La otra cara de la primavera en Alicante: afecciones en la piel, alergias respiratorias y cansancio
Los expertos recomiendan evitar los entornos con cambios bruscos de temperatura, e incluso usar mascarilla en zonas con alta concentración de polen
Esperada por algunos, temida por muchos otros. La primavera supone dar la bienvenida a las cálidas y apacibles temperaturas, así como a los paisajes florales, pero también a las afecciones en la piel, alergias respiratorias, y cansancio derivado de todo ello.
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La estación primaveral es aquella en la que los niveles de polen alcanzan «su punto máximo», lo que puede generar síntomas de rinitis alérgica, como estornudos, picazón en los ojos, congestión nasal y dificultad para respirar. Además, las personas con antecedentes de alergias respiratorias deben estar «especialmente atentas». Así lo explica el doctor Gurgen Harutyunyan, médico de urgencias de Hospitales Vithas
Para minimizar los efectos, los expertos recomiendan mantener las ventanas cerradas, especialmente por la mañana y la tarde, cuando los niveles de polen son más altos, usar filtros de aire y consultar a un especialista para recibir tratamiento adecuado, como antihistamínicos.
Las temperaturas más cálidas y los cambios bruscos de clima pueden irritar las vías respiratorias, desencadenando crisis asmáticas y episodios de bronquitis en personas vulnerables
Del mismo modo, las temperaturas más cálidas y los cambios bruscos de clima «pueden irritar las vías respiratorias, desencadenando crisis asmáticas y episodios de bronquitis en personas vulnerables». «Las infecciones respiratorias también son comunes debido a la circulación de virus y bacterias en primavera», ha señalado el urgenciólogo. Para prevenir complicaciones, ha aconsejado «evitar la exposición a ambientes con cambios abruptos de temperatura, mantener una buena hidratación y no descartar el uso de mascarillas en zonas con alta concentración de polen».
Sensación de cansancio
El cambio de estación puede afectar el ritmo circadiano, provocando sensación de cansancio, falta de energía y alteraciones en el sueño. Según el doctor Harutyunyan, «esta fatiga estacional es común durante la transición del invierno a la primavera» y para mitigarla, es «fundamental mantener una rutina de sueño regular, descansar adecuadamente y consumir alimentos ricos en nutrientes». Además, el ejercicio moderado puede ayudar a mejorar los niveles de energía.
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Con la llegada de la primavera, aumenta la exposición al sol tras los meses de invierno, lo que puede provocar quemaduras solares, irritación en la piel o brotes de eccema. «Para prevenir estos problemas, es clave usar protector solar adecuado, evitar la exposición al sol en las horas pico y mantener la piel hidratada con cremas adecuadas», ha apuntado.
Por otra parte, el incremento de la humedad y la proliferación de microorganismos también pueden elevar el riesgo de infecciones digestivas, así como los cambios en la alimentación y el calor pueden provocar problemas digestivos como gastritis, indigestión y reflujo.
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