Yeremy Pino celebrando el primer tanto del encuentro. Shootori

España-Georgia (2-0): La selección disfruta en el Martínez Valero

Yeremy Pino y Oyarzabal hacen que el combinado nacional sea líder de su grupo con 9 puntos

Ismael Martinez

Elche

Sábado, 11 de octubre 2025

El Martínez Valero lució espectacular para recibir a la selección española. Gradas repletas, ambiente festivo y una afición entregada que quería disfrutar del regreso de la Roja a Elche. Luis de la Fuente introdujo tres cambios respecto al último once del parón en Turquía: regresó Cubarsí al eje de la zaga ante la baja de Huijsen, y en ataque, las ausencias de Lamine Yamal y Nico Williams abrieron paso a Yeremy Pino y Ferran Torres.

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Desde el primer minuto, España dejó claras sus intenciones. La posesión fue completamente suya, con largas circulaciones de balón y un dominio abrumador frente a una Georgia replegada en su campo, esperando su oportunidad al contragolpe. Apenas en el minuto 5 llegó la primera polémica: Ferran Torres cayó dentro del área tras una acción con Kochorashvili, pero el colegiado Manfredas Lukjančukas consideró que no hubo contacto suficiente y dejó seguir. El público del Martinez Valero rugió con protesta, pidiendo un penalti que no llegó.

El dominio español continuó y en el minuto 18 estuvo a punto de abrirse el marcador. Una jugada ensayada de córner, sacado en corto, permitió a Zubimendi filtrar un pase a la espalda para Yeremy Pino, que centró de primeras al segundo palo. Allí apareció Oyarzabal, que con un gran cabezazo rozó el larguero. Fue el primer gran aviso de una España que empezaba a carburar.

El premio al buen juego no tardó en llegar. En el minuto 23, Pedri rompió líneas con un pase medido a la espalda de la defensa georgiana para Le Normand, que sorprendió incorporándose al ataque y dejó el balón de cara para que Yeremy Pino empujara a placer. El estadio estalló en una ovación ensordecedora: España se adelantaba 1-0 y Elche se rendía al fútbol combinativo de los de De la Fuente.

Con el marcador a favor, la Roja no levantó el pie del acelerador y apenas cuatro minutos después, Ferran Torres volvió a ser protagonista. El delantero cayó dentro del área tras una entrada de Mamardashvili, y esta vez sí, el árbitro señaló penalti. El propio Ferran asumió la responsabilidad, pero el portero georgiano adivinó su intención y detuvo el disparo. Un jarro de agua fría para España, que veía cómo se escapaba una oportunidad clara de ampliar la ventaja.

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Lejos de venirse abajo, el conjunto español siguió atacando con insistencia. En el minuto 34, Pedro Porro colgó un centro preciso desde la derecha que Mikel Merino cabeceó desviado por poco. El navarro, muy activo en la presión y en la llegada, volvió a rozar el gol antes del descanso, en una exquisita jugada colectiva al primer toque que culminó con un taconazo de Oyarzabal y un disparo a media vuelta de Merino que se marchó rozando el larguero.

España se marchó al descanso con ventaja mínima (1-0), pero con la sensación de haber sido muy superior. Dominó la posesión, generó ocasiones y apenas concedió atrás. Solo le faltó acierto para reflejar en el marcador lo que se estaba viendo sobre el césped: una selección reconocible, intensa y con hambre, empujada por un Martínez Valero que fue una auténtica caldera.

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Imágenes de la primera mitad. Shootori

La segunda parte arrancó con la misma inercia que había dejado el primer acto: una España dominadora, ambiciosa, jugando con ritmo y sin dejar respirar a Georgia. El público del Martínez Valero, entregado, acompañaba cada pase con un murmullo de expectación, consciente de que el segundo gol estaba al caer.

Y vaya si estuvo cerca. En el minuto 53, la grada se levantó de un brinco con una doble ocasión. Primero fue Pedro Porro, que cazó un balón suelto en la frontal y soltó un zurdazo con alma de golazo. El balón se estrelló con violencia en el palo, haciendo vibrar el metal. El rechace cayó en los pies de Oyarzabal, que remató de primeras… y otra vez, al poste. Dos disparos, dos palos, y un suspiro colectivo recorriendo Elche. Parecía increíble que el marcador siguiera 1-0.

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Pero cuando el fútbol insiste tanto, acaba premiando. En el 63', Oyarzabal se sacó de la chistera un golpeo de los que se quedan en la retina. Falta al borde del área, ligera brisa, silencio contenido. El capitán de la Real Sociedad respiró, dio dos pasos y soltó un zurdazo seco, potente, perfecto. El balón se coló por la mismísima escuadra, imposible para Mamardashvili, que ni la olió. Golazo. El estadio rugió como un volcán y Oyarzabal corrió a celebrarlo con los brazos abiertos, mirando al cielo.

Era el 2-0 que España merecía desde hacía rato. Un gol que sellaba la superioridad, que hacía justicia al juego valiente y a la personalidad de un equipo que, más allá del marcador, estaba dejando una imagen sólida, madura y con carácter. El público, de pie, ovacionaba a los suyos. Y es que el Martínez Valero, una vez más, volvía a ser talismán para la Roja.

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A partir de ahí, el partido se adormeció. España bajó el ritmo, controló el balón con tranquilidad y dejó que el reloj corriera sin sobresaltos. Georgia apenas inquietó a Unai Simón, y los de De la Fuente se dedicaron a dormir el encuentro con posesiones largas y cabeza fría. El marcador ya no se movió: victoria cómoda por 2-0, buen fútbol, y una noche redonda en Elche, donde la Roja volvió a sentirse en casa.

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