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María José Monje ante su exposición de retratos pintados con boli Bic en la biblioteca de la UA. MIRIAM GIL ALBERT
La alicantina que retrata a estudiantes, profesores y al rey con su boli Bic
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La alicantina que retrata a estudiantes, profesores y al rey con su boli Bic

María José Monje es camarera en la Universidad de Alicante y a la buena fama por el trato que ofrece a sus clientes se ha sumado la de su talento autodidacta en el dibujo | «Me cuesta asimilar que me llamen artista»

Adrián Mazón

Alicante

Domingo, 17 de marzo 2024, 07:37

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Son las 12.30 horas cuando María José Monje pone el pie en la biblioteca general. Lo hace, orgullosa, luciendo la sudadera de la Universidad de Alicante, casa a la que pertenece desde hace muchos años gracias a su oficio de camarera en una de las cantinas del campus. Durante esta jornada, camina -con un boli en el bolsillo- entre los aularios no para servir café, sino para acompañar a la comunidad universitaria en un paseo por su obra.

Es bastante peculiar. Y es que la nueva exposición que cuelga sobre el pasillo principal de la biblioteca de la UA es muy diferente a lo exhibido con anterioridad. Son mujeres. Reconocidas escritoras. Pero, en esta ocasión, sus caras no se muestran a través de óleos o fotografías, sino a través de la pulida técnica que María José Monje ha cultivado de forma autodidacta con su boli Bic.

María José Monje dibuja en la BUA. MIRIAM GIL ALBERT

Es tal la cantidad de retratos que esta alicantina ha dibujado, desde la pandemia hasta día de hoy con su inseparable herramienta, que se ha ganado un espacio en el circuito expositivo de la UA. Si el curso pasado colgó sus obras en el hall de la Escuela Politécnica Superior de Alicante (EPS) -una pequeña muestra de diez mujeres «referentes por algún motivo», en la que incluyó a la rectora Amparo Navarro «por ser la primera»- con motivo del Día de la Mujer, ha sido este 2024 cuando ha repetido experiencia en el edificio más transitado del campus.

«Quedó muy bonita», expresa María José Monje sobre aquella primera oportunidad que le brindaron desde su casa, pues trabaja en el seno de la EPS. Y a raíz de la buena crítica y criterio, la directora de la Biblioteca de Filosofía y Letras, María Játiva, le ofreció repetir experiencia. «Le dije que sí», recuerda emocionada esta artista emergente que decidió representar a mujeres escritoras «con motivo de estar en la BUA».

Exposición de retratos de María José Monje, entre ellos uno de Eva García Sáenz de Urturi, escritora y funcionaria de la UA. MIRIAM GIL ALBERT

Tras sus diez días de exposición, esta alicantina reconoce que la muestra «ha tenido mucho éxito». No lo dice ella, más bien todas las personas que la han llamado a diario para pedirle acompañamiento por la exhibición y, así, compartir un momento único e irrepetible con ella. Todas estas visitas guiadas han quedado en el recuerdo y también en sus redes sociales (en Facebook, María José Monje Ivars; y en Instagram, @arte_monje), donde comparte todos sus retratos y recopila las innumerables muestras de cariño.

Un boli Bic «de propaganda», su detonante

Es cada mañana cuando María José Monje se levanta y acude a su puesto de trabajo a la cafetería de la EPS en la UA. Desde primera hora espera a su clientela: estudiantes, personal de administración y servicios y personal docente e investigador; quienes se acercan al mostrador para darle los buenos días y pedirle un café. Con ello, esperan también la primera de sus sonrisas, además de alguna que otra sorpresa plasmada en un folio a través de su boli Bic.

Esto último ha sido la gran sorpresa con la que ha captado todas las miradas del campus de la UA tras la época de confinamiento y restricciones sanitarias por la crisis de la covid-19. Pues, a pesar de que el dibujo siempre ha sido un hobbie, es desde aquel momento cuando lo ha explotado al máximo. Por supuesto, desde el altruismo y el cariño.

La artista a las puertas de la biblioteca de la UA. MIRIAM GIL ALBERT

En aquella época fue «cuando le dediqué más tiempo porque tenía todo el del mundo», recuerda. Además coincidió con el periodo electoral que vivió la Universidad de Alicante en 2020, donde convivieron las candidaturas de Amparo Navarro y José Vicente Cabezuelo. Fue este quien, por casualidad, desató la vena artística de Monje. «Pepe repartió unos bolis haciendo propaganda, llegó a la cafetería y me dio una caja».

Así, esta camarera aprovechó y se quedó con uno de ellos. «Con ese mismo boli, le hice un retrato. Fue el primero y tuvo mucho 'boom'». Al colgarlo en sus redes sociales, la publicación «tuvo mucho éxito y empecé con todos los demás». ¿Cuántos? Imposibles de enumerar, pues «llevo muchísimos, de todos los clientes de la cafetería: profesores, funcionarios y hasta estudiantes».

Retrato de Felipe VI y carta de agradecimiento. MJM

Un retrato de Felipe VI en la Zarzuela

El boli Bic de María José Monje también se ha atrevido a cruzar las fronteras del campus de la Universidad de Alicante. Este ha llegado al Palacio de la Zarzuela, «le hice un retrato al rey y se lo hicieron llegar». Y tuvo correspondencia a través de una carta del jefe de la secretaría del despacho de Felipe VI: «Me complace informarle que Su Majestad el Rey ha recibido el retrato que Le ha realizado con bolígrafo bic azul, que ha tenido la amabilidad de enviarle con su reciente carta. Su Majestad, que mucho ha agradecido su obra y sus amables palabras, me encarga que le envíe un saludo afectuoso, animándola a continuar con este arte, lo que cumplo con el mayor agrado». Entre otras personalidades, esta alicantina también ha dibujado al alcalde de Alicante, Luis Barcala, al de Elda, Rubén Alfaro, y al exprimer edil de Sant Vicent del Raspeig, Jesús Villar; además del artista de la mano de la UA, Pepe Azorin, y al torero Luis Francisco Esplá. «También tengo unos dibujos circulando por toda España en una exposición organizada por mujeres guardia civiles. En fin, voy haciendo mis pinitos en el mundo artístico».

Lo que más le gusta de este hobbie es «sorprender a la gente». Es durante la visita de la comunidad universitaria a su cafetería, cuando María José Monje les regala su retrato. Tras años compartiendo miradas y comandas, esta alicantina se queda con sus nombres y sus caras. Como muestra de agradecimiento a su fidelidad matutina, bucea en las redes sociales de sus clientes para encontrar su mejor foto y «sin avisarles» dibujar su retrato. «Cuando vuelven les sorprendo. Mola mucho».

Este gesto tan amable y desinteresado le ha brindado una gran popularidad en el campus de la UA. «Mucha gente me reconoce» en sus paseos por el campus. «Voy andando y, de vez en cuando, me oigo un 'hasta luego artista'», una palabra que «me cuesta asimilar porque lo hago como un hobbie». De hecho, ya ha recibido varios encargos, los cuales «no sé muy bien cómo plantearlos», ya que esta faceta la tiene enfocada como una afición.

El apoyo es esencial

María José Monje tarda de media unas seis o siete horas en elaborar un retrato con su boli Bic, siempre que la foto «sea de buena calidad». En caso contrario, el tiempo se eleva hasta 13 horas y «tampoco queda el resultado al cien por cien de cómo me gustaría». Sin embargo, no hay reto que se le escape y, para ello, cuenta con un gran séquito de bolígrafos de esta marca porque «son continuos».

Está bien preparada. «Cuando empiezo un retrato siempre suelo comprar entre tres o cuatro». Eso sí, no todos valen, matiza, y sus pruebas lo demuestran. De todos ellos, «elijo uno, el que menos tinta suelte» y empieza a trazar. Para cada rasgo y detalle cuenta con varios tipos de bolis Bic, de punta fina a más gruesa. Es cuando estos van por la mitad de su capacidad cuando «lo desecho, porque cuanta menos tinta tiene más suelta» y puede dañar el resultado.

María José Monje dibuja frente a su exposición, donde también se halla Maruja Torres retratada. MIRIAM GIL ALBERT
Imagen principal - María José Monje dibuja frente a su exposición, donde también se halla Maruja Torres retratada.
Imagen secundaria 1 - María José Monje dibuja frente a su exposición, donde también se halla Maruja Torres retratada.
Imagen secundaria 2 - María José Monje dibuja frente a su exposición, donde también se halla Maruja Torres retratada.

Son detalles que esta alicantina ha ido aprendiendo según ha ido avanzando en su destreza. «A base de dibujar vas perfeccionando» y ella hace «algo» con sus bolis «todos los santos días». Esto es posible gracias al apoyo incondicional de toda la comunidad universitaria, de quienes está agradecida. «Me dicen, tienes que creértelo» y Monje toma las palabras: «cada vez me lo estoy creyendo un poco más».

Es el cariño que recibe cada día, «al ver las caras de satisfacción», lo que le permite continuar con este hobbie. Una de sus referentes para seguir es una estudiante que, dos décadas después, ha retomado los estudios. En su visita a la cafetería le dijo «vengo aquí porque me encanta tu forma de ser y cómo nos tratas»; dejando de lado su faceta artística porque «no sabía que dibujaba», recuerda Monje.

El trato diario hizo que ambas conectaran en las redes sociales y la artista vio en las publicaciones de esta estudiante que su padre había fallecido y «ella lo había pasado mal». Como homenaje, decidió capturar una fotografía del hombre para hacerle un retrato y, por sorpresa, se lo regaló. Es así como funciona el arte de María José Monje, con la intención de «hacer feliz a alguien».

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