Cuando la fiesta de Hogueras se lleva en la piel
Paula Iborra y Juanjo Carretero convierten sus recuerdos foguerers en tatuajes llenos de historia
Les Fogueres no solo se plantan en las calles, también se graban en la piel de quienes las viven con pasión. Para algunos festeros, ciertos momentos quedan marcados para siempre... y lo hacen en forma de tatuaje.
Juanjo Carretero, foguerer de Ángeles-Felipe Bergé en Alicante y de Hernán Cortés en San Vicente del Raspeig, guarda en su muñeca una estrella muy especial.
Su primer año de presidente en la comisión sanvicentera llegó con un gran susto. Al plantar al tombe una de las torres que formaban la hoguera, se partió y la estrella del remate se rompió al caer.

Pese a ello, lograron repararla y se colocó en la torre más pequeña. Antes de la cremà, la indultaron y, aún así con la tensión todavía en el cuerpo, Juanjo quiso llevarla siempre consigo.
«Mi primer tatuaje tenía que ser esa estrella: la que vi caer, volver a subir y luego bajar para recordarme que de las adversidades se puede salir victorioso», como demostró el tercer premio.

También Paula Iborra, bellea 2023 de la hoguera Carolinas Altas, quiso tatuarse un trozo de su historia festera. En su gemelo luce una máscara de gas, idéntica a la que formaba parte la trasera de su foguera. Su pareja, el tatuador profesional Luismoink, fue quien la plasmó.
«Es el tatuaje más importante, también el más doloroso que llevo a día de hoy y, por supuesto, mi favorito». Esta alicantina trabaja en este oficio y sigue vinculada al arte desde Alemania, donde ambos trabajan en un estudio.
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