o cadenas de producción sonando, ahora apenas se cruza algún vehículo aislado.

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Transportes, furgonetas y concesionarios, las excepciones

El movimiento no desaparece del todo. Las empresas de transporte y logística no pueden parar: las mercancías siguen circulando aunque el resto del polígono duerma. Lo mismo ocurre con las compañías de alquiler de furgonetas industriales, que continúan activas porque otras empresas dependen de ellas para repartir y mantener a flote su actividad.

También los concesionarios de automóviles siguen abiertos, y unas pocas cafeterías se mantienen firmes, sirviendo a esa clientela reducida pero agradecida que todavía necesita un café o un menú del día. Estos locales, que en temporada fuerte atienden a decenas de trabajadores en cuestión de minutos, ahora se convierten en refugios tranquilos donde la conversación se alarga y el ritmo es otro.

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Las persianas bajadas y los aparcamientos vacíos marcan el pulso de un Carrús en pausa, muy distinto al bullicio del resto del año. T.A.

Un paisaje insólito

Carrús en agosto es casi una postal irreal. Aparcamientos vacíos, naves en silencio y calles deshabitadas crean una imagen difícil de reconocer para quien lo conoce en pleno rendimiento. Y es que el calor del verano multiplica esa sensación de abandono, mientras la vida se concentra en el centro urbano o en la costa, más ligados al turismo en estas fechas.

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Algunos vecinos y vigilantes que rondan el polígono lo resumen con sencillez: «Parece otro sitio, nada que ver con el Carrús de siempre». Ese silencio transmite calma, sí, pero también recuerda hasta qué punto la economía local depende de este corazón industrial.

El cierre generalizado de agosto habla de costumbres, pero también de identidad. Durante décadas ha servido para coordinar vacaciones, dar un respiro a las máquinas y aprovechar para tareas de mantenimiento. Sin embargo, los cambios en el consumo y la globalización empujan a algunas firmas a replantear este modelo.

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Mientras tanto, los negocios que no paran (los de movilidad, distribución o automoción) representan otra cara del polígono, más resistente a los vaivenes del calendario y cada vez más presentes en la economía diaria.

El silencio que ahora domina Carrús es solo un paréntesis. En cuestión de unos días volverán los camiones, el rugido de las fábricas y la actividad frenética que caracteriza a este espacio. Agosto deja la estampa de un Carrús adormecido, casi en inactividad, pero septiembre lo despertará con la misma fuerza de siempre.

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