El dolor recorre la zona cero en la novena manifestación contra el presidente Mazón
Unas 1.500 personas marchan en Catarroja en la primera concentración en la zona cero tras la barrancada
Álex Serrano López
Valencia
Martes, 29 de julio 2025
Quienes viven, vivimos, en l'Horta Sud saben que el dolor nunca se fue. Se quedó ahí, como el barro que no se quita y que todavía lo cubre todo de un marrón deprimente, o como los ascensores parados en lo más alto de los edificios donde personas ancianas llevan meses sin salir a la calle porque no pueden subir escaleras. El dolor nunca se fue. Se quedó cubierto por el paso del tiempo, dispuesto a aflorar en cuanto se rasque un poquito. Todavía se ve el agua en el fondo de muchos de los afectados, que han tenido que aprender a vivir, qué remedio, con una sensación punzante en el fondo del pecho. Ese dolor, transido de ira, traslució ayer en Catarroja, uno de los pueblos más afectados por la dana, que acogió este martes, otro martes, la primera manifestación contra la gestión del presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, que no se celebra en Valencia.
Publicidad
Unas 1.500 personas, según cálculos de la Delegación de Gobierno, recorrieron las calles del sur de la localidad, allí donde se convierte en Albal de la forma en que los pueblos se convierten en otros en l'Horta Sud, simplemente al cruzar una calle. Pidieron la dimisión del presidente de la Generalitat, sí, y le tildaron de asesino. Le recordaron su comida mientras hacia la zona más poblada de la provincia de Valencia bajaba una ola que les destrozó la vida. Sí. Mazón fue el protagonista.
Pero no fue el único. Y no lo fue porque se empeñaron las víctimas en recordar a los voluntarios. «Desobedecieron una orden injusta para cruzar el río y venir a ayudarnos», se recordó en la plaza de la Llotgeta, donde terminó el recorrido. Y es que a Catarroja le faltarán ascensores, pero le sobra dignidad. En la tierra donde todos los pueblos son uno, tienen claro que para salir de la tragedia de hace nueve meses necesitan al de al lado. La novena manifestación fue quizá la menos política de todas pero también la más emocional. Miles de personas llenaron las calles de Catarroja para pedir la dimisión del jefe del Consell y recordar a las 229 víctimas a las que se llevó una ola que nadie les avisó que se les venía encima.
Estuvieron presentes la Asociación de Víctimas Mortales 29-O, representada por una emocionadísima Rosa Álvarez, y la Asociación de Víctimas de la Dana, Mariló Gradolí. La marcha comenzó en el parque Les Barraques, en el límite con Albal (que como en toda l'Horta Sud es una calle), que es precisamente donde Álvarez encontró a su padre fallecido. Rompió a llorar, de hecho, al recordarlo. Afirmó que han transcurrido «303 días del homicidio» de sus familiares. «Estamos con más fuerza aunque cada día nos cuesta más anímicamente, pero no vamos a parar. Este homicida tiene que salir de las instituciones. No podemos aguantarlo ni un día más. No vamos a parar hasta que salga. Él y todas las personas que le den apoyo», subrayó en declaraciones a los medios.
Preguntada por qué le diría si estuviese en la marca, Álvarez respondió que no entiende «cómo puede tener esa sonrisa permanente» porque «es un insulto para las familias». «Las familias que cada día estamos más delgadas, nos han caído diez años encima» y a su juicio Mazón «no ha cambiado su aspecto en estos nueve meses», y «hay que preguntarse por qué». «La paciencia tiene un límite, la salud tiene un límite, la salud mental tiene un límite y a todos nos está fallando menos a él. ¿Qué tipo de persona es que cada día está mejor, más sonriente, cada día tiene un mejor aspecto?. El día 19 de marzo, en casa de mi padre, con un montón de familias, me hice una pregunta. ¿Es un psicopata? Hoy ya tengo la respuesta, pero contestaos vosotros mismos», expresó.
Publicidad
Sobre la reunión del presidente nacional del PP, Alberto Núñez Feijóo, hoy con asociaciones de víctimas, Álvarez señaló que una de las organizaciones «no tiene absolutamente nada que ver con la dana», al tiempo que aseguró que su asociación no se reúne con partidos sino con instituciones, y que de reunirse con partidos haría una ronda con todos, como en Bruselas. Respecto a si tiene esperanza de que Mazón dimita, Álvarez afirmó que no sabe si lo hará, pero que espera que «algún día la justicia lo ponga en su sitio, que es la prisión». Así, señaló que si tuviera que cumplir un año de cárcel por cada uno de los fallecidos «no tiene vida suficiente». La marcha estuvo repleta de cánticos que pedían la salida de Mazón. «No volem un ninot de president» o «Mazón, assassí» jalonaron todo el recorrido, salvo los minutos de silencio mientras se plantaba un olivo en el parque «para recordar las vidas que se rompieron por la crisis climática y un Consell corrupto la que no le importa el pueblo».
Tras los parlamentos y la plantación de un olivo en un parque restaurado gracias a Juan Roig y donde se está pintando un enorme mural que recuerda el trabajo de los voluntarios, la manifestación recorrió las calles Pelayo y de la Font antes de llegar a la plaza de la Llotgeta. Fue un recorrido extraño y descorazonador para quien no conozca la realidad de la zona cero. Cerca del casal de la falla Les Barraques, un garaje está tapiado con una puerta de madera enorme donde se lee, en un grafiti legal, que es un vado activo, pero que el cartel se lo llevó la dana. Al lado de este portal, la puerta de acceso a un taller, blanca, todavía está combada por la fuerza del agua. En la pared a su lado se ve la marca del barro. Unos metros más allá, mientras la marcha recorre en silencio y al ritmo solemne del tabal y la dolçaina, un edificio entero tiene los bajos todavía en obras, y en la entrada de la calle de la Font se acumulan los locales vacíos y arrasados como un cuevas frías en pleno julio.
Publicidad
Es ahí, en la esquina de la calle de la Font, donde una amplísima presencia de la Guardia Civil auguraba problemas. Esperaban en ese rincón un grupo de manifestantes con carteles que pedían conocer la verdad. Qué verdad, pues es un misterio. «Estamos aquí porque abrieron Forata sin avisar y porque hicieron que las tormentas se quedaran estáticas con los radares, fue un asesinato», le decía una joven a un hombre con un bebé en brazos. Él se encogía de hombros. «Infórmate bien», le decía, educadamente, a lo que ella le respondía que abriera los ojos, que ella lo había hecho. Si hubiera abierto Google Maps...
Homenaje a las víctimas
Mientras la marcha llegaba a la plaza, se hicieron las 20.11 horas y el ensordecedor pitido del Es-Alert volvió a trasladarnos a la tarde oscura. El agua se veía en los ojos de la gente que, en silencio, escuchaba el atronador sonido. Ya en la plaza, tomaron la palabra familiares de las víctimas, de l'Acord Social Valencià y los Comités Locals d'Emergència i Reconstrucció. Se leyó un manifiesto en el que se explicó que la convocatoria de ayer es «un homenaje a cada una de las 228 personas asesinadas como consecuencia de la nefasta gestión de la dana del pasado 29 de octubre, a sus familiares y seres queridos, también a todas las poblaciones inundadas y a las personas solidarias que, en un gesto de desobediencia civil, vinieron y con su trabajo contribuyeron a salvar centenares de vidas y a reforzar el impulso de supervivencia que nos permite estar hoy aquí, mientras las administraciones nos dejan en una situación de abandono total». En una intervención con guiños de solidaridad con Palestina, desde la convocatoria señalaron que la reconstrucción social es una necesidad inmediata no sólo de las poblaciones inundadas, sino del resto del país, «haciendo imprescindible la dimisión de Carlos Mazón y su Consell con la asunción de responsabilidades penales por parte de todos los responsables patronales e institucionales». Así, señalaron que el pueblo «sufre las consecuencias de la dana con la continuidad de las políticas de muerte y expolio que perpetúan Carlos Mazón y su Consell». «Cloacas reventadas, ascensores detenidos eternamente en el último piso, escuelas que se convierten en barracones. La huerta que se ahoga con construcciones en zonas inundables convirtiendo tierra de cultivo en asfalto y construcción vertical. Con las costas convertidas en producto especulativo que cotizan en bolsa pero no en la vida», expusieron.
Publicidad
«Este homenaje es también a una sociedad civil que no cesa en su lucha ante un gobierno que, en su intento de no asumir responsabilidades políticas y penales, avala unos presupuestos que, negando el cambio climático, niegan el derecho a la vida, que constituyen un ataque frontal a todos los sectores de nuestra sociedad. Un grave ataque a los derechos más elementales de cualquier ser humano», agregaron, para aludir al derecho a la vivienda y de las personas migrantes, entre otras cuestiones. La marcha, convocada por más de 200 entidades cívicas, sociales y sindicales, terminó con las actuaciones de Pau Alabajos, Miquel Gil, La Maria y Tomás de los Santos, todos ellos vinculados a l'Horta Sud. Al término de la misma, muchos de los asistentes se fueron andando a sus pueblos, situados a unos pocos kilómetros. La temperatura había bajado y el paseo era agradable. Como todos los pueblos son uno, los vecinos acudieron a acompañar a sus vecinos. El dolor de todos era el mismo.
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión