Imagen de archivo de un campo de alcachofas. T.A.

Los agricultores alicantinos indefensos ante el cambio climático: las aseguradoras no cubren los 'golpes de calor'

Asaja alerta de que los episodios de altas temperaturas de este mes trastocan las cosechas | Almendros y cerezos ven alterados sus procesos de floración

Ana Jover

Alicante

Martes, 30 de enero 2024, 07:22

Finales de enero y el termómetro no da tregua. Jornadas por encima de los 25 grados y máximas que permiten calificar este tiempo como 'loco'. Las consecuencias directas de este cambio climático está dejando estampas inusuales y el campo las está sufriendo como nunca.

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«Varía todo», concluye José Vicente Andreu, presidente de Asaja Alicante, cuando se le pregunta por el impacto de unas temperaturas anómalas estas semanas. «Nos está poniendo en una situación donde la gente se va a retirar», añade al explicar que los sucesivos cambios del tiempo suma una incerteza en la producción que por ahora solo trae consecuencias negativas.

Andreu habla en referencia a dos ámbitos. El primero es coyuntural y generalizado para toda la agricultura y el segundo, resulta insorportable para el agricultor. En este sentido, el presidente de la asociación agrícola lamenta los problemas con los que se encuentra el agricultor a la hora de combatir las olas de calor que se van produciendo por el cambio climático.

«Agroseguro cubre a partir de que el fruto ya ha cuajado. Te cubre el pedrisco, las heladas, pero no el 'golpe de calor' que es lo que vivimos en este momento», comenta. A su memoria vienen otros capítulos recientes como la ola de calor de este verano, donde los termómetros de nuevo se dispararon.

Este hecho vuelve a desnivelar la balanza contra el agricultor, pues no solo suma más incertezas, sino que, en su opinión, entramos en fases ruinosas. «Se puede tener una mala campaña, dos, pero ya tres ... al final, lo dejas, porque no compensa. El tiempo está trastornando la industria y las cosechas son muy irregulares».

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Así en estos días se están viendo capítulos extraordinarios o anómales, depende de a quien se consulte. José Vicente Andreu trata de aterrizar el impacto de estos días de calor en la provincia y pone como primer ejemplo al almendro y al cerezo.

«En algunas zonas más calidas -comarcas del sur - el almendro no está empezando a florecer y en otras frías, caso de Ibi, ya hay. Incluso en Cuenca», apunta, cuando lo normal es que lo haga en marzo. «Si seguimos el precio del aceite se disparará como ya ha ocurrido con la naranja», destaca el responsable de Asaja Alicante.

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«La cereza es otro problema. El árbol necesita frío y humedad para que se dé esa floración que es un espectáculo y se desarrolle bien. Esperemos que llueve, porque las campañas está muy condicionadas al clima. Esto es un desastre», indica Andreu, mientras trata de no olvidar otros hechos que ya se han dado.

De la compensación en la uva a la granada soleada

Es el caso de la uva embolsada del Vinalopó, la única que a fecha de hoy ha podido salvar el envite de las altas temperaturas del verano del año pasado. La sequía otoñal permitió que maduraran y al final una menor producción se compensó con una gran calidad.

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O también de la alcachofa. Los agricultores de la Vega Baja tuvieron que retrasar el simbólico primer corte de la temporada 20 días, porque no había, recuerda Andreu. En ese momento, los cálculos que se hicieron por parte de la asociación comarcal es que la sequía y los golpes de calor del verano había provocado que se perdiera el 10% de la superficie plantada y aproximadamente el 20 % de la producción.

En una situación dramática también se encuentra ahora la granada mollar. El fruto ilicitano por excelencia se recoge en septiembre y, por sus características, aguanta bien en cámaras lo que permite una distribución prolongada hasta aproximadamente marzo. Andreu comenta que el calor extremo del verano se ha traducido en una «granada soleda», es decir, quemada por dentro.

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«Los granos no tienen ese color rojo tan atractivo que conocemos, sino que son más bien como pasas», explica. «Al estar deshidratadas carecen de la fuerza para aguantar y se utilizan como comida para los animales», termina diciendo.

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