Ciao Alicante, bienvenido a Italia

Toda una vida ligada al balonmano. El colegio San Agustín fue su casa durante más de 15 años y allí empezó a forjar su camino. El joven alicantino Álvaro Moreno de la Santa emprende una nueva temporada totalmente diferente a lo conocido hasta la fecha.

El pequeño pueblo de Rubiera, situado a una hora de Bolonia, acogerá a la joven promesa del balonmano alicantino que, tras un largo periplo por equipos de toda España, se acaba de embarcar en una nueva aventura, por primera vez, lejos de la 'terreta'.

Sus inicios en el mundo del balonmano se remontan al siglo pasado. Su padre, Augusto Moreno de la Santa, fue quien inculcó al joven la pasión por este magnífico deporte. A los cinco años, siendo todo un niño, Álvaro comenzó peloteando en el patio de un colegio donde cursaría sus estudios.

A medida que fue creciendo, y gracias a su familia, el alicantino fue agrandando su amor y pasión por el balonmano. Tras pasar por todas las categorías inferiores de la Fundación Balonmano Agustinos, en 2019 se alzó con el sueño de todo niño que comienza con una pelota en la mano: ser campeón de España. Málaga fue testigo de las últimas pinceladas en el balonmano base de un jugador que, en ese momento, puso el foco en triunfar lejos de casa.

Su etapa sénior comienza de manera algo convulsa. Tras no encontrar minutos de calidad en Agustinos, el reciente campeón de España decide, por primera vez, vestir otros colores. Su destino es relativamente cercano, por lo que no deja de lado su hogar. El UCAM Murcia, equipo que militaba en ese momento en la misma liga que Agustinos, ficha al joven dándole así la oportunidad de crecer en una liga de mayores. Muchos minutos y buen juego curten al alicantino para, al año siguiente, recibir una oferta que no puede rechazar.

En 2021, Pontevedra acoge la llegada de un joven carismático y entusiasmado dispuesto a romper la segunda división del balonmano español. Álvaro daba un paso más en su carrera deportiva fichando por un equipo de División de Honor Plata. La S.D. Teucro apostaba por un perfil joven y con experiencia previa en Primera Nacional, con el objetivo de asegurar la ansiada permanencia en una liga de gigantes.

Acomodado en la ciudad y feliz de estar cumpliendo su sueño. Así afrontaba Álvaro este periplo lejos de casa: «Es mi primera vez fuera de casa. No conozco a nadie pero me siento con ganas de afrontar la nueva categoría y demostrar de lo que soy capaz».

La familia y los amigos son dos temas que le pesan, pero sabe adaptarse bien a su nueva normalidad debido a su extrovertida y calmada personalidad. Sin embargo, en lo deportivo las cosas no funcionan como esperaba. Pese a contar con minutos y ser un jugador importante para el equipo, la S.D. Teucro no cumple su objetivo y desciende de categoría.

Viendo cercana su vuelta a una categoría inferior, el joven alicantino no quiere bajarse del tren de la Plata y su buen hacer individual le sirvió, ese mismo año, para recibir una oferta de otro club de la misma categoría: Balonmano Alarcos de Ciudad Real. Una propuesta suculenta y cargada de sentimiento pues, si bien Álvaro es alicantino, posee orígenes manchegos. Su familia es ciudadrealeña al completo. Conoce la ciudad y tiene gente allí por lo que el joven apuesta por regresar a casa.

El primer choque de la temporada tiene un carácter especial. En el partido inaugural se enfrentaba al Balonmano Caserío, equipo de la misma ciudad. Sumado a la emoción y presión de jugar un derbi, en ese equipo milita su hermano, Augusto Moreno de la Santa. Para Álvaro dicho enfrentamiento supone un reto ilusionante en su carrera, ya que en él se mezclan dos factores determinantes en su vida: la familia y el balonmano. «Jugar el derbi manchego, en contra de mi hermano y con toda mi familia en la grada, fue una experiencia que jamás olvidaré», asegura el alicantino.

Tras un largo y duro año, lastrado por un entrenador que confiaba poco en él y un club envuelto en deudas con los jugadores, Moreno de la Santa toma una decisión que puede definir su carrera. Después de debatirse entre diferentes y sustanciosas ofertas en términos económicos, el joven jugador no se deja tentar por el dinero sino por lo que realmente le apasiona: el sueño de convertirse en jugador profesional.

Desde Italia recibe la oferta del club Pallamano Rubiera. En ese momento debe enfrentarse a la idea de abandonar por un año la casa que le ha visto crecer. Dejar atrás a sus amigos y familiares y embarcarse en una aventura que le va a exigir tanto a nivel deportivo como personal.

El cambio de idioma, ser el único español en el equipo, y vivir en otro país se presuponen como los principales retos a los que hacer frente. «Tengo ganas de llegar y entrenar con mis compañeros. Estar lejos de casa es duro, pero creo que es una experiencia que me va a servir para desarrollar mi juego y coger impulso para alcanzar el escalón definitivo«, comenta Álvaro.

Sin embargo, él está convencido. Quiere cumplir su sueño y acepta el desafío con ilusión. Jugar en la primera división italiana es el trampolín deportivo con el que alcanzar el siguiente peldaño en su carrera: la Liga Plenitude Asobal.

Alicante siempre será su casa pero, para cumplir su sueño, debe volar lejos del nido. La 'terreta' es un factor diferencial para el joven, aunque no tanto como el balonmano. Por primera vez, Álvaro se despide no solo de su ciudad, sino del país que le ha visto crecer. Por primera vez, Álvaro dice adiós temporalmente a España con la mirada puesta en conquistar Italia. ¿Lo logrará?

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