Las abejas (y sus dueños) amenazan con abandonar Alicante

El sector apícola de Alicante está despareciendo. Una tragedia medioambiental de consecuencias todavía desconocidas. De todos es sabido que las abejas forman parte esencial en el proceso de polinización y forman parte fundamental para mantener un entorno natural. A nivel mundial, el trabajo de las colmenas es fundamental para mantener 87 de las 115 cultivos alimentarios más importantes.

Su conservación ha puesto en jaque a importantes organismos internacionales. De hecho, el expresidente de Estados Unidos Barack Obama ordenó ya en 2014 abrir una agencia federal para estudiar la progresiva desaparición de las abejas.

En la provincia, mientras tanto, los apicultores amenazan con trasladar sus colmenas a otras comunidades autonómas ante la falta de ayudas e «inacción» de la Conselleria de Agricultura.

La amenaza de muerte que sobrevuela al sector es el terrible impacto del abejaruco, un depredador que destruye colmenas. En esta ocasión, además, no llueve sobre mojado, sino todo lo contrario. Las etapas de sequía minan sobremanera la producción de miel o polen en las explotaciones apícolas y a la propia subsistencia de las colmenas.

Según datos comunicados oficialmente a la Conselleria de Agricultura con respecto al trienio 2019-2021, la provincia de Valencia ha sido la más afectada, con un descenso en el número de explotaciones de al menos un 15% y de una merma de 20% del número de colmenas. Pero estos datos pueden llegar hasta el 30% o, incluso, al 40%.

En esta situación, «numerosos apicultores de nuestra Comunidad a plantearse migrar a otras donde llevar a cabo su actividad resulte más rentable», indica el presidente de la Sectorial Apícola de ASAJA Alicante, Guillermo Rosell.

Los profesionales tienen bastantes reclamaciones. Entienden que desde la Administración autonómica hay una «maraña legislativa y exceso de burocracia que dificulta la actividad normal del sector apícola de la Comunidad Valenciana». El diálogo con la Conselleria hasta el momento ha sido infructuoso: «Hemos querido trasladar a la Conselleria que el sector se va a pique, que los productores de miel ya no aguantan más, y que esa apicultura vanguardista de la que nos hemos enorgullecido años atrás se va a reducir a unas cuantas explotaciones de pequeñas dimensiones, puesto que los profesionales del sector no tienen otro remedio que reducir sus explotaciones y sobrevivir en otros», reclama Rosell.

Solicitan la concesión urgente de ayudas directas a través de fondos específicos para daños por adversidades climáticas, que han afectado «terriblemente» la producción de miel o polen de las explotaciones apícolas. También una convocatoria extraordinaria de las ayudas específicas de comercialización de miel para que los apicultores pudieran alimentar y contribuir a mantener vivas colmenas.

Actualmente, las únicas explotaciones que aumentan son las que existen en otras comunidades autónomas «que sí valoran a sus apicultores y les conceden ayudas directas para su mantenimiento, ya que son conscientes de la importancia de mantener viva la cabaña apícola para ayudar a preservar el ecosistema de sus regiones», añade.

Desde Asaja Alicante advierten que, si la cosa sigue igual, «en no demasiado tiempo pasaremos de ser la Comunidad Autónoma con mayor productividad y censo apícola, a reducirse a una actividad secundaria que no aporta rentabilidad».

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• Sequía en la provincia de Alicante