Juanfran Pérez Llorca en su última investidura como alcalde de Finestrat TA

Finestrat elogia a Pérez Llorca el día de su partida: «Siempre ha sido amable y se ofrece cuando se le pide ayuda»

Varios vecinos cuentan a TodoAlicante sus experiencias más cercanas con el nuevo President de la Generalitat

Jueves, 27 de noviembre 2025, 18:55

La comarca de la Marina Baixa ha vuelto a situar a uno de los suyos al frente de la Generalitat Valenciana. Desde que el cartagenero Eduardo Zaplana diera el salto desde la Alcaldía de Benidorm a la presidencia del Consell en 1995 —puesto que mantuvo hasta 2002 e inauguró un largo periodo de hegemonía popular en la región— no se había producido un relevo procedente de este territorio.

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La investidura del finestratense Juanfran Pérez Llorca, alcalde de su municipio durante la última década, como sucesor del dimitido Carlos Mazón, devuelve a la Marina Baixa un protagonismo político que no ejercía desde hace treinta años.

A diferencia de Zaplana, nacido fuera de la comarca, Pérez Llorca sí es 'fill' de la Marina Baixa. Nacido en Finestrat en 1976, llegó a la Alcaldía en 2015 tras la salida de Honorato Algado.

Pérez Llorca encabezó la candidatura del PP a las elecciones locales de 2015 y ganó con un 54% de los votos (1.326), obteniendo ocho de los trece concejales de la corporación. Aquella victoria se repitió con similar contundencia en 2019, cuando alcanzó el 56% de los sufragios (1.576) y elevó su representación a diez ediles (con Nati Algado ocupando entonces el número diez de la lista 'popular') frente a los tres del PSPV-PSOE. Pero fue en 2023 cuando su liderazgo alcanzó su expresión más contundente: 1.996 votos, un 73% del total, y una mayoría aplastante de once concejales frente a los dos socialistas.

Ese crecimiento electoral estuvo acompañado de una transformación visible en el municipio. Bajo su mandato, Finestrat ha multiplicado su población, ha desarrollado amplias áreas residenciales y ha consolidado su bulevar como el principal eje comercial de la Marina Baixa, rivalizando incluso con Benidorm.

Un alcalde cercano y más allá de las siglas

En un municipio que roza los 10.000 habitantes y donde la mitad de ellos son extranjeros, es difícil encontrar una valoración negativa del nuevo president. «Ha sido buen alcalde y ha hecho bastantes cosas, el único problema es que es del PP», bromea una joven estudiante que no esconde su predilección por un alcalde «de derechas» pese a confesarse ideológicamente «de izquierdas».

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«En el tiempo que le he conocido ha sido tremendamente amable y se ofrece cuando le pides algo sin ningún problema», añade un vecino jubilado. «El alcalde es muy buena persona, me ayudó cuando abrí mi negocio, y cuando falleció mi marido estuvo allí», afirma una hostelera de origen italiano que presume de que «venía mucho con la familia a comer pizza a mi restaurante. Era la única que les gustaba».

El propio Pérez Llorca reivindicó ese estilo de gestión en su discurso de investidura: «Si acepto este cambio es para cuidar lo cotidiano, asegurar que lo esencial funciona; un gobierno serio empieza igual que un ayuntamiento serio: garantizar que la gente viva bien, sin ruido, sin caos».

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Esa trayectoria municipal enlaza con su progresiva ascensión dentro del Partido Popular. Convertido en el principal hombre de confianza de Carlos Mazón, fue él quien diseñó el llamado 'pacto exprés' con Vox que permitió la investidura del ya expresident, un movimiento que incluso sorprendió a la dirección nacional del partido, entonces inmersa en debates internos sobre la conveniencia de acuerdos autonómicos con la formación de Santiago Abascal.

En julio de 2024, antes de que la dana desencadenara la tormenta política que acabaría con la dimisión de Mazón tras el funeral de Estado, Pérez Llorca fue nombrado Síndic del Grupo Popular en Les Corts, acumulando así un nuevo espacio de influencia. Consumada la renuncia del president, el debate sucesorio abrió de nuevo la pugna habitual entre Génova y el PP valenciano, y fue en ese escenario donde el finestratense apareció como una figura capaz no sólo de asegurar la continuidad de la legislatura, sino también de aplazar dos años la decisión entre Català y Mompó como futuros candidatos autonómicos.

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