Obituario
Don Manuel: hombre bueno, pastor humildeLlevaba adelante el templo más activo de Alicante, la iglesia de Nuestra Señora de Gracia, como un auténtico oasis de espiritualidad en el centro de la ciudad
No he podido evitar volver a revivir muchos momentos pasados que creía perdidos en los recovecos de mi mente. Aquel joven que asumió el cargo de Hermano Mayor de la Humildad y Paciencia tenía cierto respeto y distancia ante la figura, que se me antojaba enorme: de don Manuel Soto Menárguez, párroco de la iglesia Nuestra Señora de Gracia de Alicante durante casi 40 años.
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Tenía que comenzar a trabajar con un hombre de una espiritualidad asombrosa, que había ocupado diferentes cargos y responsabilidades en la Diócesis de Orihuela-Alicante y al que le tenía un gran respeto. Sin embargo, don Manuel me enseñó que, a pesar de todos los títulos o cargos que tuviese, lo que más feliz le hacía era ser pastor, el padre de nuestro rebaño, y supo acoger a esta pequeña oveja y guiarlo para poder trabajar codo con codo.
Don Manuel llevaba adelante el templo más activo de Alicante como un auténtico oasis de espiritualidad en el centro de la ciudad. Miles y miles de alicantinos hemos pasado por allí en diferentes grupos en los que él era la cabeza visible: Cáritas, Manos Unidas, pastoral de enfermos, catequesis de jóvenes y adultos, Vida Ascendente, Acción Católica, Hermandad y Adoradores de la Capilla Perpetua, formación de parejas cristianas…
En cuanto a la Hermandad de la Humildad y Paciencia, don Manuel fue una figura indispensable, de quien guardo un recuerdo imborrable y que hoy se hace más presente que nunca.
El reverendo supo acoger a un grupo de cofrades y comerciantes del centro para fundar la corporación en 1996; bendijo al Señor de la Humildad y a la Virgen de las Lágrimas en 1997 y 2004, respectivamente; facilitó que las imágenes salieran desde el templo y no desde la calle; dispuso una ubicación en la iglesia para que nuestros titulares recibieran culto digno durante todo el año, así como el espacio reservado para celebrar nuestros cultos anuales.
Además, don Manuel cedió diferentes espacios de la Parroquia, como el palomar y el despacho, para que la Hermandad tuviese donde reunirse y convivir. No me quiero olvidar de su colaboración para engrandecer los pasos de nuestra Cofradía y el inicio de la Obra Social, Hermano Sol, con ayuda a niños y jóvenes en riesgo de exclusión social.
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Su implicación en las charlas formativas, los retiros espirituales o la creación de grupos de confirmación al amparo de la Hermandad los he vivido en primera persona todo siempre bajo su ayuda y respeto.
Don Manuel supo creer en nuestra Hermandad y nunca escatimó en ayudarnos para que siguiéramos creciendo, como lo hemos venido haciendo hasta ahora. Hoy se lo podemos devolver teniéndolo en nuestras oraciones y pidiéndole al Señor de la Humildad que lo reciba y a la Virgen de las Lágrimas que lo acoja bajo su manto.
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Nunca olvidaré la frase que me decía ante cualquier idea o proyecto que le presentaba y que seguiré teniendo presente el resto de mi vida:
«Siempre que os reunáis dos o tres en el nombre del Señor, estaré yo para apoyaros. Ten paciencia, trabaja con ilusión, y con el tiempo verás los frutos que el Señor tiene preparados para nuestra Hermandad».
En memoria de Don Manuel Soto Menárguez, hombre bueno, pastor humilde.
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