Alicante, la capital que debería ser
«Estamos lejos de alcanzar ese objetivo por falta de ambición de los actuales gestores»
Ana Barceló, portavoz PSPV-PSOE
Domingo, 7 de enero 2024
Alicante reúne todos los mimbres para mirar al futuro con optimismo. Tenemos el privilegio de vivir en una ciudad con una potencialidad tremenda que debe encarar con fortaleza los desafíos que tenemos por delante. Eso es algo que requiere trazar un rumbo definido para impulsar las transformaciones necesarias y, al mismo tiempo, afrontar los significativos déficits que se arrastran. Habilitar las infraestructuras pendientes, incentivar el crecimiento económico en la era de la digitalización o garantizar la sostenibilidad es compatible con la urgente necesidad de dar respuesta a la actual brecha social, con el fin de reducir la vulnerabilidad de la población. No podremos ser una capital de referencia mientras el índice de pobreza infantil si sitúe en el 38%.
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«Debemos fomentar un ecosistema propicio que coloque a la ciudad de Alicante como un territorio atractivo para emprendedores, como polo de atracción de inversiones»
La implantación de la Agenda Urbana 2030 para el Desarrollo Sostenible es uno de los mayores retos para esta gran ciudad caracterizada por los contrastes, que aspira a la innovación mientras concentra tres de los barrios más pobres del país. Avanzar hacia un modelo social cohesionado donde se blinde el bienestar de la ciudadanía solo será posible si somos capaces de generar riqueza y crear empleo. En ese cometido, el Ayuntamiento ejerce un papel crucial. Debemos fomentar un ecosistema propicio que coloque a la ciudad de Alicante como un territorio atractivo para emprendedores, como polo de atracción de inversiones. Una ciudad que ejerza su condición de capitalidad. Pero la realidad constata que estamos lejos de alcanzar ese objetivo por falta de ambición de los actuales gestores.
Existen empresas que se marchan en busca de oportunidades por el déficit de suelo industrial, que debemos corregir. Resulta complicado planificar el desarrollo urbanístico en una capital condicionada por un Plan General caducado. Una capital donde sigue sin estar definido la relación puerto-ciudad y que necesita garantizar el acceso a la vivienda, que se ha convertido en todo un desafío para las clases medias y trabajadoras.
«No ayuda a atraer turismo de calidad el hecho de que el patrimonio histórico-artístico se encuentre necesitado de un plan integral de recuperación y conservación»
Desde luego, la finalización de infraestructuras como el Corredor Mediterráneo, la conexión ferroviaria con el aeropuerto sin electrificar las vías de la costa, la estación intermodal, la Vía Parque, el Palacio de Congresos -para el que no existe presupuesto- o el Parque Central son esenciales para garantizar la conectividad, avanzar hacia una movilidad eficiente y posicionarnos como una ciudad puntera que sea capaz de cimentar un crecimiento económico sólido, más allá de la esencial actividad turística y el sector servicios, que ha perdido el 20% del total de su comercio en diez años. No ayuda a atraer turismo de calidad el hecho de que el patrimonio histórico-artístico se encuentre necesitado de un plan integral de recuperación y conservación.
En este contexto, sería un error fijar la mirada en las grandes infraestructuras pendientes si, al mismo tiempo, no se despliegan políticas para avanzar hacia una ciudad más amable, más verde y más accesible. Una ciudad que dote de recursos a los barrios, que vele por la convivencia, garantice el derecho al descanso, proteja a sus mayores y su infancia. Tenemos la obligación de alinearnos con Europa para combatir para el cambio climático y reducir las emisiones contaminantes. Potenciar el autoconsumo con renovables y avanzar hacia una gestión de los residuos sostenible siguen siendo retos pendientes en una capital que, como decía, tiene potencial para mirar al futuro con optimismo si corrige los déficits que arrastra.
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