Juventud y cáncer de mama: «Sientes que no encajas. La figura que se crea de la enferma no eres tú»
Las alicantinas Nerea y Amanda se valen de las redes sociales para acompañar a pacientes a las que, como a ellas, el drama las ha golpeado demasiado pronto | Identifican la autoexploración y el conocimiento del propio cuerpo como claves para ganarle la partida a la enfermedad
Amanda y Nerea se conocieron en la sala de espera de un hospital. Su condición de veinteañeras hacía que se encontraran en un ambiente extemporáneo para ellas, rodeadas de mujeres de mayor edad. «Hay una chica que también empieza hoy, con tu edad, mismo tipo de cáncer, todo igual», le dijo el oncólogo a Nerea. Ambas eran pacientes de cáncer de mama, una enfermedad que les llegó demasiado pronto. «Al principio se nos retrasó el diagnóstico por la edad. En los cribados, a nuestra edad, no entramos. Pero esto está cambiando; cada vez hay más casos jóvenes», explica Amanda.
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Con vocación de divulgar su experiencia a jóvenes que se encuentran en su misma situación, han lanzado un proyecto en redes sociales llamado 'La Rebotica Chismosa', una cuenta que, a través de Instagram y TikTok, habla del cáncer desde una mirada más cercana, real y también joven. Una forma de romper con tabús y establecer nuevos referentes: «Sientes que no encajas; no hay nadie con quien te identifiques visualmente. La figura que se crea de la enferma de cáncer de mama no eres tú».
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«Damos consejos sobre nutrición, sexo y salud psicológica, colaborando con profesionales. Queremos visibilizar que no es solo la enfermedad, sino todos los efectos que tiene», explican las responsables del proyecto, que a sus 28 años encaran la recta final de su tratamiento.
Este domingo 19 de octubre se celebra el Día Mundial del Cáncer de Mama, fecha con ocasión de la cual participarán en un evento en la Universidad de Alicante este próximo martes, donde impartirán una charla sobre su historia, prevención y autoexploración mamaria.
La importancia de la autoexploración
Ya que el cribado de cáncer de mama en la Comunitat está dirigido a mujeres mayores de 45 años, la autoexploración se convierte en una práctica necesaria para conseguir una detección precoz de la enfermedad, lo cual incrementa notablemente las probabilidades de supervivencia.
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«La autoexploración consiste en palparse los pechos regularmente. Con la mano izquierda se palpa la derecha y viceversa, hundiendo los dedos por toda la mama, incluyendo la axila. La mama se divide en cuadrantes y hay que revisarlos todos. Si notas un bulto, no significa necesariamente que tienes cáncer, pero hay que consultarlo. Hacerlo cada cuatro o cinco meses ayuda a conocer tu fisiología y detectar cambios», explica Amanda.
Un momento óptimo para realizar esta exploración puede ser durante la ducha, durante la aplicación de geles o lubricantes, ya que facilita palparse la mama. «Queremos concienciar sin alarmar, siempre desde el punto de vista de la prevención».
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Tanto Nerea como Amanda reconocen haber tenido «relativa suerte», dentro de la gravedad que supone esta dolencia, ya que su tipo de cáncer presenta un alto grado de supervivencia. Sin embargo, su joven condición supuso un hándicap a la hora de acertar con el diagnóstico. Ambas admiten que tuvieron que «exagerar ligeramente» sus síntomas ante el médico de cabecera para que fuera tomada en cuenta su situación, y es que, como la propia Nerea reconoce, los facultativos no esperaban dar con ese diagnóstico debido a su corta edad.
«En el pasado ya había ido a urgencias asustada al notar algún bulto en el cuerpo, pero todo había quedado en nada. 'Es un bulto hormonal, que con cada menstruación se hace y se deshace', me decían en alguna de esas visitas. En octubre del pasado año volví a notar un bulto, y con esos precedentes no hice mucho caso al principio. Sin embargo, a los tres meses el bulto medía tres centímetros y estaba muy duro. Tampoco me alarmé mucho en ese primer momento, ya que, aparte de una abuela, no había más antecedentes en la familia».
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Sin embargo, los peores pronósticos se cumplieron, y el temido diagnóstico por cáncer de mama acabó llegando. En su caso, no había condicionantes genéticos que explicaran el origen de la enfermedad, pero Nerea se atreve a apuntar una causa externa como hipótesis. «Mi trabajo era muy estresante. Fruto de ello, mi cuerpo me fue dando señales a las que fui restando importancia. Sin poder establecer una relación de causalidad, diría que ese estilo de vida ha podido influir».
Una espera demasiado larga
El caso de Amanda guarda similitudes. «Noté un bulto en octubre y fui al médico de cabecera. Me mandaron una ecografía urgente, pero por fechas me dijeron que tuviera paciencia y volviera si no me llamaban en un mes. En enero intenté contactar con el hospital, pero no respondían, así que fui a urgencias, esperando cinco horas. Como era joven y sin antecedentes claros, me dijeron que tenía que esperar seis meses, pero yo no quería esperar. Fui a la privada, donde la doctora vio enseguida el problema y me recomendó biopsia, mamografía y ecografía».
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Una de las primeras cosas que hicieron tras el diagnóstico fue iniciar un tratamiento hormonal para la congelación de óvulos, ya que la quimioterapia afecta mucho a los ovarios. «Si quiero ser madre en un futuro, eso incrementa las posibilidades», explica Nerea.
El drama del cáncer no solo tiene un impacto fisiológico, sino también en la salud mental y en el aspecto social. «La pareja también se ve afectada. Algunos estudios muestran que el 30 % de las relaciones con una persona con cáncer de mama se rompen tras el diagnóstico», asevera Amanda.
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El impacto psicológico de la pérdida del pelo o los senos también supone un conflicto. «Al principio pensé que lo peor sería la calvicie. Yo decidí raparme el pelo; fue un alivio, como un intento de tomar el control de la enfermedad, y no al revés». Un mensaje de empoderamiento que lanza Nerea para ganarle la partida al cáncer.
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