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Son innumerables los recuerdos que pasan por la cabeza del padre Oltra (Carcaixent, 1935) desde este lunes, tras conocer la muerte de Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco. El religioso franciscano, Enrique Oltra Perales, se ha enterado de la trágica pérdida a su paso por el supermercado, cuando unos feligreses «han venido a saludarme y me lo han dicho».
Para digerir la noticia, el padre Oltra, como todos le conocen en Dénia, ha regresado a la 'Ermita del Pare Pere', su hogar desde los primeros años de la década de los 80 a los pies del Montgó, en Dénia. Este templo celebra «sus bodas de oro» también durante este 2025 y lo hace como el único de todo el municipio que «abre todos los días, de nueve a nueve horas», a iniciativa de este religioso.
Fue tras su estancia en Argentina -a la que acudió derivado desde su Valencia y Carcaixent natal- cuando el padre Oltra se asentó en este rincón de Dénia, ciudad que reconoce como su casa. Desde ahí ha puesto en marcha el proceso para beatificar al Pare Pere, además de colocar la capital de la Marina Alta en el mapa cardenalicio.
Para conocer su historia -nada más y nada menos que 89 años- es necesario cruzar las puertas de la Ermita del Pare Pere, saludar al padre Oltra y tomar asiento con él en su patio. Tras un protocolario «qué tal» y agradecimientos mutuos, este religioso comienza a narrar sus anécdotas al otro lado del charco, donde conoció al Papa Francisco.
Corrían los primeros años de la década de los años 60, cuando el padre Oltra fue derivado desde Valencia a Argentina. Allí es donde, durante dos décadas, se volcó en su gran pasión. «Mi vocación siempre ha sido la docencia», reconoce el franciscano al inicio de la conversación.
Su estancia en este país de Sudamérica cuenta con diversas anécdotas, como la de fundar una parroquia y un colegio en Buenos Aires junto al padre Ivars o ser profesor de horario nocturno en la Universidad del Salvador. También destaca la de acceder como docente a la Universidad Católica de Cuyo San Juan «cuando estaba en pañales».
Sin embargo, la de conocer a Jorge Mario Bergoglio llegó más de una década después. Fue gracias a un compañero, el padre Roberto Prieto. «Somos hijos de las circunstancias», recuerda sobre él. Este fue el primero en acceder a la docencia en la etapa del Rectorado del que en un futuro sería el Santo Padre.
Así, gracias a sus recomendaciones, Oltra entró a formar parte de la Facultad de San Miguel, regentada en aquel entonces por los Jesuitas, como profesor de Teología en su vertiente histórica. «Lo primero que hice», recuerda de su llegada, «fue saludar al padre Bergoglio», rector de la institución académica.
Fray Oltra
Sobre aquellos años en los que compartió docencia y pasillos, tras el fichaje del que décadas después sería Papa, el padre Oltra menciona las «grandes ocupaciones» del cargo de rector, el cual hizo que la relación entre ambos fuera «parca». Pese a ello, el franciscano tiene una cosa clara: «Puedo decir que era un alma especial».
En esta línea, el padre Enrique Oltra reconoce también que «me impactó su sencillez», pues Jorge Mario Bergoglio «nos recibió con los brazos abiertos», pese a ser de órdenes distintas. Ese fue el espíritu que le cautivó, «iba a la persona, abrazaba a todos y era hermano de todos».
Dos décadas después de su llegada a Argentina, el franciscano Oltra regresó a España en los primeros años de la década de los 80. Los vaivenes y las circunstancias, como bien confiesa, le hicieron deparar en Dénia. Estableció su hogar en la Ermita del Pare Pere, la cual permanece abierta para todos los fieles, como bien matiza en distintas ocasiones.
Tras todo este tiempo dedicado al templo, sin olvidar nunca sus orígenes y sus compañías, el también Hijo Adoptivo de Dénia, volvió a coincidir con Jorge Mario Bergoglio. Aprovechando un nuevo viaje a Buenos Aires en el año 2000 para continuar con su formación con los cursillos de verano, el franciscano solicitó audiencia con el ya convertido en Arzobispo.
«Me concedió audiencia el mismo día que yo llegaba a Buenos Aires y, a pesar de que tenía tanta gente, tuvo diez minutos para mí». Fue ahí donde expuso un problema interno, relacionado con la salida de un fraile de la Orden. Bergoglio actuó como consejero, recuerda el padre Oltra guardando todavía el secreto.
De aquella confesión, sumada a otros encuentros que ambos han mantenido a lo largo de sus vidas, el franciscano formado en el convento de Benissa reconoce que el Papa Francisco «a pesar de ser jesuita, tenía un alma franciscana de sencillez y humildad». Sobre ello, destaca también a los cardenales franciscanos con los que contó durante su pontificado.
Uno de los cardenales franciscanos amigo del padre Oltra fue Cláudio Hummes, elevado a este cargo en 2001 bajo el pontificado de Juan Pablo II. Ambos fueron compañeros de estudios en Roma, detalla el religioso afincado en Dénia, ciudad que presentó al brasileño hasta en dos ocasiones.
Fue en uno de sus viajes hacia la capital de la Marina Alta cuando hubo una confesión sobre Jorge Mario Bergoglio. «El cardenal Hummes, según contó, le sugirió el nombre de Francisco», un consejo que el Santo Padre tomó de buena mano y empleó hasta el final de sus días, este lunes 21 de abril.
De aquellos viajes, el padre Oltra también recuerda una escapada hacia Calpe para mostrarle al brasileño la rica gastronomía de la terreta y del Mediterráneo. En aquella ocasión estuvieron acompañados también por Roberto Prieto, otro de los franciscanos presentes en la vida de Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco.
Hoy, como todos los días, y tras la muerte del pontífice, la vida seguirá en la Ermita del Pare Pere. El padre Oltra abrirá las puertas a las 9 y a ella acudirán los fieles para orar por Jorge Mario Bergoglio: «El jesuita con alma de franciscano».
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Fernando Morales y Álex Sánchez
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