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Equipo de resonancia magnética. TA

Discriminación por sufrir cáncer: «Para adoptar me pedían garantías de que no me iba a morir»

El Gobierno trabaja en una medida para que los pacientes oncológicos no sean recordados por su historial médico | La experiencia del alcoyano Enric Moltó en un proceso de adopción ejemplifica las trabas que afronta el colectivo

P. Sellés

Alcoi

Lunes, 10 de julio 2023

La discriminación puede adoptar diferentes formas; no solo la etnia, religión o condición sexual puede suponer barreras, también la salud. De hecho, los enfermos de cáncer suelen afrontar trabas en trámites tan habituales como contratar una póliza de seguros o solicitar un préstamo hipotecario. Esos obstáculos adoptan la forma de peticiones denegadas o cláusulas abusivas.

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Un importante segmento poblacional está expuesto a semejante problemática, y es que nuestra provincia suma cada año alrededor de 11.000 nuevos diagnósticos de cáncer (una cifra que va en aumento).

A fin de revertir esa situación, el Gobierno anunció hace unas semanas una medida con la que se pretendía evitar que el historial médico de una persona fuera origen para su discriminación o estigmatización. Se trataba del denominado derecho al olvido oncológico, una iniciativa que tras la disolución de las cortes derivada del adelanto electoral ha quedado en el limbo. Su aprobación propugnaba un marco normativo que evite que los afectados por cáncer se sientan obligados a informar sobre su historial médico a la hora abordar determinados trámites.

Esto podría suponer un antes y un después para muchas personas, y es que a modo de ejemplo, se puede aludir a que la mitad de los jóvenes de entre 18 y 35 años que han sufrido un cáncer en la sangre tienen dificultades para reincorporarse de nuevo al mercado laboral, y el 80 % para contratar un producto bancario o un seguro.

El caso de Enric

Casos como el de Enric Moltó ayudan a entender la discriminación que sufren muchos enfermos de cáncer. Este alcoyano sufrió en sus propias carnes ese estigma cuando emprendió un proceso de adopción.

En el año 2007 se le diagnosticó un cáncer testicular, el cual se le reprodujo dos años más tarde. En ese impasse de tiempo, él y su mujer iniciaron los trámites para adoptar a una niña, planes que se vieron truncados inicialmente por su estado de salud. «Me pidieron un informe médico en el que se reflejara que mi salud no iba a empeorar. Es algo que no tiene sentido; un médico no puede certificar la salud a futuro. Parece que querían que les prometiera que no me iba a morir».

«Me pidieron un informe médico en el que se reflejara que mi estado de salud no iba a empeorar. Es algo que no tiene sentido; un médico no puede certificar la salud a futuro. Parece que querían que les prometiera que no me iba a morir»

Enric Moltó

Paciente de cáncer testicular

Moltó presentó una alegación ante esa decisión -emanada desde la Conselleria de Bienestar Social- de la cual nunca recibió respuesta. Pasados tres años de aquellos trámites iniciales, la pareja pudo retomar el proceso de adopción para que culminara exitosamente. El alcoyano asegura que nunca recibió respuesta a aquella alegación, y que tampoco llegó a saber el porqué del cambio de postura de la administración.

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«Parece que quisieron comprobar que la evolución de mi salud era favorable antes de aprobar la adopción. Entiendo que en una adopción prima el bienestar del niño por encima de todo, pero creo que mi estado de salud no afectaba al proceso. Al fin y al cabo, mi mujer se encontraba perfectamente; ella se hubiera podido hacer cargo de la criatura, de la misma manera que las familias monoparentales pueden adoptar».

Difícil reinserción

Desde la Asociación Española contra el Cáncer apuntan que la ley para el olvido oncológico hubiera supuesto «un gran paso para la protección social de los pacientes de cáncer». En nuestro país son más de 2,2 millones de personas a las que se les ha diagnosticado un cáncer a lo largo de su vida.

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Sin embargo, el derecho al olvido no es el único problema al que se enfrentan -apuntan desde la asociación- y aluden a que el 21% de los afectados ha tenido que dejar de trabajar por la enfermedad, y un 14% ha tenido que cambiar de trabajo.

«Cuando recibes la noticia cuesta mucho de asimilar. Sientes miedo e intranquilidad, pero no queda más remedio que hacer lo que te mandan los médicos»

Silvia Martínez

Paciente de cáncer de mama

Entre el primer de estos segmentos se encuentra Silvia Martínez, una peluquera alicantina que tuvo que dejar su trabajo a los 42 años después de que le diagnosticaran un cáncer de mama. «Cuando recibes la noticia cuesta mucho de asimilar. Sientes miedo e intranquilidad, pero no queda más remedio que hacer lo que te mandan los médicos».

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Pasados cuatro años desde el diagnóstico, Silvia encara la recta final del tratamiento, el cual también marcará su retorno al mercado laboral. La alicantina anticipa una ardua reincorporación, y es que «teniendo casi cincuenta años, y tras pasar un cáncer, veo difícil que vaya a recibir muchas oportunidades de trabajo».

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