¿Hay salidas profesionales en el cómic?

«Es injusto que el autor, la pieza clave sin la cual no hay tebeo, se lleve el porcentaje más pequeño del PVP de un cómic», explica Jordi Bayarri, que, además de autoeditarse sus cómics didácticos sobre la vida de reconocidos científicos (Einstein, Copérnico, Aristóteles, Hipatia...), cuenta con un Patreon en abierto al que se apuntan sus seguidores para echarle un cable económicamente (un sistema de micromecenazgo para proyectos creativos mediante el cual se crea una comunidad en la cual el artista interactúa con sus seguidores, quienes le apoyan económicamente, con una mínima cantidad, a cambio de material inédito, librándose del algoritmo). «Hoy por hoy veo muy difícil repartir el pastel de otro modo y que sea a gusto de todos», continúa sobre el espinoso tema del reparto de beneficios.

En su serie 'Crónicas de un Calzador de Mesas' narra sus vivencias como dibujante de cómic. «El micromecenazgo te da, principalmente, un respaldo anímico y económico por anticipado que la edición tradicional no te aporta», remata. «Saber que hay mucha gente que tiene interés por tu cómic y que lo espera como agua de mayo hace que trabajes mucho más motivado. Y el capital que consigues con una campaña de 'crowdfunding' te ayuda a poner en marcha la maquinaria y publicar tu obra a, como mínimo, coste cero, lo cual es siempre un buen empujón».

'Las cinco banderas', cómic de Pau bajo el sello de su propiedad, Escápula Cómics, ha sido un éxito incontestable en preventa. Los pedidos por anticipado, sin que el tebeo estuviera acabado e impreso, han superado con creces la barrera económica planteada para conseguir la meta en la campaña de crowdfunding.

Pero hay quien logra rentabilizar su carrera por la vía tradicional, como es el caso de Paco Roca, prácticamente un fenómeno único en nuestra historieta. Su último trabajo, 'El abismo del olvido' (Astiberri), guionizado al alimón con el periodista Rodrigo Terrasa, ha superado los 50.000 ejemplares y ya va por su 4ª edición.

«Hay muchos autores de cómic que viven de los cómics», asegura el responsable de 'Arrugas' y Premio Nacional de Cómic en 2008. «Muchos autores trabajan para el mercado francés o norteamericano» y «en esos casos, se puede vivir del cómic, y dependiendo del caso y trabajando mucho, se puede vivir muy bien», explica.

«En mi caso tengo la suerte de poder vivir de ello con las ventas en España y las que se generan en el resto del mundo. En este aspecto es cierto que somos pocos los que nos lo podemos permitir»

«Confío en que poco a poco cada vez haya más autores en el mismo caso que abran más mercado y que todos nos podamos beneficiar», añade.

Roca ha visto cómo alguno de sus trabajos ha saltado a la gran pantalla, tanto en animación como en imagen real. Hasta hace poco estaba en cartelera la película 'La casa', dirigida por Álex Montoya, con David Verdaguer y Luis Callejo encabezando el casting, basada en la novela gráfica homónima. Con la adaptación de 'Arrugas' se llevó dos Goyas, mejor película de animación y mejor guion adaptado.

El campo de los dibujos animados cuenta con el talento de numerosos artistas relacionados con el cómic que también encuentran otras salidas profesionales: ilustrador digital, guionista gráfico para cine y publicidad (story-board), diseñador de personajes, director de arte, rotulista, entintador, colorista… Como buen autor, es esencial controlar todas las etapas de creación de un cómic profesional, desde el concepto hasta su publicación y distribución.

Desde la idea al guion, story-board y planificación de página, el autor de cómic debe afrontar retos visuales mediante el empleo de todos los recursos imaginables del lenguaje de la historieta. Conocer los fundamentos de la narrativa visual y profundizar en el manejo de diferentes técnicas de ilustración para llevar a buen término su obra, antes de que llegue al lector, es uno de los muchos desafíos a los que se enfrenta el artista.

Dominar a nivel profesional el entintado, la rotulación y el uso de la paleta de color, la perspectiva y la anatomía, la creación de fondos, escenarios y arquitecturas. Organizar la página de manera efectiva, diseñar su propio cómic y trabajar con el texto como herramienta visual indispensable, más allá de las onomatopeyas, manejando el encuadre y toda posible vía de expresión y experimentación dentro del medio, atendiendo a todas sus vertientes y diversidad. Optimizar el producto final para ser reproducido, tanto en el ámbito digital como el impreso, manejando las claves idóneas para satisfacer las ideas creativas en ambos formatos, empujan al creador gráfico a controlar múltiples labores.

Para quienes empleen la autoedición para dar a conocer su apuesta, resulta vital desarrollar una estrategia de producción, edición y comercialización de su propio cómic, conociendo todas las fases en profundidad: el contacto con las editoriales, las últimas tendencias, eventos especializados, distribución en tiendas y online... «No sabría por dónde empezar si tuviese que comenzar de nuevo», cuenta el propio Roca. «Creo que es importante no desistir nunca, tener claro lo que queremos hacer, pero escuchar las críticas y aprender de ellas. El mundo editorial es también un negocio; conocerlo, ser flexible en nuestro trabajo es una forma de entrar en él. Una vez dentro podemos ir creando nuestras obras más personales».

Álex Orbe, dibujante de 'El invasor', con guion de José A. López Ledo, unos de los títulos de reciente lanzamiento más vendidos en la Feria del Libro de Madrid, «trata de diversificar todo lo posible y asumir encargos de todo tipo, ilustración infantil, publicidad, animación, manuales y casi cualquier asunto que requiera de dibujos», para vivir holgadamente de su oficio.

El máximo responsable del cartel del Salón del Cómic de Getxo de este año asegura que «en un cómic el dibujo es solamente una parte de un proceso donde intervienen muchas variables: la narrativa, la puesta en escena, el ritmo, la continuidad…». Y añade: «En un libro ilustrado el esfuerzo mental es infinitamente menor. Ilustrar un libro infantil, en torno a diez dibujos y la portada, es mucho más sencillo y relajado que afrontar una historieta de diez páginas. Si hablamos de un álbum de 46 páginas, o una novela gráfica que se puede ir a las 120, no digamos. Y la remuneración es parecida, por absurdo que parezca. Uno supone dos semanas de trabajo y el otro seis meses».

Impartir clases, librar ponencias, diseñar y pintar murales, participar de jurado u organizar talleres, así como el humor gráfico en prensa o revistas como 'El Jueves', también son salidas profesionales viables y complementarias. La venta de merchandising online, partiendo de la imaginería reconocida del artista, también puede servir para monetizar, como es el caso de Ana Oncina y su obra 'Croqueta y Empanadilla'. Posters, camisetas, tazas, muñecos…

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