Reunión de la Conferencia Episcopal en una asamblea plenaria el año pasado. EFE

Los jesuitas apartan a un sacerdote por presuntos abusos a un menor en Alicante

Se trata del director de la Comisión de Pastoral Penitenciaria, ya suspendido tras la «verosimilitud» de unos hechos ocurridos en la primera década del siglo

José Antonio Guerrero

Alicante

Miércoles, 5 de noviembre 2025, 11:15

La Compañía de Jesús ha apartado provisionalmente de su puesto a un sacerdote jesuita acusado de abusos sexuales a un menor que habrían ocurrido en Alicante y en Zaragoza en la primera década de este siglo, según ha informado la orden religiosa en un comunicado que dio a conocer este martes.

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El sacerdote tenía un cargo en la Conferencia Episcopal Española (CEE), del que también ha sido apartado. Ni la CEE ni la congregación han querido revelar el nombre del acusado ni ningún otro dato relevante sobre el puesto que ocupaba, solo que no es ningún obispo. Este periódico ha podido conocer que se trata del exdirector de la Comisión de Pastoral Penitenciaria, que ya ha sido suspendido de esta responsabilidad.

La Compañía de Jesús tuvo conocimiento en julio de 2025, a través de su canal interno de denuncias, de unos hechos presuntamente constitutivos de abusos a menores, que se situarían en la primera década de este siglo. Tras las primeras verificaciones internas, en septiembre de 2025, se pudo recabar «un testimonio verosímil», como precisa el comunicado.

Los jesuitas, entonces, pusieron la información a disposición de la Fiscalía, entre otras cosas, para que se determine si los posibles hechos están o no prescritos dadas las fechas en los que se habrían cometido, hace un mínimo de quince años. «Si no lo estuvieran, la Compañía de Jesús confía en el trabajo de la justicia para esclarecer la verdad, y colaborará en todo lo que se le requiera», según recoge la nota de la orden religiosa.

Apartado por la CEE

En cualquier caso, en el ámbito del derecho canónico, los delitos de abusos no prescriben en los mismos términos que en la jurisdicción civil, «por lo que el procedimiento canónico podría continuar aunque la vía penal no tuviera recorrido», recuerdan.

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En el mismo mes de septiembre en que la Compañía de Jesús dio «verosimilitud» a los abusos, los jesuitas informaron a la Conferencia Episcopal, dado que el citado sacerdote ejercía en ese momento -hace poco más de un mes- un cargo dependiente de la CEE, aunque no de los más importantes en la estructura de esa institución de la Iglesia católica.

El denunciado -J. A. G., un sacerdote muy vinculado a Asturias- ocupaba desde 2024 la dirección de la Comisión de Pastoral Penitenciaria. Esas funciones «continúan adelante con normalidad» ya que el jesuita ha sido sustituido por el mercedario José María Carod, que llevaba la Pastoral Penitenciaria en la archidiócesis de Barcelona.

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Según el organigrama de la CEE, este departamento se encarga de atender las necesidades espirituales de los presos y ofrecerles vías de reinserción. Depende de la Subcomisión Episcopal para la Acción Caritativa y Social, que a su vez pertenece a la Comisión Episcopal para la Pastoral Social.

Actualmente, cerca de un centenar de personas, entre sacerdotes, laicos y otros religiosos, trabajan para la CEE en Madrid. Las mismas fuentes han apuntado que no ven necesario revisar sus protocolos en lo referente a la selección de su personal «porque son consistentes».

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En todo caso, el jesuita acusado de pederastia ha sido apartado de su puesto y de todas sus responsabilidades en espera de que se clarifique la situación. Tras su suspensión, el sacerdote permanece en una comunidad de la Compañía de Jesús, sin relación ni actividad pastoral «y sujeto a medidas cautelares de limitación y supervisión».

Según detalla la orden religiosa en el comunicado, «sin perjuicio del derecho a la presunción de inocencia del jesuita acusado», la Compañía está poniendo todos los medios a su alcance para esclarecer los hechos, por lo que prosigue con la recogida de testimonios que pudieran «confirmar, aclarar o añadir información relevante sobre este u otros hipotéticos casos».

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Asimismo, manifiestan su total disposición a colaborar «en todo lo que sea necesario» con las autoridades judiciales y eclesiásticas. «Nuestro compromiso es escuchar, acoger y acompañar a quienes puedan haberse visto afectados», sostienen.

En este sentido señalan que el compromiso de todos los centros de la Compañía de Jesús en crear entornos seguros «es inequívoco». «Llevamos años trabajando, con medidas para la prevención, formación, sensibilización y detección de cualquier tipo de abuso o conducta inapropiada que pueda producirse en nuestras obras», apostillan. De hecho, en 2019 los jesuitas abrieron al público una dirección electrónica (proteccion@jesuitas.es) para recibir información referida a abusos y en 2021 publicaron un informe sobre los abusos cometidos por sus religiosos en España.

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Por su parte, en un breve mensaje, la Conferencia Episcopal se ha unido «al sentimiento de dolor expresado por la Compañía de Jesús y al esfuerzo porque estas situaciones no tengan lugar en la vida de la Iglesia».

Una orden que actúa contra sus decenas de abusadores

Con referencias explícitas a las novelas de Émile Zola, el libro premiado resulta un homenaje evidente a la literatura del siglo XIX. Entonces, la cuestión de la transmisión de una generación a otra era una temática recurrente. Pero Mauvignier le da una tonalidad más moderna gracias a la relevancia de los roles femeninos, así como por el carácter coral de una obra en que un personaje no sobresale por encima de otros.

«Es cierto que incluye una referencia a Zola y a aquello que se transmite de una generación a otra, pero al mismo tiempo se trata de una novela con inspiraciones en la literatura del siglo XX con una prosa muy musical que recuerda a la de Proust», asegura Eric-Emmanuel Schmitt, que también forma parte del comité de sabios que designa el Goncourt. Según este filósofo, la obra galardonada «es asimismo una obra muy contemporánea, porque muestra el poder de la imaginación para comprender el mundo».

La Compañía de Jesús fue de las primeras órdenes religiosas en actuar contra los casos de pederastia en sus filas. En 2021, ya presentó un informe en el que admitió abusos en España a 81 menores y 37 adultos a manos de 96 jesuitas en un periodo que abarcaba 93 años (1927-2020).

De los 96, un total de 65 religiosos (17 vivos y 48 fallecidos) habían sido denunciados por abusos a menores. Casi todos los casos fueron registrados en colegios y algunos en contextos de atención pastoral. Sin embargo, en julio del año pasado, es decir, tres años después de publicarse el informe de 2021, solo los jesuitas de Cataluña admitieron 41 agresores (27 jesuitas y 14 laicos) que abusaron de 137 niños desde los años cuarenta en centros de la orden en esa Comunidad.

Según han explicado los jesuitas en un comunicado, la Compañía tuvo conocimiento, en julio de 2025, a través de su canal interno de denuncias, de unos hechos presuntamente constitutivos de abusos a menores que se situarían en la primera década de este siglo. Tras las primeras verificaciones internas, en septiembre de 2025, señalan que pudieron recabar un testimonio «verosímil».

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A continuación, según añaden, pusieron la información a disposición de la Fiscalía para que se determine si los posibles hechos están o no prescritos dadas las fechas en los que se habrían cometido.

De forma paralela, explican que informaron a la Conferencia Episcopal Española, dado que el citado jesuita ejercía en la actualidad «un cargo dependiente de la Conferencia». Desde ese momento, según precisan, fue apartado de dicho puesto y de todas sus responsabilidades en espera de que se clarifique la situación. En concreto, fuentes de la CEE han confirmado a Europa Press que dejó su cargo el pasado mes de septiembre.

Actualmente, los jesuitas señalan que el acusado permanece en una comunidad de la Compañía, sin relación ni actividad pastoral y «sujeto a medidas cautelares de limitación y supervisión».

A su vez, puntualizan que, «sin perjuicio del derecho a la presunción de inocencia», han continuado con «la recogida de testimonios que pudieran confirmar, aclarar o añadir información relevante sobre este u otros hipotéticos casos».

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Los jesuitas han expresado su «profundo dolor» y han manifestado su «disposición a colaborar en todo lo que sea necesario con las autoridades judiciales y eclesiásticas». «Nuestro compromiso es escuchar, acoger y acompañar a quienes puedan haberse visto afectados», han subrayado.

Además, los jesuitas han recordado que, en el ámbito del derecho canónico, los delitos de abusos no prescriben en los mismos términos que en la jurisdicción civil, por lo que el procedimiento canónico podría continuar aunque la vía penal no tuviera recorrido.

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Finalmente, han instado a todas las personas que quieran comunicar cualquier información referida a abusos del pasado, sea en relación con este u otros casos, a que lo hagan a través de su correo proteccion@jesuitas.es

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