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La segunda torre desde la del Reloj. Miriam Gil Albert
Exorcismos, antiguos grafitis y las mejores vistas: los secretos de la torre que ha sembrado el caos en Alicante

Exorcismos, antiguos grafitis y las mejores vistas: los secretos de la torre que ha sembrado el caos en Alicante

El balcón de esta edificación protegida sufrió un desprendimiento el pasado jueves sin que milagrosamente hubiese que lamentar ningún herido

Sábado, 26 de octubre 2024, 06:21

En sus casi tres siglos de historia el edificio del Ayuntamiento de Alicante ha vivido de todo. Desde revoluciones a la explosión de la armería El Gato, de la cremà de la hoguera oficial a conciertos de toda índole. Sobre este edificio se sustentan dos torres mellizas únicamente diferenciadas por el reloj que corona una de ellas.

Esta misma fue la que sufrió este pasado jueves, 24 de octubre, un desprendimiento en su parte más alta. Desde el balcón que rodea el campanario varios cascotes de gran tamaño cayeron hasta ir a parar a plena calle. Un milagro que no provocaran daños mayores a una hora, las 10.30, en la que la plaza estaba llena de transeúntes. El gobierno municipal se ha apresurado a impulsar un plan de reparación urgente que evite nuevos sustos y que ofrezca una solución definitiva al estado de conservación de estos elementos monumentales. De momento, las mallas protectoras cubren los puntos más sensibles de la fachada.

Pero esta torre esconde en su interior muchos secretos que pasan desapercibidos para los alicantinos y que ahora resulta oportuno relatar. Detalles que hablan de la historia de la ciudad y de la importancia de este edificio, también para la protección espiritual del pueblo.

Una campana que exorciza con su toque

Ha llovido mucho desde que en el año 1699 esta campana ocupara su lugar en la casa consistorial. De hecho, el edificio era otro. En el mismo lugar, pero más pequeño. Fue la renovación, entre ese año y 1775, la que dio la forma que ahora conocemos.

Una imponente campana bajo la que tradicionalmente ha colgado un badajo que con su toque no solo ha marcado las horas de generaciones y generaciones de alicantinos, sino que lleva más de tres siglos alejando a los demonios de la ciudad. Con cada plañido suena un exorcismo escrito en el metal.

Campana del Ayuntamiento. Miriam Gil Albert

«Todas las campanas son un rezo«,explica la restauradora del Ayuntamiento de Alicante, Luisa Biosca. Fue un profesor de la Universidad de Alicante el que »vio, en esta en concreto, que era el mismo que utilizó San Francisco en un exorcismo. Es decir, cada vez que la campana toca, exorciza la ciudad».

En el pie de la campana se puede leer: «Ecce crucem Domini fugite partes adversae vicit leo de tribu Juda. Radix David alleluia auxiliet. Auxiliet Maria auxiliet Nicolaus (He aquí la cruz del Señor, huid enemigos, ha vencido el león de la tribu de Judá, la raíz de David. Aleluya, aleluya. Que ayude María, que ayude Nicolás)», tal y como recoge este experto en Filología Latina de la Universidad de Alicante, Antoni Biosca, en un trabajo publicado en la revista Saó.

El altavoz por el que suena el himno de Alicante. Miriam Gil Albert

La oración es un breve texto en el que se pide ayuda a María, a San Nicolás de Bari -patrón de la ciudad- y a Jesucristo- refiriéndose a él como la raíz de David-, para luchar contra las fuerzas del mal. Una forma breve de exorcismo que salva a la ciudad de sus demonios en cada toque.

Además, son otras figuras las que aparecen en el metal de este particular elemento como los 'demonis', que decoran el asa de la campana o las figuras de la Santa Faz, la Virgen del Remedio o San Nicolás.

Mecanismos de ayer y de hoy

Mucho ha pasado desde su fundición y, aunque la campana sigue siendo la misma, no lo es el sistema que la sustenta. Hoy en día, un reloj eléctrico, situado al inicio de la escalera, es quien dirige el sonido de las campanadas. Poco más que una caja en la que se ven las cifras correr como los granos en un reloj de arena.

También el tradicional badajo del interior ha dado lugar a un mecanismo más moderno, situado en el exterior del aparato, mucho más preciso y sencillo. De hecho, en la planta intermedia de la torre duerme todavía el antiguo mecanismo que unía la campana y el reloj.

Grafitis en el campanario

Para acceder a la torre hay que hacerlo por unas estrechas escaleras, las mismas que se utilizaban hace años para revisar el reloj. En el último tramo, la pared aparece llena de pintadas, escritos a lápiz de cuando los alicantinos podían subir hasta la campana, algunas con más de un siglo de antigüedad, en las que se pueden leer nombres e incluso fechas. La tradición de dejar el nombre marcado parece que nunca pasa de moda en tierras alicantinas.

Pintadas antiguas en la pared de la torre. Miriam Gil Albert

El Alicante que fue

Con 33,5 metros este es el punto más alto del edificio consistorial, desde él se ve a simple vista la diferencia entre la ciudad moderna y el Alicante antiguo. La imagen es una panorámica perfecta de los barrios entre las murallas.

En su origen la torre tenía unos agujones de madera que la estilizaban y aumentaban su altura, tras un vendaval uno cayó y el otro se retiró por peligrosidad.

Vistas del castillo desde la torre. Miriam Gil Albert

Es posible que la vista más conocida de la Casa Consistorial la fachada con las dos torres mellizas y la balconada de la planta noble. Un edificio lleno de rincones secretos y gazapos sobre su historia. Por ejemplo el reloj marca las cuatro con la grafía en números romanos IIII -en vez de IV- un cambio que se da en multitud de relojes, como el de la Puerta del Sol de Madrid y que obedece a razones históricas más que el error de algún relojero.

También cuenta la leyenda que el consistorio iba a tener relojes y campanas en sus dos torres, algo que acabó rechazándose en la época por la imposibilidad tecnológica, en el siglo XVIII, de sincronizar ambas torres y sus mecanismos.Todo esto ya forma parte de la leyenda de un edificio que en sus tres siglos de historia refleja como nada ese «no és este ja el poble vell, que és altre Alacant!» que reza el himno de la ciudad.

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