Usuarios de un bibliobús de Palencia aguardan su turno. ACLEBIM

¡Marchando una de libros!

Cumplen 70 años ·

Los bibliobuses recorren cada día la España rural acercando la cultura a quienes más lejos la tienen. «Cuando llegamos a un pueblo es una fiesta»

Miércoles, 12 de abril 2023, 00:49

Los libros te hacen viajar, pero ellos también viajan, y cuando lo hacen dentro de un bibliobús hasta el más triste y taciturno de sus personajes esboza una sonrisa de complicidad. Los bibliobuses cumplen 70 años rodando por esas carreteras de parada y fonda, acercando la cultura a quienes más lejos la tienen y llevando historias, cuentos y poemas al más humilde y remoto de nuestros pueblos.

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Para ese viaje que se inició en Madrid en 1953 y que aún conserva un cierto halo romántico, España cuenta con una flota de 80 bibliobuses, que atienden a 11,5 millones de habitantes, fundamentalmente en pequeñas poblaciones. En esos núcleos rurales sin tienda de comestibles, ni bar y donde hace décadas cerró la última escuela, las bibliotecas móviles destinadas al préstamo de libros, revistas, DVD y CD aportan un espacio donde socializar y representan la única puerta de acceso a una cultura de calidad.

Lo sabe bien Roberto Soto, presidente de la Asociación de Profesionales de Bibliotecas Móviles (Aclebim), que gestiona los seis bibliobuses de León, la tercera provincia con más unidades tras Madrid (trece) y Barcelona (diez). «El 25% de todos los usuarios de bibliotecas públicas son de bibliobús», apunta Roberto para subrayar la importancia de este servicio.

Para estos pueblos pequeños y dispersos que configuran la España vaciada, el bibliobús es la alegría de la huerta. «Es un espacio donde los vecinos se ponen al día, te cuentan su vida y comentan entre ellos los libros que han leído y se los recomiendan. Solo con eso ya estamos dinamizando la vida social».

Y lo mejor, añade Roberto, es que a partir de ahí surgen clubes de lectura, cuentacuentos, talleres... un chorro de vida para núcleos que sufren cada año una sangría demográfica. «Nos reciben como si fuera una fiesta», describe Soto.

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«Una pequeña gran familia»

Los bibliobuses, con su conductor y su bibliotecario (o más bien bibliotecaria porque la mayoría son mujeres) anuncian su llegada con un bocinazo, abren la puerta en mitad de la plaza, deslizan la escalerilla y reciben a sus usuarios entre estanterías cargadas de unos tres mil libros y películas.

Los profesionales forjan un vínculo especial con su clientela, casi siempre de edad avanzada. Se saben sus nombres y sus apodos, conocen sus gustos literarios y les sugieren lecturas. «Somos una pequeña gran familia», apunta Rebeca Carrasco, de 46 años, 19 como bibliotecaria de un bibliobús en Soria.

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Rebeca es pura vocación, una enamorada de su trabajo y comprometida «con mis pueblos». Hoy arranca en Fuentes de Magaña, de apenas 60 almas, la primera parada de las siete que recorrerá en una ruta de 230 kilómetros por carreteras 'terciarias'. «Te esperan con una sonrisa y eso ya es muy gratificante». Pilar, de 72 años, le ha pedido 'Esperando al diluvio', de Dolores Redondo. A este paso le va a dar a tiempo a devorarlo antes de que caiga una gota.

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