El Elche resiste en el Metropolitano y arranca un valioso empate ante el Atlético

El Atlético de Madrid y el Elche regalaron una primera mitad vibrante en el Metropolitano. Hubo alternativas, llegadas y, sobre todo, un Elche que no se achicó tras el primer golpe del rival, demostrando que también sabe morder cuando lo ponen contra las cuerdas.

Eder Sarabia movió piezas respecto al debut liguero frente al Betis. La gran novedad estuvo arriba: Rafa Mir estrenó titularidad, acompañado por John, mientras el resto del bloque se mantuvo casi intacto. Al otro lado, Simeone puso toda la artillería, con un once plagado de nombres como Julián Álvarez y Sørloth, listos para marcar diferencias.

Y no tardaron en hacerlo. Apenas iban ocho minutos cuando un pase a la espalda de John dejó vendido al lateral y permitió a Sørloth plantarse cara a cara con Dituro. El noruego no tembló y definió con frialdad para poner al Atlético por delante. El Metropolitano estalló, pero aquello no iba a ser un monólogo como podría estar previsto.

La reacción del Elche fue inmediata. El gol no hundió a los franjiverdes, más bien lo contrario: se asentaron con la pelota, empezaron a ganar confianza y, en cuanto tuvieron ocasión, respondieron. Fue en una transición rápida tras un córner en contra. Álvaro Rodríguez levantó la cabeza, puso un centro preciso desde la derecha y Rafa Mir, como buen nueve, se elevó para hacer el empate y silenciar a la afición rojiblanca. Estreno soñado: primer tanto como franjiverde y un gesto de rabia al celebrarlo, consciente del valor de ese gol en un escenario tan imponente.

El duelo entró entonces en un tramo más calmado, con los dos equipos midiéndose y tratando de imponer su ritmo. La pausa de hidratación dio un respiro, pero al regreso el Atlético volvió a apretar. Giuliano Simeone dejó la jugada más vistosa de la tarde: arrancó en velocidad, se coló en el área y estrelló el balón contra el palo. El susto fue mayúsculo, aunque la acción quedó anulada por fuera de juego.

Con todo, el primer acto dejó un sabor dulce para el Elche. No solo por el empate, sino por la imagen ofrecida: orden, personalidad y la valentía de discutirle el balón a uno de los gigantes de la Liga en su propia casa. Una declaración de intenciones que, a buen seguro, refuerza la confianza de un equipo que parece dispuesto a competir sin complejos.

La segunda parte arrancó con un Atlético de Madrid muy distinto al del primer tiempo. El conjunto rojiblanco salió con otra cara: más ambicioso, con más balón y decidido a encerrar al Elche en su propio campo. La presión fue constante y, poco a poco, los de Simeone comenzaron a embotellar a los franjiverdes.

El equipo de Eder Sarabia trató de responder a base de contragolpes, robando balones y lanzando transiciones rápidas. Sin embargo, esas intentonas apenas prosperaron. El cansancio empezó a notarse en las piernas y las carreras ya no eran tan explosivas como en la primera mitad.

En el ecuador del segundo tiempo llegó el turno de los cambios. André Silva debutó con la camiseta franjiverde acompañado por Martim Neto, que ya había tenido minutos en la primera jornada. La idea era clara: refrescar el ataque y dar aire nuevo al equipo. Para entonces, el Atlético ya acumulaba acercamientos, aunque sin generar demasiado peligro real sobre la portería de Matías Dituro, que se mostró seguro.

La ocasión más clara del segundo tiempo llegó en el minuto 80. Una acción embarullada dentro del área del Elche terminó en los pies de Marcos Llorente, que se encontró con el balón prácticamente delante del portero. El Metropolitano ya cantaba el gol, pero su disparo se marchó rozando el poste. Fue el gran susto para los ilicitanos.

En los minutos finales, el guión fue un monólogo rojiblanco. El Atlético volcó el campo, empujó con todo y lo intentó de todas las maneras posibles. El Elche, sin embargo, tiró de oficio y se aferró al empate con uñas y dientes, resistiendo hasta el pitido final con la competitividad como bandera.

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