Andrea Ferrari saludando a los Reyes, tras su intervención. Óscar del Pozo/AFP

Andrea, la joven que perdió a su madre: «Debemos honrar a quienes se fueron, pero también cuidar a los que se quedan aquí»

La víctima, cuya progenitora murió en Riba-roja, agradece el trabajo de voluntarios, vecinos y equipos de emergencia | Naiara recuerda a su marido, vecino de Bétera, y «los sueños pendientes de cumplir» | Virginia, familiar del fallecido más joven de Letur (Albacete) pide responsabilidades: «El causante primigenio de la catástrofe es quien omite su deber»

Joaquín Batista/Rosana Ferrando

Valencia

Miércoles, 29 de octubre 2025, 20:08

Andrea Ferrari, hija de Eva Canut, fallecida en Riba-roja, Virginia Ortiz, prima hermana de Juan Alejandro, que perdió la vida en Letur, y Naiara Chuliá, pareja de Slim Regaieg, trabajador de otra empresa de Riba-roja, han sido los familiares que han intervenido en el funeral de Estado en recuerdo de las víctimas.

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La primera en tomar la palabra ha sido Andrea, que ha hecho hincapié en la importancia de recordar a los fallecidos pero también a quienes les lloran: «los que seguimos aquí, caminando con cicatrices en el alma pero con mirada firme».

La joven, tras trasladar su pésame a los presentes, ha recordado que hace un año el agua arrasó «calles, casas y vidas», aunque también dejó una avalancha de solidaridad «y amor por nuestra tierra». «No puedo dejar de agradecer a todas las personas que en aquellos días tan duros salieron ayudar y lo dieron todo», ha destacado. «A los jóvenes que ofrecieron su mano, a los vecinos que abrieron sus casas, a los servicios de emergencias, a las Fuerzas de Seguridad, a los equipos sanitarios y de rescate y a los miles y miles de voluntarios y voluntarias que vinieron de todas partes de España y demostraron que, gracias a su germanor, Valencia pudo salir del barro», ha añadido. «Gracias por recordar al mundo que en medio del caos la humanidad sigue existiendo», ha sentenciado.

También ha hablado de su madre, Eva María Canut, administrativa de 54 años fallecida cuando volvía de trabajar en el polígono La Reva al arrasar el agua el coche en el que circulaba con una compañera. «Su alegría te envolvía sin darte cuenta, y esa fuerza que irradiaba es la que me impulsa a seguir viviendo y a buscar motivos para sonreír, incluso cuando la vida pesa», ha señalado.

Además, ha tenido palabras para las asociaciones de víctimas -«quiero agradecer de corazón su labor de acompañamiento, canalizando nuestro dolor e intentando convertirlo en justicia»- y ha insistido en la importancia del recuerdo y el apoyo a los familiares.

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El homenaje de Estado a las víctimas de la DANA, en imágenes

«Un año después todavía no ha llegado la calma. Sabemos que no llega sola, sino que se construye con esfuerzo, esperanza y unión. Y que no se nos olvide: debemos honrar la memoria de quienes se fueron, pero también cuidar a quienes estamos aquí. Porque mientras exista memoria nunca habrá olvido, y porque para nosotros ahora mismo lo más importante es que prevalezca la verdad, el respeto y la humanidad», ha concluido.

La siguiente en intervenir ha sido Naiara Chuliá, la mujer de Slim Regaieg. El hombre de origen tunecino murió a la salida del trabajo en Ribarroja del Turia, de camino a su casa en Bétera. Dejó tras de sí una mujer y dos niños pequeños.

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Su mujer lo recuerda como «un luchador incansable». Falleció en el camino a casa después del trabajo. Naiara rememora su vida desde su llegada a España hace 25 años. Se conocieron en Mallorca y con el tiempo llegaron sus dos hijos. «Hoy ellos son mi salvación», afirma la viuda.

La semana anterior al fallecimiento de Slim, mientras pintaban su casa, Naiara pensó: «Soy tan feliz que me da miedo», pero no se lo dijo. Ese sábado celebraron el cumple de la esposa y madre de los dos niños. «Aún conservo un poco de merengue congelado que hiciste, no soy capaz de comerlo ni tirarlo», cuenta apenada. «Cuando todo iba bien, nos estábamos estabilizando, con unos niños maravillosos y muchos sueños por cumplir…Un día te vas de casa y no vuelves», dice Chuliá.

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«Si hubiera sabido que la conversación del día 29 por la tarde era la última, te habría dicho tantas cosas…». Naiara pasó la tarde rogando al universo que Slim estuviera en casa cuando ella llegara allí con los niños, pero no fue así. «La casa estaba helada, tuve una corazonada», explica.

Los seres queridos de Regaieg se movilizaron para encontrarlo, y así fue. «Ese día mi mundo se puso boca abajo», sentencia la mujer del tunecino. Ello fue acompañado del momento más duro de su vida: decirle a los niños que su padre no volvería.

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«Túnez entero te llora», asegura Naiara. Pero el duelo lo ha tenido que pasar ella, en una espiral de trámites, colegio y vida: «Entras en una rueda porque tienes dos niños pequeños y tienes la obligación de seguir adelante. Te das cuenta de que no puedes con todo y tienes que parar, delegar, cuidarte para poder cuidar. Me invade la tristeza cuando veo que la vida sigue, aunque tú no estés».

«Yo cuento mi historia, pero aquí, en esta sala, hay 237 historias, con nombres y apellidos, con familias destrozadas y sueños rotos», añade consternada. «Tengo la esperanza de que encontremos la razón por la que seguir adelante. En mi caso son mis hijos. Han perdido a su padre, no pueden perder también a su madre», resuelve. «Es duro educar lejos del dolor, la rabia y la tristeza cuando tú te sientes así», expone. Pero se apoya en el recuerdo: «No crío a mis hijos sola, lo hago contigo, pensando en cómo lo harías tú. Quiero que mis hijos cumplan sus sueños, pero felices en el camino. Ya hemos aprendido que el objetivo final igual nunca llega».

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Naiara lucha por seguir adelante porque es lo que querría su marido: «No quiero sentirme mal cuando me río y no quiero sentirme culpable por lo que te ocurrió. Nadie tiene derecho a juzgarnos por ello, no llevan nuestros zapatos». La mujer de Slim quiere transmitir una imagen de su pareja como un confidente y padre maravilloso, y por ello, la gran pérdida que supuso.

Virginia Ortiz ha sido la última de los familiares en homenajear a su ser querido. Ha hablado para recordar a su primo hermano, el fallecido más joven de Letur. El chico murió en la cuesta que conecta el casco antiguo del municipio con la zona alta del pueblo. Viajaba en una furgoneta del ayuntamiento con su compañero Manuel. Se dirigían a ponerse a salvo tras recibir el aviso de que el arroyo se había desbordado en el inicio del cauce a causa de las precipitaciones en la Sierra del Segura. El torrente de agua les sorprendió a mitad del trayecto. El primer coche consiguió esquivar la corriente y salvarse. Juan y Manuel no tuvieron esa suerte.

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Ortiz escribió un texto el día que encontraron el cuerpo de su primo hermano: «Hemos subido y bajado esa calle millones de veces, hemos paseado en busca de nada otras tantas y se ha quedado grabado en mi retina el bello paisaje, pero soy incapaz de disfrutar de su recuerdo, como si lo acompañase un olor mefítico, porque no había nada de bello en lo que me llevó a contemplarlo». Su intervención en el funeral ha estado acompañada, además, de la petición de responsabilidades: «Las inundaciones son en España el fenómeno natural que más muertes provoca. Pero no fue este fenómeno el causante de la catástrofe que hemos sufrido, es quien omite su deber, a sabiendas de que su omisión puede suponer la pérdida de vidas humanas, quien comete el acto primigenio que deriva en sus muertes».

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