Jóvenes: ¿cómo se las ingenian para dejar el hogar familiar?

«Claro que quiero irme de casa de mis padres, pero no se puede», «comparto piso porqué no hay más remedio», «comprarte una casa no es una opción incluso con estabilidad laboral» y «a la hora de independizarte te preguntas cuanto tiempo vas a estar con la soga al cuello para pagarlo». Ellos son Juan Carlos, Andrea, Domi y María. Estos cuatro jóvenes podrían ser cualquier menor de 29 años, todos trabajan y algunos lo compatibilizan con sus estudios, pero lo que tienen en común es que si por ellos fuera vivirían en otro sitio.

La vivienda se ha convertido en los últimos años en una problemática común a muchos jóvenes. En este caso, los cuatro coinciden en decir que en su domicilio habitual están bien, sea en un piso compartido, en casa de sus padres o en un estudio; pero eso no quita que aspiran a una casa en la que poder vivir por su cuenta y con total independencia.

Juan Carlos continua viviendo en el domicilio familiar y colabora todos los meses con los gastos de la casa. María vive en un edificio municipal para estudiantes en el que se paga un alquiler asequible por un estudio de 20 metros cuadrados. Domi comparte casa con dos compañeras en el centro de Alicante. Y Andrea vive en el que fue el piso de su abuela.

11,8%Tasa de emancipación en la Comunidad Valenciana

18%Tasa de desempleo de los jóvenes entre 25 y 34 años en la CV

17,5%Aumento del precio del alquiler respecto al año 2021 en Alicante

Las cifras de emancipación juvenil en la Comunidad Valenciana son desoladoras, apenas uno de cada diez menores de 29 años está emancipado, según el último informe del observatorio del Consejo de la Juventud de España (CJE).

Estos datos solo se entienden en conjunto con los del paro y los del precio de la vivienda. En el caso del desempleo, un 18% de los jóvenes de entre 25 y 34 años están en paro en la Comunidad Valenciana. Y en el del encarecimiento del alquiler, apenas un 20% de los pisos de Alicante están por debajo de los 750 euros, el considerado como precio asequible.

Domi, de 27 años, lo explica a su manera «si cobras 700 euros y 400 los gastas en vivienda y gastos como tengas un imprevisto no lo puedes asumir». Esta joven vive junto a dos compañeras de piso en una casa, y ha notado la subida del precio del alquiler, «habitaciones que el año pasado estaban por 250 euros han subido a 360, si a eso le sumas la luz y el agua no salen las cuentas».

Juan Carlos lo cuenta de otra manera «yo me quiero ir, pero es cuestión de que no tengo los medios, y sin ellos no puedo desarrollar mi propio proyecto de vida. De hecho, si no tengo para irme de casa yo, ¿cómo me voy a plantear siquiera tener hijos?».

Este joven de 26 años compatibiliza desde hace dos años un trabajo a media jornada con los estudios de Derecho; y aclara que, con su salario, independizarse supondría sacrificar todo el ahorro y pedir ayuda a sus padres ante cualquier gasto extra.

Y es que, las familias son las que muchas veces soportan el peso de la incertidumbre laboral y vital de los jóvenes. Ya sea por el retraso en la edad de emancipación, que en España está en 29,8 años, más de tres años por encima de la media europea de 26,5 años; o porque son el apoyo una vez se han ido de casa.

Para Andrea, de 28 años, la familia ha sido fundamental, ya que vive en el que fue el piso de su abuela. Sin embargo, después de vivir fuera de casa desde hace más de 5 años en distintas ciudades, esta opción tiene sus luces y sombras. «Agradezco mucho no tener que pagar un alquiler pero al final supone depender de la familia, y hay decisiones que no puedes tomar sobre el que es tu hogar, es renunciar a parte de tu independencia y libertad en cosas tan simples como cambiar un mueble», explica esta joven.

Otra opción son también las viviendas sociales o pisos para estudiantes que algunas administraciones ponen al alcance de los jóvenes. En el caso de Alicante hay varios proyectos en los que por un alquiler asequible, de menos de 200 euros, se puede alquilar un estudio de unos 20 metros cuadrados. Es el caso del edificio intergeneracional de plaza de América o los alquileres para universitarios en la zona del Casco Antiguo de Alicante que el Patronato de la Vivienda pone a disposición de los jóvenes.

María, de 29 años, vive en uno de estos proyectos y considera que son una buena opción para las personas que, como ella, son de fuera de Alicante y estudian en la ciudad. Esta joven está realizando una mención en la Universidad de Alicante y desde hace años compatibiliza los estudios y la investigación con un trabajo que le permite vivir en la ciudad.

«Estoy bien aquí, pero si pudiera me gustaría otra cosa, una casa en la que poder tener un espacio para dormir y otro para trabajar o estudiar, un piso con una o dos habitaciones», insiste María.

Su casa se compone de un pequeño estudio, de 20 metros cuadrados, en el que comedor, cocina y cama comparten el mismo espacio. El edificio está compuesto por pisos de ese tamaño que cuentan con servicios comunes como las lavadoras y los tendederos, que son compartidos y están en la azotea.

Aunque María insiste «el mercado del alquiler está imposible, no se puede tener una casa digna al precio al que están». Un precio que según el portal Idealista ha subido más de un 17% en la capital alicantina respecto al año 2021.

Esta joven también explica que los requisitos de fianzas, pagos por adelantado e inmobiliaria encarecen el coste inicial de acceder a una vivienda y dejan a los jóvenes sin posibilidades para encontrar una casa.

Estos cuatro jóvenes son el retrato de una generación que cada vez ve más difícil irse de casa y cuando lo hacen es a costa de sacrificar la capacidad de ahorro. Una situación que en España se ha convertido en endémica y que retrasa los planes de vida de miles de jóvenes.