Fuga de enfermeras alicantinas: «Solo volví por mi familia, estaba muy defraudada con mi país»
La promesa de mejores condiciones laborales hace que muchas de estas profesionales busquen suerte en el extranjero | Alicante tiene un déficit de unas 3.000 sanitarias, por lo que el sindicato Satse ha propuesto a Sanidad medidas para su retorno y estabilidad
La fuga de profesionales es un fenómeno que ha ido ramificándose entre diferentes ámbitos laborales, hasta el punto de afectar a uno tan esencial como el sanitario. Después de que la pandemia evidenciara las costuras del sistema de salud, la escasez de profesionales acapara todas las miradas. La enfermería es uno de los ámbitos donde más se ha dejado notar esta tendencia. Según estimaciones del Colegio de Enfermería de Alicante, la provincia tiene un déficit de unas 2.800 de estas profesionales, una carencia que la sitúa en el vagón de cola de todo el país en cuanto a ratio por ciudadanos.
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La precariedad laboral, la escasa retribución, o el veto a determinados puestos de gestión son algunas de las razones que a ojos del sindicato de enfermería Satse explican que muchas de estas profesionales se vean forzadas a abandonar la provincia para trabajar en el extranjero.
Alemania, promesa de mejores oportunidades
El ejemplo de la alicantina Verónica Garre ayuda a entender un fenómeno que en los últimos años se ha anclado en una gran parte del mercado laboral. Tras finalizar el grado de Enfermería en 2014, un contexto marcado por la falta de oportunidades la obligó a probar suerte en el extranjero. «La bolsa de trabajo de Sanidad estaba bloqueada por aquel entonces. También me presenté a las pruebas del EIR (Enfermero Interno Residente), y aunque aprobé, apenas había un millar de plazas para cerca de 25.000 candidatos, por lo que me vi obligada a presentar currículums fuera de España». Reino Unido y Alemania fueron las preferencias de esta oriunda de San Miguel de Salinas, que pocos meses después de graduarse acabó recalando en la ciudad bávara de Hannover.
Los dos primeros años los pasó trabajando en un geriátrico, donde reconoce que le garantizaron numerosas facilidades para trabajar, hasta el punto de financiarle la formación en el idioma alemán. Aquella primera experiencia le permitió ganar autonomía en el entorno germánico y dar el salto a la UCI pediátrica del hospital público de la misma ciudad. Allí trabajó cinco de los siete años que acabó residiendo en Alemania. Un salario muy por encima del que hubiera percibido en su país, buena conciliación para poder visitar a su familia cada pocos meses, y un trato cercano de sus superiores, ayudaron a que Verónica apostara por Alemania como país donde desarrollar su carrera laboral.
Sin embargo, en 2020 llegó la pandemia y lo trastocó todo. «Aquello cambió todas mis prioridades. Estaba muy defraudada con mi país, y a pesar de que en la pandemia había una gran carencia de sanitarios en España, no quería volver; solo lo hice por mi familia», admite la sanmiguelera.
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Con la apremiante necesidad de sanitarios que vivía el país por aquel momento, no le fue difícil conseguir plaza cerca de su localidad natal, concretamente en la unidad de hospitalización domiciliaria del Hospital Universitario de Torrevieja. «Las condiciones de trabajo de Alemania eran mucho mejores; no se pueden ni comparar con las de aquí. Allí ni siquiera te penalizan por renunciar a una plaza, cosa que aquí sí que ocurre, hasta dos años».
Verónica admite que de no haber sido por la pandemia, «casi con toda seguridad seguiría trabajando en Alemania», aunque tras haber estabilizado su puesto en el hospital torrevejense, por el momento no se plantea volver a hacer las maletas.
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Un plan para evitar la «huida masiva»
Para evitar que situaciones como esta se conviertan en una constante, Satse ha trasladado al Ministerio de Sanidad un Plan de Retorno y Estabilidad para las enfermeras del Sistema Nacional de Salud (SNS). En él se contemplan medidas como desarrollar un programa de acogida de profesionales, que pueda incluir un periodo de adaptación remunerado, o acabar con los contratos precarios de semanas, días, e incluso horas, a través de procesos periódicos de estabilización de plazas.
Entre las razones a las que aluden para explicar esta realidad, Satse alude a «la sobrecarga y precariedad laboral, la falta de reconocimiento, o el veto a determinados puestos de gestión». La organización sindical también destaca las mejores condiciones laborales y de conciliación con su vida personal que ofrecen otros países, así como la posibilidad de tener un mayor desarrollo profesional.
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Todo ello, apunta, ha propiciado una «tormenta perfecta para la huida masiva de las y los profesionales a países que no han tenido que invertir nada en su formación, y que ahora se aprovechan de la cualificación, capacitación y especialización de las enfermeras de nuestro país».
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