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Pronto se cumplirá un mes de la última actuación de Estrella Morente en Alicante. La cantaora pasó por los Atardeceres Larios en Lamarr, donde inundó de pasión la puesta de sol por el Mediterráneo alicantino. No lo hizo solo con su voz, también con sus gestos y sorpresas. Y es que parte de su familia, residente en la ciudad, acudió a escucharla y a sentirla.
Fue en mitad del concierto, al entonar 'Volver', cuando Estrella Morente bajó del escenario con micrófono en mano para acercarse a su familia alicantina. Un emotivo abrazo sirvió para frenar durante unos segundos la letra de Gardel, la cual volvió a dos voces entre múltiples lágrimas y aplausos.
Esta es la esencia de la cantaora flamenca. «Compartir con la familia es lo más íntimo y lo más especial que un ser humano pueda vivir». Está bien acostumbrada, tanto por su padre Enrique Morente como por sus hermanos Kiki y Soleá Morente. Asimismo, estos conciertos también sirven para que se sienta «en casa rodeada de amigos y de familia, que es donde mejor y más natural sale y surge el arte», sobre todo, si es en una ciudad como Alicante.
Así, 'con la frente marchita' confiesa que «Alicante, para nosotros es una tierra especial en la que siempre hemos sentido una afición y un respeto abrumador hacia el flamenco y hacia la casa Morente».
La familia Morente es arte en sí mismo, ¿qué valores le han inculcado?
Llamarse Morente es sinónimo de cultura y de arte.
¿Qué diferencia hay entre ser cantante y cantaora?
Entre ser cantante o cantaora flamenca la diferencia está en el conocimiento del cante flamenco. Es un género muy peculiar y muy especial que tienes que conocer para poder ejecutarlo, como todo en la vida, pero en especial el cante necesita de ese conocimiento sobre los palos más profundos, como son la taranta, la soleá, la seguirilla, la malagueña, los tangos o la bulería. Mientras que una cantante puede hacer cualquier canción pop o cualquier balada, cualquier bolero maravilloso, pero sin la complicación y el intríngulis del cante flamenco, que es harina de otro costal. A mí me gusta hacer las dos cosas. Me gusta estar abierta a todo al flamenco y a otros géneros, como la música clásica, el jazz o el blues.
¿Ve evolución en el flamenco? De ese que se aprendía en casa al que se enseña en las escuelas de baile y danza.
El flamenco ha evolucionado como todo en la vida. Se ha desarrollado y se sirve de la tecnología y de los nuevos tiempos, por supuesto.
Es una disciplina a la orden del día, ¿cómo valora su actual interés?
Es un arte que siempre se ha defendido solo desde que existe hace cientos de años. Es un género maravilloso muy rico en melisma en textos. Creo, honestamente, que el flamenco es la música española por excelencia y hay muy buenos artistas que están saliendo también de las academias y de las escuelas tan geniales que tenemos en nuestro país. Nuestros conservatorios están llenos de talentos estupendos, que no tienen nada que envidiar a la preparación de los músicos de cualquier otro país. El flamenco es algo que ha gustado siempre en cualquier lugar del mundo en Japón, en Rusia, en África, en Marruecos, en Italia, en Londres, en París en Nueva York… El flamenco es universal y algún día llegará a serlo mucho más.
Por su casa familiar habrá pasado lo más grande, ¿alguna anécdota que le apetezca contar?
Por mi casa hemos tenido la suerte de que pasaron artistas de la talla de Camarón, Paco de Lucía, Manolo Sanlúcar, Ketama, Ray Heredia, el creador de la alegría de vivir; y Michael Nyman. Ahora mismo no recuerdo ninguna anécdota en concreto, pero lo que sí te puedo decir es que todos los grandes coinciden siempre en que son humildes y buenas personas.
También ha traspasado los tablaos y se ha metido en las bandas sonoras, ¿alguna previsión para que su voz vuelva a la gran pantalla?
El teatro y el cine siempre han formado parte de la obra de mi padre, don Enrique Morente. Mi padrino, el gran actor Juan Diego, me enseñó muchísimas cosas desde niña y me regaló un libro sobre Valle-Inclán que se llama 'Los Esperpentos' y otro de César Vallejo, que son dos de mis libros de cabecera. Gracias a todos esos libros de ensayos, comedias, tragedias o comedias griegas que hemos vivido en el anfiteatro y en el teatro romano de Mérida durante muchos años, gracias a muchos festivales y gracias a la amistad de mi padre con actores y actrices directores de la talla de Almodóvar o de Fernando Trueba hemos tenido la suerte de hacer algunas cosas, no solamente como músico en banda sonoras como en 'Volver' o 'Buñuel' y 'La mesa del rey Salomón' de Carlos Saura o su película 'Iberia'. También me he atrevido como protagonista de un corto dirigido por el gran director de cine kinki malagueño Rafatal. En fin, soy una enamorada del séptimo arte y seguro que me quedan cosas por entregarle al cine.
¿Y en alguna serie?
Por motivos de agenda aún no he podido cumplir alguno de los compromisos que me han propuesto hasta ahora, pero me gustaría mucho colaborar en alguna, no sé si como actriz o como músico, pero de alguna forma alguna vez seguro. Ojalá porque a mí, con todos mis respetos hacia los grandes profesionales de este medio, me gusta muchísimo.
¿Está interesada en el mundo del audiovisual? ¿Quizá para llevar a la pantalla su propia historia o la de alguien cercano?
Sí, tenemos un camino, un proyecto muy bonito. Es un trabajo documental que pronto podremos compartir con vosotros.
El flamenco también lleva implícito un lenguaje gestual y visual, prueba de ello son sus vestuarios.
Cuido muchísimo mi puesta en escena en el escenario y suelo tener conmigo en estas actuaciones de Atardeceres Larios mantones en colores azules y turquesas que nos acompañan y nos ayudan a contarle a la gente lo que significa para nosotros celebrar la buena vida.
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Alicia Negre, Raúl Hernández y Álex Sánchez
Rocío Mendoza, Leticia Aróstegui y Álex Sánchez
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