Román Rodríguez durante una de las sesiones de su centro TA

Román Rodríguez: «Estamos demostrando con ciencia cómo la música mejora la salud»

El músico y doctor en Ciencias de la Salud ha inaugurado en La Nucía un centro único y pionero en España

Jueves, 27 de noviembre 2025, 12:03

En La Nucía se está desarrollando, desde hace ya algunas semanas, un proyecto inédito en España: el primer Centro de Música y Salud, una iniciativa que une arte y ciencia de la mano de alguien cuya trayectoria transita precisamente ese puente. Román Rodríguez, músico reconocido y doctor en Ciencias de la Salud, lleva años investigando cómo la música puede convertirse en una herramienta terapéutica real, rigurosa y avalada por estudios clínicos. Ahora, ese conocimiento cristaliza en un espacio pionero que aspira a mejorar la salud emocional y la calidad de vida de personas con y sin patologías.

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«Lo hemos planteado desde cuatro áreas», explica Rodríguez mientras describe su proyecto con la serenidad de quien ha defendido cada paso con evidencia científica. «Por un lado, la musicoterapia clínica para personas con patologías emocionales. Pero también queríamos explorar la prevención, cómo ayudar a personas sin patologías que conviven con estrés, falta de concentración o problemas emocionales». Esa doble vía —tratamiento y prevención— constituye la base de un centro que no solo atiende, sino que educa y acompaña.

Sesiones, no consultas: un espacio flexible y adaptado

Rodríguez lo tiene claro: lo que ofrece el centro no son consultas, sino sesiones de música y salud. Pueden ser individuales o grupales, según las necesidades de cada persona. Y es que la metodología cambia radicalmente si se trabaja con un niño con autismo o con un grupo de personas mayores que necesitan moverse, socializar y expresar emociones de forma conjunta. «No queríamos cerrar el formato. Hay personas que necesitan una atención individualizada, mientras que otros colectivos se benefician más de un enfoque grupal».

El denominador común es siempre la música, no como entretenimiento, sino como recurso terapéutico capaz de activar emociones, regular el estrés, favorecer la comunicación o estimular el movimiento.

La innovación no se limita a la práctica clínica. El proyecto nace con una clara orientación hacia la investigación, fiel a la trayectoria académica de Rodríguez. «Pediremos consentimiento informado a todas las personas que quieran participar. Grabaremos sesiones, haremos entrevistas, recogeremos datos… Queremos seguir investigando y publicar nuevos estudios».

La ambición es convertir el centro en una referencia estatal, no solo por su labor terapéutica, sino por su capacidad de generar evidencia científica propia. Un paso más en una línea de trabajo que el músico inició hace años con su tesis y cuyos resultados ya han sido publicados en su libro «Música y salud: Descubre los beneficios de la música para tu salud», editado el pasado mes de abril.

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Cuando la salud mental deja de ser tabú

El contexto social actual, cada vez más abierto a hablar de salud mental sin estigmas, favorece que este tipo de iniciativas encuentre su público. Para Rodríguez, la clave está en promover la atención preventiva, no solo la clínica. «A veces descuidamos cosas esenciales: la nutrición, caminar, respirar, escuchar música que nos gusta… Yo animo a las personas a que se acerquen sin esperar a tener una patología».

Su objetivo es que el centro sea también una vía para canalizar emociones, reducir el estrés y mejorar la concentración. Todo ello con un enfoque innovador y, sobre todo, basado en ciencia. «Entiendo que es novedoso, porque un centro que reúna todas estas áreas no existe en España».

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Rodríguez se detiene un momento cuando se le pregunta por el riesgo de confundir su proyecto con una pseudoterapia. Su respuesta es firme: «No hablamos de magia ni de curanderos. Mi tesis fueron cinco años de investigación clínica sobre los beneficios de la música para la salud». De hecho, su trabajo arrancó en un entorno tan exigente como la oncología pediátrica del Hospital Doctor Balmis de Alicante. «La evidencia está ahí: la música ayuda a reducir el estrés, mejora la expresión emocional y tiene efectos positivos demostrados».

Desde entonces, ha trasladado su metodología a distintos ámbitos clínicos y sociales, siempre bajo un mismo principio: la música es un vehículo terapéutico, pero debe aplicarse con conocimiento científico.

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Una terapia que empieza por escuchar

Si algo caracteriza su enfoque es la personalización. Antes de iniciar cualquier intervención se realiza una evaluación completa, tanto clínica como musical. «Pedimos el informe clínico si lo hay, pero también hacemos una historia musical de la persona», explica.

Esa historia musical es esencial: los gustos, las canciones de la infancia, la música que se escucha con amigos, los géneros que identifican etapas vitales. «Todo eso es importantísimo. A partir de ahí sabemos qué necesita esa persona, si debe conectar con una música más alegre, más triste, más activadora o más calmada. Ese es nuestro trabajo».

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La música, en su centro, no se impone: se revela. Se construye desde la biografía emocional de cada paciente o usuario, respetando su sensibilidad y sus ritmos.

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