Investigadores de la UMH abren la puerta al diagnóstico temprano del Parkinson mediante análisis de sangre
Se trata de la segunda enfermedad neurodegenerativa más común y una de las principales causas de discapacidad neurológica
La detección temprana de la enfermedad de Parkinson podría estar al alcance de un simple análisis de sangre. Investigadores del Instituto de Neurociencias UMH-CSIC están llevando a cabo un estudio que podría hacer realidad este avance diagnóstico. Aunque todavía no está disponible para uso clínico, el método se ha probado en pacientes de reciente diagnóstico y ha demostrado ser eficaz.
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El método estudiado por los expertos solo requiere una extracción de sangre. El análisis de la muestra se realiza con equipamiento presente en muchos laboratorios hospitalarios y permite identificar alteraciones genéticas asociadas a la enfermedad en sus etapas iniciales.
«La clave está en analizar la expresión génica de un tipo de células del sistema inmunitario llamadas 'células mononucleares de sangre periférica'», explica el profesor Francisco Navarrete, primer autor del artículo. El experto indica que, como ocurre en todas las células, contienen información genética, pero no todos sus genes están activos todo el tiempo. Algunos genes se 'encienden' o 'apagan' según las necesidades del organismo, por ejemplo, frente a una infección o ante el desarrollo de una enfermedad.
Los resultados, publicados en la revista Neurotherapeutics, son fruto de la colaboración de investigadoras e investigadores del laboratorio Neuropsicofarmacología traslacional de las enfermedades neurológicas y psiquiátricas, liderado por el catedrático de la UMH Jorge Manzanares, y del laboratorio de Plasticidad Celular y Neuropatología, ambos en el IN, del Instituto de Investigación Sanitaria y Biomédica de Alicante (ISABIAL), del Instituto de Salud Carlos III y del Hospital 12 de Octubre de Madrid.
12 millones de afectados
La enfermedad de Parkinson afecta a unos 12 millones de personas en el mundo. Es la segunda enfermedad neurodegenerativa más común y una de las principales causas de discapacidad neurológica. Uno de los grandes retos frente a esta enfermedad es adelantar su diagnóstico, idealmente antes de que aparezcan los síntomas motores más graves.
Actualmente, el diagnóstico del Parkinson comienza con un examen clínico cuando empiezan los síntomas más visibles. «Sin embargo, los temblores aparecen cuando ya existe un daño neurológico avanzado y, además, pueden confundirse con los de otras enfermedades neurológicas», explica Manzanares. «Hasta hace unos años, la única manera de diagnosticar definitivamente la enfermedad era mediante el análisis de tejidos post mortem», apunta el experto, «pero es crucial disponer de métodos poco invasivos y rápidos que detecten la enfermedad antes».
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Mediante técnicas de secuenciación y análisis bioinformático, el equipo identificó más de una veintena de genes cuya actividad estaba alterada en pacientes con la enfermedad de Parkinson que todavía no habían recibido un tratamiento farmacológico. «Estos cambios no se observan en pacientes sanos», destaca Marina Guillot, investigadora predoctoral que ha liderado los análisis de expresión génica junto al científico titular del CSIC José P. López-Atalaya, y añade: «Esto indica que podrían considerarse buenos marcadores para el diagnóstico, y además proporcionarnos pistas sobre los mecanismos biológicos que suceden durante el desarrollo y el progreso de la enfermedad».
El análisis de la muestra se realiza con equipamiento presente en muchos laboratorios hospitalarios y permite identificar alteraciones genéticas asociadas a la enfermedad en sus etapas iniciales
En concreto, los investigadores han identificado 22 genes que se expresan de manera distinta en pacientes con la enfermedad de Parkinson y personas sanas. Algunos de estos genes están implicados en respuestas inmunitarias, lo que refuerza la hipótesis de que la inflamación y el sistema inmunitario desempeñan un papel en el desarrollo de la enfermedad. Otros genes se relacionan con mecanismos de transporte de sustancias en el tejido cerebral y con la homeostasis del hierro, cuya disfunción se ha vinculado anteriormente con neurotoxicidad.
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Además de los cambios en la expresión de genes, los investigadores detectaron alteraciones en rutas celulares vinculadas con la supervivencia, la inflamación, la muerte celular y la composición de células inmunitarias. «Todavía no se conoce con detalle cómo aparece y progresa la enfermedad de Parkinson, y los tratamientos actuales tienen efectos limitados», señala Manzanares, quien espera que estos análisis contribuyan en el futuro a diseñar terapias más efectivas y personalizadas.
El estudio, de carácter exploratorio, se realizó con 23 pacientes con la enfermedad de Parkinson y 16 personas sanas como grupo control. Pese al tamaño reducido de la muestra, los investigadores han comparado sus resultados con otros estudios independientes realizados en la última década en Italia y en Estados Unidos que confirman el potencial de este método diagnóstico.
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