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La ciudad de Elche es referente en muchas cosas. A su potente industria del sector del calzado y la emergente aeroespacial, ya más que asentada gracias a PLD Space, se le suma ahora otra relacionada con las energías renovables que pretende revolucionar la producción industrial.
Es el caso del proyecto que desarrolla W2H2, spin-off de la empresa ilicitana Greene. Una iniciativa que ha sido catalogada por la Generalitat como «estratégica» y que contará con una subvención superior a 1,2 millones de euros para que desarrollen su actividad en los próximos tres años.
Un reconocimiento que han recibido de manera más que «positiva» en la empresa, quienes agradecen a la Conselleria de Industria la valoración de este proyecto y la apuesta que han realizado en la generación de hidrógeno verde a partir de residuos biomásicos.
Y es que este proyecto consta de la obtención de este tipo de energía verde a partir de diferentes tipos de biorresiduos, como pueden ser restos de poda, biomasa forestal o agrícola. Una renovable que pretende instalarse en varios sectores industriales para así mejorar la competitividad de las empresas en consonancia con la agenda 2030.
Así lo creen desde la empresa con sede en Elche, que califica esta forma de obtención energética como «novedosa, económica y complementaria» a la producción clásica de hidrógeno renovable, que se obtiene principalmente mediante la electrolisis del agua con energía solar o eólica.
El director de desarrollo de negocio de Greene, Juan Manuel Martínez, asegura que el objetivo del proyecto es que sirva como «sustituto del gas natural». La iniciativa de W2H2 pretende emplear este tipo de energía para producir calor industrial en sectores como el cerámico, con gran importancia en la Comunitat.
«Los problemas que ha generado el precio del gas natural en su producción como consecuencia de la guerra de Ucrania están afectando al sector», explica el directivo, quien remarca que el proyecto «está en una situación idónea respecto al H2Med, el gaseoducto de hidrógeno que vertebra la Comunitat, ya que pasa por la mayoría de empresas de la industria cerámica».
Desde la empresa aseguran que esta manera de producir hidrógeno tendrá la consideración de «circular», ya que «reintroduce al sistema productivo nuevas materias primas mediante el aprovechamiento de residuos», detalla Martínez.
Según los datos de la Conselleria de Agricultura, se estima que la disponibilidad de este tipo de residuos supere el millón de toneladas anuales en la Comunitat. En el territorio, la biomasa agrícola, con unas 800.000 toneladas al año, cuadruplica la forestal.
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«Las cifras que se manejan tan solo en la Comunitat de residuos biomásicos son exorbitantes», afirma Martínez, quien asegura que es «primordial» su gestión de forma «adecuada y sostenible para avanzar hacia una economía circular respetuosa con el medio ambiente».
Con estas previsiones, la empresa desarrollará una planta piloto para validar la generación de este tipo de energía. «Nos marcamos como objetivo convertir 1.000 toneladas al año de biomasa en 1.500 MW de hidrógeno al año», explica el director de negocio de la compañía ilicitana, quien subraya que esta planta piloto servirá para valorar «su posterior escalado a nivel industrial y la replicabilidad del proceso».
El hidrógeno es una fuente de energía fiable empleada como producto químico o energético en una amplia variedad de industrias, como en la petroquímica, donde se utiliza para refinar el petróleo, en la de fertilizantes para sintetizar amoníaco o en la química, además de en el sector energético, ya que sirve para producir y almacenar energía y calor.
El director de negocio de Greene ha resaltado la buena posición del negocio en la Comunitat, donde el gaseoducto de hidrógeno H2Med vertebra el territorio de norte a sur. Un territorio que está proyectado para ser uno de los principales canales de distribución de este tipo de energía en Europa.
Juan Manuel Martínez
Director de desarrollo de negocio de Greene
Martínez asegura que el proyecto de Greene W2H2 complementa este tipo de energía y tiene gran recorrido en la Comunitat y en España. Una ambiciosa iniciativa ilicitana «puede permitir alcanzar los objetivos de descarbonización propuestos por la Unión Europea para el 2030», en palabras del directivo. De momento, la revolución del hidrógeno verde ha comenzado, y tiene sede en Elche.
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