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Ep. 2 · T6

El hombre que corría demasiado

Magaldi es un apasionado corredor que dedica su vida a cumplir retos para visibilizar enfermedades raras. Ha recorrido miles de kilómetros y tiene muchos más por delante

Transcripción

FUERA DEL RADAR | EL HOMBRE QUE CORRÍA DEMASIADO

SONIDO RESPIRACIÓN AGITADA Y PASOS

JOSÉ ÁNGEL ESTEBAN: Correr es caminar más rápido de lo normal, acompasar la respiración e impulsarse hasta que los pies, por un momento, quedan suspendidos en el aire…

FERNANDO MAGALDI: Mis primeros recuerdos les tengo corriendo, corriendo por el monte detrás de las vacas, corriendo sin más. Y nunca he dejado de correr.

JAES: Pero hay gente para la que correr es mucho más que eso, para la que correr se convierte en algo fundamental en su vida.

FM: He sentido que si no corría era infeliz.

JAES: Porque la felicidad no es solo cuestión de liberar endorfinas.

FM: Estos días corriendo con todo el calor, con toda la paliza, con todo, yo era feliz. O sea, era feliz, estaba corriendo.

JAES: …Porque a correr se le puede dar también un sentido, una finalidad, un propósito, que va mucho más allá de mejorar tiempos o ganar una carrera.

FM: Si tú consigues que una sola persona pueda llegar a pensar que es que haciendo esto se es feliz, pues ya. Ya te vale para seguir.

JAES: Y si, además, como es el caso de Fernando Magaldi, has sido dotado con un don que te permite hacer cosas que otros no pueden, no debes dejarlo pasar.

FM: He acabado mejor, he acabado mejor que como empecé. Mi fisio me lo decía: «Joder, es increíble. Con tu edad cómo recuperas de día en día».

JAES: Ese don se puede utilizar para un crecimiento personal, para ganar medallas, para subir profesionalmente de categoría…

FM: Sí, supongo que me hubiese gustado ser un profesional, pero actualmente no me cambio por ningún profesional. No, no cambio lo que hago por haber sido campeón del mundo.

JAES: Y ese don, ese impulso, también se puede usar para correr por los que no pueden correr.

FM: Estaba haciendo una cosa muy bonita. Pensaba que aparte de estar ayudando a otras personas, me estaba ayudando a mí mismo.

JAES: Porque para Magaldi, la vida va de retos y de cumplirlos para ayudar a otros.

FM: Cada vez que he hecho un reto ha ido a más, a más, a más, a más, a más.

JAES: Aunque a veces las carreras se ponen cuesta arriba y se llenan de obstáculos.

FM: He tenido muchas historias, pero he salido de todas. Soy un tío afortunado, pero muy afortunado. Y ahora, cuando veo lo que hago, lo que corro, lo que aguanto, me siento una persona muy afortunada.

JAES: Historias que dejaron a Magaldi sin poder hacer lo que más le gustaba.

FM: Cuando tienes una vida plena y luego tienes que estar en una cama. Pues es muy duro.

JAES: Historias que frenaron al hombre que nunca había parado de correr,,,.

FM: Me dio para pensar muchísimo.

JAES: que le hicieron encontrar nuevos objetivos…

FM: No sé, yo siendo una persona normal, ¿de qué manera podría ayudar? Una prima mía tuvo meningitis. Estuvo a punto de morir y yo hice una promesa.

JAES: Y esa promesa le llevó a una carrera de miles y miles de Kilómetros

CABECERA. FUERA DEL RADAR. EN ESTE EPISODIO: EL HOMBRE QUE CORRÍA DEMASIADO

JAES: Fernando Magaldi es un hombre de 61 años, moreno, tatuado, delgado. Extremadamente delgado. Y sin embargo su cuerpo está lleno de músculos definidos. De esas personas que, cuando te las cruzas por la calle, sabes que corren.. que corren.

FM: Nunca, nunca he dejado de correr. Toda la vida he estado corriendo.

JAES: Eso ya lo sabemos. Lo que no sabemos es que, además, Fernando es albañil. Y que así se gana la vida.

FM: Yo me levanto todos los días a las 04:30 para poder entrenar a las seis entre semana y luego al fin de semana ya me voy al monte.

JAES: Así que al esfuerzo físico de levantarse de madrugada para ir a correr se suma el que supone su propio trabajo.

FM: Muy duro, es muy duro. Hay días que quemo más calorías trabajando que corriendo.

JAES: ¿Dónde le puede llevar esa carrera a Francisco Magaldi? Una promesa le iba a cambiar la vida. Una vida tocada por la miseria, atravesada de vacas y barras de bar, de caídas, accidentes, incendios, restos y promesas… una vida impulsada por sus pies, sus piernas veloces, miles y miles de kilómetros corriendo…

JAES: Inés Martínez sabe cómo continúa la carrera…

INÉS MARTINEZ: La fuerza que caracteriza a Magaldi, la que hace falta para hacer a diario un esfuerzo así, le viene desde pequeño. Quizás desde que no tenía ni para comer.

FM: Mis padres eran una familia muy, muy pobre. Se les quemó la casa dos veces y la segunda vez tuvieron que ir a pedir por el valle para darnos de comer.

IM: A Fernando le tocó muy pronto ser el que llevaba el pan a casa. Una casa en un pequeño pueblo de menos de 40 habitantes, rodeada de prados donde las probabilidades de buscarse la vida no eran muchas.

FM: Mi padre se quedó inútil y yo era prácticamente el padre de familia, el cabeza de familia, el que me dedicaba a trabajar en casa para darnos de comer a la familia.

IM: Pero él quería algo más. Se cansó de aquella vida y decidió que quería un cambio.

FM: Con 18 años me fui del pueblo. Por la mañana estuve ordeñando vacas, literal, y por la tarde estuve sirviendo vinos. Fui a trabajar a un bar, a Torrelavega. No tenía ni idea, no sabía ni cómo se ponía un vino ni leches.

IM: Con los años, consiguió tener su propio bar. Incluso varios. Una profesión que después cambió por la de albañil, un trabajo que le apasiona.

FM: He ido cumpliendo mis sueños poco a poco. Yo me he ido ganando todo lo que tengo.

IM: Pero ha habido algo que jamás ha cambiado en su vida, que ha formado parte de ella siempre.

FM: Desde niño, mis padres me decían que no sabía andar y en otros sitios corriendo, ¿eh? Pues he tenido una afición grandísima a correr.

IM: Y su cuerpo siempre se lo ha puesto fácil. Parecía que estaba hecho para ello, que su fisonomía estaba diseñada para echar a correr ocurra lo que ocurra.

FM: Yo tenía unas facultades para correr increíbles. Yo era incansable. Lo he contrastado con atletas de élite, de montaña, de ultras y tal. Una sensación de decir yo puedo ir corriendo a donde quiera.

IM: Todo parecía ir viento en popa para Magaldi hasta aquel día. Aquel día en el que la vida decidió darle un revés que pararía sus pasos en seco...

FM: Tuve un accidente muy grave. En el 2012 me caí de un andamio y me rompí una vértebra que no se puede operar porque está al lado de la médula espinal.

IM: El accidente fue muy grave…

FM: Los primeros días fueron muy duros, muy duros.

IM: La caída le postró en una cama... el pronóstico no era bueno

FM: Primero, cuando tuve el accidente sentí un dolor enorme. No había sentido nada así en mi vida. Caí desde bastante alto. Pegué en un tramo de escaleras con la espalda. Y ese dolor… ese dolor. Lo recuerdo.

IM: La cosa no pintaba bien. Las opciones de que Magaldi recuperara la actividad física como la conocía no eran muchas.

FM: Lo más normal sería que me hubiese quedado en silla de ruedas porque me tocarían ahí. Entonces yo nunca me arriesgo a operarme.

IM: Magaldi se veía en silla de ruedas para siempre.

FM: Estaba hundido moralmente. Estaba hundido. Los primeros días… igual no puedo volver a andar. Duros.

IM: Pero si algo es Magaldi es una de esas personas que ve el vaso medio lleno.

FM: Como siempre he sido una persona positiva, pues bueno, intentaba pensar en positivo, intentaba pensar que que iba a poder recuperarme.

IM: Y comenzó su propio tratamiento casi en secreto.

FM: Ya a escondidas le decía a mi hijo el mayor: «Darío, ven cariño, intenta ayudarme, que quiero incorporarme un poco» Y así iba poco a poco, sin que nadie lo supiese, haciendo alguna cosita para intentar ver que a lo mejor podía moverme. Llevaba un peto que no podía moverme, pero yo quería saber que sentía mi cuerpo, ¿sabes?

IM: Poco a poco, comenzó a andar.

FM: Ya un día me sacaron a la calle a cambiar el peto y tal y me querían llevar en taxi al sitio este donde venden las… ¿como se llama? las ortopedias, pero nada, fuimos andando, tardamos muchísimo pero fui andando. Ahí vi que en silla de ruedas no me iba a quedar.

IM: Magaldí todavía no podía correr, pero sabía que un día volvería a hacerlo. Sin embargo, cuando todo parecía estar mejorando, volvieron a llegar malas noticias.

FM: Fui a hacerme un reconocimiento y una prueba de esfuerzo por el tema deportivo y vieron que tenía los marcadores de la próstata muy altos y tenía cáncer de próstata y también tenía un nódulo en la vejiga. Y bueno, tenía no sé cuántas cosas y tuvimos que operarnos a toda leche.

IM: Él sólo quería sentirse bien.

FM: Quería que el cáncer a mí no me quitase ninguna ilusión ni nada. Lo cual es muy difícil en muchos casos, porque hay gente que le ataca muy, muy duro y no te puedes escapar de él.

IM: Pero su carácter positivo le hizo quitarle importancia.

FM: Recuerdo que yo iba a trabajar. Yo soy el jefe de la empresa con mis dos sobrinos. O sea que podían haber ido a trabajar el tiempo que nos hubiese dado la gana, ¿no? Pero yo al mes de operarme ya iba a trabajar con una sonda y cinco agujeros que me hicieron aquí.

IM: Por eso valora mucho lo que tiene.

FM: He tenido mucha suerte en la vida. Al final he tenido muchas historias, pero he salido de todas. Soy un tío afortunado, pero muy afortunado. Y ahora, cuando veo lo que hago, lo que corro, lo que aguanto... me siento una persona muy afortunada.

IM: Así que toda aquella experiencia tan dura le hizo recapacitar, recomponer sus valores y acordarse de todos aquellos que no pueden correr.

FM: No sé, siendo yo una persona normal, ¿de qué manera podría ayudar?

IM: Y así llegó el primer reto. La primera vez que Magaldi corrió por los que no pueden fue por su prima, enferma y a punto de morir. Le hizo una promesa… una promesa nada fácil de cumplir.

FM: Y digo si Gelines se pone bien, voy a ir corriendo hasta el pueblo que hay 217 kilómetros de mi pueblo en cuatro etapas. Y se puso bien.

IM: Además, vio que la gente respondía y que no sólo a él le interesaba cumplir una promesa.

FM: Se unió mucha gente a correr conmigo durante las etapas. Me di cuenta de que eso me dio pie a decidirme a hacer esto porque no era fácil.

IM: Así que decidió seguir. Comenzó a buscar causas por las que correr. Formas de ayudar a quienes la vida les ha robado la opción de poder hacer deporte.

FM: Cada vez que he hecho un reto ha ido a más, a más, a más, a más, a más y he hecho muchísimos retos. He conseguido darle sentido a eso que yo tenía en la cabeza tiempo atrás. Que es ayudar a las personas que tanto lo necesitan.

IM: El principal objetivo de Magaldi ha sido visibilizar determinadas enfermedades, aquellas conocidas como raras, y de las que hay muy pocos casos.

FM: Hay enfermedades raras por las que corro, que igual hay siete niños en España: hay una niña en Baza, en Granada, que es ella en el mundo sola.

IM: Esa es Marta, una niña granadina que sufre una mutación única en el mundo del síndrome Pierpont, que afecta a los movimientos, la alimentación, el aprendizaje y el lenguaje…. Seguro que nunca pensó que alguien podría hacer semejante esfuerzo físico y mental por ella sin ser de su familia.

FM: Como hay mucha gente que nunca podrá hacer eso, lo que yo intento es que se les vea y sobre todo que se les dé muchísimo cariño.

JOSÉ ÁNGEL ESTEBAN : Como él mismo ha explicado, cada reto ha ido a más, hasta que llegó el definitivo. El que le ha dado a conocer, el salto a la fama… Y esa, por supuesto, no iba a ser una carrera cualquiera...

FM: Todo consistía en correr 1010 kilómetros. Correr 16 días, involucrar a 16 pueblos. Recaudar dinero para la enfermedad que ellos quisiesen, porque en el fondo pienso que todas son discapacitantes.

JAES: Eso implicaba muchos kilómetros al día bajo el calor del verano en La Rioja recorriendo localidades como Arrúbal - Agoncillo - Recajo - Logroño - Laguardia - Samaniego - San Vicente de la Sonsierra - Briones… Muchos de ellos de muy pocos habitantes y para los que este reto era una auténtico acontecimiento.

FM: Yo he hecho una media de 65 kilómetros al día. Salía a las 06:00 y llegaba en torno a las 14:00 de la tarde.

JAES: Magaldi nunca tuvo dudas de que pudiera conseguirlo, pero siempre existía la posibilidad de una lesión, un calambre, un golpe de calor…

FM: Siempre me pregunta la gente: «¿Cómo sabes que lo vas a hacer?» Pues claro… no lo sé, pero… pero si lo sé. Yo siempre sé que lo voy a conseguir si no me lesiono. Tengo la cabeza dura, dura, durísima.

JAES: Una cabeza dura y una determinación de hierro… incluso a pesar de las temperaturas que no ayudaron.

FM: Ha corrido varios días a 37 grados y medio. ¡Madre de Dios!

JAES: Y es que la emoción de las primeras zancadas es casi indescriptible para Magaldi.

FM: Los primeros momentos del reto pues emocionantes, porque iba a hacer algo que no ha hecho mucha gente. Creo que no habrá mucha gente que haya hecho 1000 kilómetros en 16 días en pleno verano con todo el calor.

JAES: Las sensaciones fueron buenas desde el primer momento.

FM: El primer día salimos de Aruba y ya me sorprendí bastante porque hubo mucha gente y eran las 06:00. Pues yo diría que casi toda la gente del pueblo salió a recibirlos, o sea, a despedirnos con sus camisetas azules que hemos hecho.

JAES: Así que empezó a darse cuenta de que este reto no iba a ser como los demás.

FM: Cuando llega Logroño estaban los medios de comunicación esperándome. Y ya vi que no iba a ser un reto normal.

JAES: Enseguida volvemos.

PAUSA

JOSE ÁNGEL ESTEBAN: Fernando Magaldi corría y tuvo que pararse. Y luego volvió a correr más y más, sin imaginar triunfos ni medallas; corría por aquellos que le necesitaban. Los tenía en su cabeza a cada paso que daba.

Magaldi se enfrentaba a uno de los retos más grandes de su vida… pero no lo hacía sólo. Su carrera comenzó a viralizarse y la presión sobre el reto aumentó. Había muchos ojos puestos en él y en su objetivo. Los nervios, que Magaldi siempre había controlado, empezaron a ser también protagonistas.

FERNANDO MAGALDI: Las redes sociales ardían. Ha habido días que tenía 250 WhatsApps. Colgaba un vídeo y nada a las 2 horas ya tenía casi 2000 reproducciones y tal. Y eso me… ¡Buf! Eso me ponía súper nervioso.

JAES: Pero él debía seguir centrado. Tenía que descansar.

FM: Terminaba, volvía a casa, comía, venía el fisio, hielo, las piernas, bueno, todos los cuidados que podía tener. Y luego hacía un video con las impresiones del día y demás y rápido cenaba a las 20:00 de la tarde. Cenaba en la cama, pues no me dormía a esa hora, pero sí que descansaba. Me costaba dormirme. Estaba muy emocionado.

JAES: Continúa en marcha, Inés Martínez.

INÉS MARTÍNEZ: Los días fueron pasando. Cada etapa la llegada estaba prevista en un pueblo distinto y Magaldi no daba crédito. El número de personas que le esperaban iba creciendo meta a meta.

FM: En todos los pueblos… tú sabes lo que es que te vengan ancianas, ancianos, que todo el mundo quiera sacarse una foto contigo, que te den un beso de esos que te da una abuela: «¿Que tal cariño?, qué delgado estás». «Toma, cómete no sé qué» eso te llega muy dentro.

IM: Y se fue dando cuenta de que no sólo él estaba siendo feliz.

FM: Cuando llegamos a Aruba mucha gente me decía: «Es uno de los días más bonitos de mi vida».

IM: A pesar de la emoción y la atención de los demás, Magaldi intentaba no perder la concentración.

FM: Iba centrado como los burros, con las orejeras. Iba centrado en lo que tenía que hacer, en acabarlo a la hora que yo les había dicho a los pueblos que llegaba para que no me esperasen y en hacer bien las cosas.

IM: Pueblo tras pueblo, etapa tras etapa… Hasta que llegaron los últimos kilómetros.

FM: Y el último día pues fue la apoteosis.

IM: Magaldi estaba sobrepasado por la emoción.

FM: ¡Buah! Una mezcla de emociones, un no sé, es que eso se vive, pero explicarlo es difícil.

IM: Todo lo que se había propuesto ya era una realidad

FM: Yo había conseguido todo eso. Había conseguido con la ayuda de mis amigos unir a toda esa gente, a todos esos enfermos, a los medios de comunicación, a 16 pueblos. Todo eso lo iba pensando: «Joder, todo esto lo he conseguido yo».

IM: Magaldi había completado los kilómetros prometidos y la gente estaba allí para darle su apoyo.

FM: ólo se veía azul. Yo no veo de lejos, veo lo justo y yo lo veía azul, todo azul. Todo azul por todos los sitios no había ningún hueco. Había un montonazo de gente.

IM: Azul, el color de las camisetas que se hicieron para colaborar con el reto.

FM: Se fue uniendo gente de La Rioja que llegaba en su coche, desmontaba su silla de ruedas…

IM: No cruzó solo la meta. Nunca olvidará esos últimos metros.

FM: Fue súper emocionante. Cuando llegamos, igual había 80 o 90 personas con discapacidad andando con nosotros. Cuando llegamos al Concello era una multitud de gente.

CANCIÓN SHINOVA - TE DEBO UNA CANCIÓN

IM: Además, sonaba una canción que le encantaba a Magaldi y que había sido parte fundamental del reto.

FM: 'Te debo una canción' de Shinova, que ha sido la canción del reto. Habían puesto ahí un equipo de sonido, vamos exagerado. Momento increíble, histórico para mí. Todo el mundo llorando, todo el mundo abrazándose. Fue especial y muy bonito. Sí, es verdad.

SONIDO APLAUSOS, LLANTOS, EMOCIÓN

IM: A pesar de su fortaleza, hubo algo que a Magaldi se le hizo más duro de lo que esperaba. A veces, incluso, le costaba gestionarlo.

FM: A nivel emocional ha sido vamos, la leche. He llorado todos y cada uno de los días que he hecho este reto. Creo que he sufrido más emocionalmente que físicamente.

IM: Esta carrera tan especial para este albañil ha conseguido sus dos objetivos principales. Por un lado, el económico.

FM: Y es de los retos que más dinero ha recaudado sin tener que tirar de organismos oficiales y demás.

IM: Y por otro, el moral.

FM: La visibilización ha sido mucho más que el dinero. O sea, se ha llevado a muchos sitios. Ha salido en Televisión Española en el 24 horas, un par de días. No sé, y ha sido un punto de partida para lo que pienso hacer el año que viene.

JOSÉ ÁNGEL ESTEBAN: El año que viene… ¿dónde llegará? De momento, Magaldi no lo niega. Está feliz.

FM: Me siento muy orgulloso de lo que ha pasado. Porque creo que he insuflado por lo menos felicidad a unas cuantas personas y les he enganchado, como hago siempre en un reto. Cuando hago los retos siempre engancho a gente y ya están deseando que haga el próximo reto.

JAES: Por eso, Fernando tiene claro que no va a parar.

FM: No, mientras me aguante el cuerpo.

JAES: No tiene planes de parar, ahora quiere correr por sí mismo…

FM: Mi próximo reto es personal, que es el Campeonato del mundo de ultras.

JAES: y por los que no pueden hacerlo.

FM: El reto del año que viene son 1500 kilómetros en 30 etapas. Pues nada, para seguir con esto y recaudar más dinero, visibilizar más.

JAES: Y no quiere que esto termine cuando él lo deje.

FM: Yo también soy consciente de que tengo una edad, de que estos retos tan gordos, pues en pocos años ya no los podré hacer.

JAES: Fernando Magaldi sigue en la carrera. Atrás han quedado accidentes y hospitales, dudas y tratamientos. Delante de él todavía hay mucha carretera, el mejor de los mundos posibles y una herencia,

FM: Aglutinando gente joven que pueda ayudarme a hacer los retos, porque en realidad yo no quiero focalizarlo en mí. Quiero que esto sea una realidad.

JAES: Hasta aquí. Esta ha sido una más de nuestras historias de Fuera del Radar, el podcast de periodismo narrativo que va más allá de la noticia. Soy José Ángel Esteban. Gracias Fernándo Magaldi, también, por supuesto, gracias a Inés Martínez por haber contado esta historia y a Luciano Coquio por haberla montado. Gracias por escuchar.

Jueves, 24 de octubre 2024, 00:15

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Fernando Magaldi corre. De toda la vida. Quienes le recuerdan de pequeño le recuerdan corriendo. Siempre corriendo. Su afición por el atletismo se convirtió en un motor para superar obstáculos físicos pero también otros más graves como el cáncer o un accidente que casi le deja postrado de por vida. Magaldi, lejos de detenerse, transformó su carrera en una misión altruista: corre por aquellos que no pueden. A través de retos épicos y desafíos personales, su historia de resiliencia y altruismo resuena como un ejemplo de fuerza física y emocional.

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Créditos

  • Una historia de Inés Martínez

  • Coordinación y edición Carlos G. Fernández y Luigi Gómez

  • Producción técnica Íñigo Martín Ciordia y Luciano Coquio

  • Diseño sonoro y mezcla Rodrigo Ortiz de Zárate

  • Ilustraciones Adrián Astorgano

  • Dirección y producción ejecutiva José Ángel Esteban

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El hombre que corría demasiado

FUERA DEL RADAR | EL HOMBRE QUE CORRÍA DEMASIADO
SONIDO RESPIRACIÓN AGITADA Y PASOS
JOSÉ ÁNGEL ESTEBAN: Correr es caminar más rápido de lo normal, acompasar la respiración e impulsarse hasta que los pies, por un momento, quedan suspendidos en el aire…
FERNANDO MAGALDI: Mis primeros recuerdos les tengo corriendo, corriendo por el monte detrás de las vacas, corriendo sin más. Y nunca he dejado de correr.
JAES: Pero hay gente para la que correr es mucho más que eso, para la que correr se convierte en algo fundamental en su vida.
FM: He sentido que si no corría era infeliz.
JAES: Porque la felicidad no es solo cuestión de liberar endorfinas.
FM: Estos días corriendo con todo el calor, con toda la paliza, con todo, yo era feliz. O sea, era feliz, estaba corriendo.
JAES: …Porque a correr se le puede dar también un sentido, una finalidad, un propósito, que va mucho más allá de mejorar tiempos o ganar una carrera.
FM: Si tú consigues que una sola persona pueda llegar a pensar que es que haciendo esto se es feliz, pues ya. Ya te vale para seguir.
JAES: Y si, además, como es el caso de Fernando Magaldi, has sido dotado con un don que te permite hacer cosas que otros no pueden, no debes dejarlo pasar.
FM: He acabado mejor, he acabado mejor que como empecé. Mi fisio me lo decía: «Joder, es increíble. Con tu edad cómo recuperas de día en día».
JAES: Ese don se puede utilizar para un crecimiento personal, para ganar medallas, para subir profesionalmente de categoría…
FM: Sí, supongo que me hubiese gustado ser un profesional, pero actualmente no me cambio por ningún profesional. No, no cambio lo que hago por haber sido campeón del mundo.
JAES: Y ese don, ese impulso, también se puede usar para correr por los que no pueden correr.
FM: Estaba haciendo una cosa muy bonita. Pensaba que aparte de estar ayudando a otras personas, me estaba ayudando a mí mismo.
JAES: Porque para Magaldi, la vida va de retos y de cumplirlos para ayudar a otros.
FM: Cada vez que he hecho un reto ha ido a más, a más, a más, a más, a más.
JAES: Aunque a veces las carreras se ponen cuesta arriba y se llenan de obstáculos.
FM: He tenido muchas historias, pero he salido de todas. Soy un tío afortunado, pero muy afortunado. Y ahora, cuando veo lo que hago, lo que corro, lo que aguanto, me siento una persona muy afortunada.
JAES: Historias que dejaron a Magaldi sin poder hacer lo que más le gustaba.
FM: Cuando tienes una vida plena y luego tienes que estar en una cama. Pues es muy duro.
JAES: Historias que frenaron al hombre que nunca había parado de correr,,,.
FM: Me dio para pensar muchísimo.
JAES: que le hicieron encontrar nuevos objetivos…
FM: No sé, yo siendo una persona normal, ¿de qué manera podría ayudar? Una prima mía tuvo meningitis. Estuvo a punto de morir y yo hice una promesa.
JAES: Y esa promesa le llevó a una carrera de miles y miles de Kilómetros
CABECERA. FUERA DEL RADAR. EN ESTE EPISODIO: EL HOMBRE QUE CORRÍA DEMASIADO
JAES: Fernando Magaldi es un hombre de 61 años, moreno, tatuado, delgado. Extremadamente delgado. Y sin embargo su cuerpo está lleno de músculos definidos. De esas personas que, cuando te las cruzas por la calle, sabes que corren.. que corren.
FM: Nunca, nunca he dejado de correr. Toda la vida he estado corriendo.
JAES: Eso ya lo sabemos. Lo que no sabemos es que, además, Fernando es albañil. Y que así se gana la vida.
FM: Yo me levanto todos los días a las 04:30 para poder entrenar a las seis entre semana y luego al fin de semana ya me voy al monte.
JAES: Así que al esfuerzo físico de levantarse de madrugada para ir a correr se suma el que supone su propio trabajo.
FM: Muy duro, es muy duro. Hay días que quemo más calorías trabajando que corriendo.
JAES: ¿Dónde le puede llevar esa carrera a Francisco Magaldi? Una promesa le iba a cambiar la vida. Una vida tocada por la miseria, atravesada de vacas y barras de bar, de caídas, accidentes, incendios, restos y promesas… una vida impulsada por sus pies, sus piernas veloces, miles y miles de kilómetros corriendo…
JAES: Inés Martínez sabe cómo continúa la carrera…
INÉS MARTINEZ: La fuerza que caracteriza a Magaldi, la que hace falta para hacer a diario un esfuerzo así, le viene desde pequeño. Quizás desde que no tenía ni para comer.
FM: Mis padres eran una familia muy, muy pobre. Se les quemó la casa dos veces y la segunda vez tuvieron que ir a pedir por el valle para darnos de comer.
IM: A Fernando le tocó muy pronto ser el que llevaba el pan a casa. Una casa en un pequeño pueblo de menos de 40 habitantes, rodeada de prados donde las probabilidades de buscarse la vida no eran muchas.
FM: Mi padre se quedó inútil y yo era prácticamente el padre de familia, el cabeza de familia, el que me dedicaba a trabajar en casa para darnos de comer a la familia.
IM: Pero él quería algo más. Se cansó de aquella vida y decidió que quería un cambio.
FM: Con 18 años me fui del pueblo. Por la mañana estuve ordeñando vacas, literal, y por la tarde estuve sirviendo vinos. Fui a trabajar a un bar, a Torrelavega. No tenía ni idea, no sabía ni cómo se ponía un vino ni leches.
IM: Con los años, consiguió tener su propio bar. Incluso varios. Una profesión que después cambió por la de albañil, un trabajo que le apasiona.
FM: He ido cumpliendo mis sueños poco a poco. Yo me he ido ganando todo lo que tengo.
IM: Pero ha habido algo que jamás ha cambiado en su vida, que ha formado parte de ella siempre.
FM: Desde niño, mis padres me decían que no sabía andar y en otros sitios corriendo, ¿eh? Pues he tenido una afición grandísima a correr.
IM: Y su cuerpo siempre se lo ha puesto fácil. Parecía que estaba hecho para ello, que su fisonomía estaba diseñada para echar a correr ocurra lo que ocurra.
FM: Yo tenía unas facultades para correr increíbles. Yo era incansable. Lo he contrastado con atletas de élite, de montaña, de ultras y tal. Una sensación de decir yo puedo ir corriendo a donde quiera.
IM: Todo parecía ir viento en popa para Magaldi hasta aquel día. Aquel día en el que la vida decidió darle un revés que pararía sus pasos en seco...
FM: Tuve un accidente muy grave. En el 2012 me caí de un andamio y me rompí una vértebra que no se puede operar porque está al lado de la médula espinal.
IM: El accidente fue muy grave…
FM: Los primeros días fueron muy duros, muy duros.
IM: La caída le postró en una cama... el pronóstico no era bueno
FM: Primero, cuando tuve el accidente sentí un dolor enorme. No había sentido nada así en mi vida. Caí desde bastante alto. Pegué en un tramo de escaleras con la espalda. Y ese dolor… ese dolor. Lo recuerdo.
IM: La cosa no pintaba bien. Las opciones de que Magaldi recuperara la actividad física como la conocía no eran muchas.
FM: Lo más normal sería que me hubiese quedado en silla de ruedas porque me tocarían ahí. Entonces yo nunca me arriesgo a operarme.
IM: Magaldi se veía en silla de ruedas para siempre.
FM: Estaba hundido moralmente. Estaba hundido. Los primeros días… igual no puedo volver a andar. Duros.
IM: Pero si algo es Magaldi es una de esas personas que ve el vaso medio lleno.
FM: Como siempre he sido una persona positiva, pues bueno, intentaba pensar en positivo, intentaba pensar que que iba a poder recuperarme.
IM: Y comenzó su propio tratamiento casi en secreto.
FM: Ya a escondidas le decía a mi hijo el mayor: «Darío, ven cariño, intenta ayudarme, que quiero incorporarme un poco» Y así iba poco a poco, sin que nadie lo supiese, haciendo alguna cosita para intentar ver que a lo mejor podía moverme. Llevaba un peto que no podía moverme, pero yo quería saber que sentía mi cuerpo, ¿sabes?
IM: Poco a poco, comenzó a andar.
FM: Ya un día me sacaron a la calle a cambiar el peto y tal y me querían llevar en taxi al sitio este donde venden las… ¿como se llama? las ortopedias, pero nada, fuimos andando, tardamos muchísimo pero fui andando. Ahí vi que en silla de ruedas no me iba a quedar.
IM: Magaldí todavía no podía correr, pero sabía que un día volvería a hacerlo. Sin embargo, cuando todo parecía estar mejorando, volvieron a llegar malas noticias.
FM: Fui a hacerme un reconocimiento y una prueba de esfuerzo por el tema deportivo y vieron que tenía los marcadores de la próstata muy altos y tenía cáncer de próstata y también tenía un nódulo en la vejiga. Y bueno, tenía no sé cuántas cosas y tuvimos que operarnos a toda leche.
IM: Él sólo quería sentirse bien.
FM: Quería que el cáncer a mí no me quitase ninguna ilusión ni nada. Lo cual es muy difícil en muchos casos, porque hay gente que le ataca muy, muy duro y no te puedes escapar de él.
IM: Pero su carácter positivo le hizo quitarle importancia.
FM: Recuerdo que yo iba a trabajar. Yo soy el jefe de la empresa con mis dos sobrinos. O sea que podían haber ido a trabajar el tiempo que nos hubiese dado la gana, ¿no? Pero yo al mes de operarme ya iba a trabajar con una sonda y cinco agujeros que me hicieron aquí.
IM: Por eso valora mucho lo que tiene.
FM: He tenido mucha suerte en la vida. Al final he tenido muchas historias, pero he salido de todas. Soy un tío afortunado, pero muy afortunado. Y ahora, cuando veo lo que hago, lo que corro, lo que aguanto... me siento una persona muy afortunada.
IM: Así que toda aquella experiencia tan dura le hizo recapacitar, recomponer sus valores y acordarse de todos aquellos que no pueden correr.
FM: No sé, siendo yo una persona normal, ¿de qué manera podría ayudar?
IM: Y así llegó el primer reto. La primera vez que Magaldi corrió por los que no pueden fue por su prima, enferma y a punto de morir. Le hizo una promesa… una promesa nada fácil de cumplir.
FM: Y digo si Gelines se pone bien, voy a ir corriendo hasta el pueblo que hay 217 kilómetros de mi pueblo en cuatro etapas. Y se puso bien.
IM: Además, vio que la gente respondía y que no sólo a él le interesaba cumplir una promesa.
FM: Se unió mucha gente a correr conmigo durante las etapas. Me di cuenta de que eso me dio pie a decidirme a hacer esto porque no era fácil.
IM: Así que decidió seguir. Comenzó a buscar causas por las que correr. Formas de ayudar a quienes la vida les ha robado la opción de poder hacer deporte.
FM: Cada vez que he hecho un reto ha ido a más, a más, a más, a más, a más y he hecho muchísimos retos. He conseguido darle sentido a eso que yo tenía en la cabeza tiempo atrás. Que es ayudar a las personas que tanto lo necesitan.
IM: El principal objetivo de Magaldi ha sido visibilizar determinadas enfermedades, aquellas conocidas como raras, y de las que hay muy pocos casos.
FM: Hay enfermedades raras por las que corro, que igual hay siete niños en España: hay una niña en Baza, en Granada, que es ella en el mundo sola.
IM: Esa es Marta, una niña granadina que sufre una mutación única en el mundo del síndrome Pierpont, que afecta a los movimientos, la alimentación, el aprendizaje y el lenguaje…. Seguro que nunca pensó que alguien podría hacer semejante esfuerzo físico y mental por ella sin ser de su familia.
FM: Como hay mucha gente que nunca podrá hacer eso, lo que yo intento es que se les vea y sobre todo que se les dé muchísimo cariño.
JOSÉ ÁNGEL ESTEBAN : Como él mismo ha explicado, cada reto ha ido a más, hasta que llegó el definitivo. El que le ha dado a conocer, el salto a la fama… Y esa, por supuesto, no iba a ser una carrera cualquiera...
FM: Todo consistía en correr 1010 kilómetros. Correr 16 días, involucrar a 16 pueblos. Recaudar dinero para la enfermedad que ellos quisiesen, porque en el fondo pienso que todas son discapacitantes.
JAES: Eso implicaba muchos kilómetros al día bajo el calor del verano en La Rioja recorriendo localidades como Arrúbal - Agoncillo - Recajo - Logroño - Laguardia - Samaniego - San Vicente de la Sonsierra - Briones… Muchos de ellos de muy pocos habitantes y para los que este reto era una auténtico acontecimiento.
FM: Yo he hecho una media de 65 kilómetros al día. Salía a las 06:00 y llegaba en torno a las 14:00 de la tarde.
JAES: Magaldi nunca tuvo dudas de que pudiera conseguirlo, pero siempre existía la posibilidad de una lesión, un calambre, un golpe de calor…
FM: Siempre me pregunta la gente: «¿Cómo sabes que lo vas a hacer?» Pues claro… no lo sé, pero… pero si lo sé. Yo siempre sé que lo voy a conseguir si no me lesiono. Tengo la cabeza dura, dura, durísima.
JAES: Una cabeza dura y una determinación de hierro… incluso a pesar de las temperaturas que no ayudaron.
FM: Ha corrido varios días a 37 grados y medio. ¡Madre de Dios!
JAES: Y es que la emoción de las primeras zancadas es casi indescriptible para Magaldi.
FM: Los primeros momentos del reto pues emocionantes, porque iba a hacer algo que no ha hecho mucha gente. Creo que no habrá mucha gente que haya hecho 1000 kilómetros en 16 días en pleno verano con todo el calor.
JAES: Las sensaciones fueron buenas desde el primer momento.
FM: El primer día salimos de Aruba y ya me sorprendí bastante porque hubo mucha gente y eran las 06:00. Pues yo diría que casi toda la gente del pueblo salió a recibirlos, o sea, a despedirnos con sus camisetas azules que hemos hecho.
JAES: Así que empezó a darse cuenta de que este reto no iba a ser como los demás.
FM: Cuando llega Logroño estaban los medios de comunicación esperándome. Y ya vi que no iba a ser un reto normal.
JAES: Enseguida volvemos.
PAUSA
JOSE ÁNGEL ESTEBAN: Fernando Magaldi corría y tuvo que pararse. Y luego volvió a correr más y más, sin imaginar triunfos ni medallas; corría por aquellos que le necesitaban. Los tenía en su cabeza a cada paso que daba.
Magaldi se enfrentaba a uno de los retos más grandes de su vida… pero no lo hacía sólo. Su carrera comenzó a viralizarse y la presión sobre el reto aumentó. Había muchos ojos puestos en él y en su objetivo. Los nervios, que Magaldi siempre había controlado, empezaron a ser también protagonistas.
FERNANDO MAGALDI: Las redes sociales ardían. Ha habido días que tenía 250 WhatsApps. Colgaba un vídeo y nada a las 2 horas ya tenía casi 2000 reproducciones y tal. Y eso me… ¡Buf! Eso me ponía súper nervioso.
JAES: Pero él debía seguir centrado. Tenía que descansar.
FM: Terminaba, volvía a casa, comía, venía el fisio, hielo, las piernas, bueno, todos los cuidados que podía tener. Y luego hacía un video con las impresiones del día y demás y rápido cenaba a las 20:00 de la tarde. Cenaba en la cama, pues no me dormía a esa hora, pero sí que descansaba. Me costaba dormirme. Estaba muy emocionado.
JAES: Continúa en marcha, Inés Martínez.
INÉS MARTÍNEZ: Los días fueron pasando. Cada etapa la llegada estaba prevista en un pueblo distinto y Magaldi no daba crédito. El número de personas que le esperaban iba creciendo meta a meta.
FM: En todos los pueblos… tú sabes lo que es que te vengan ancianas, ancianos, que todo el mundo quiera sacarse una foto contigo, que te den un beso de esos que te da una abuela: «¿Que tal cariño?, qué delgado estás». «Toma, cómete no sé qué» eso te llega muy dentro.
IM: Y se fue dando cuenta de que no sólo él estaba siendo feliz.
FM: Cuando llegamos a Aruba mucha gente me decía: «Es uno de los días más bonitos de mi vida».
IM: A pesar de la emoción y la atención de los demás, Magaldi intentaba no perder la concentración.
FM: Iba centrado como los burros, con las orejeras. Iba centrado en lo que tenía que hacer, en acabarlo a la hora que yo les había dicho a los pueblos que llegaba para que no me esperasen y en hacer bien las cosas.
IM: Pueblo tras pueblo, etapa tras etapa… Hasta que llegaron los últimos kilómetros.
FM: Y el último día pues fue la apoteosis.
IM: Magaldi estaba sobrepasado por la emoción.
FM: ¡Buah! Una mezcla de emociones, un no sé, es que eso se vive, pero explicarlo es difícil.
IM: Todo lo que se había propuesto ya era una realidad
FM: Yo había conseguido todo eso. Había conseguido con la ayuda de mis amigos unir a toda esa gente, a todos esos enfermos, a los medios de comunicación, a 16 pueblos. Todo eso lo iba pensando: «Joder, todo esto lo he conseguido yo».
IM: Magaldi había completado los kilómetros prometidos y la gente estaba allí para darle su apoyo.
FM: ólo se veía azul. Yo no veo de lejos, veo lo justo y yo lo veía azul, todo azul. Todo azul por todos los sitios no había ningún hueco. Había un montonazo de gente.
IM: Azul, el color de las camisetas que se hicieron para colaborar con el reto.
FM: Se fue uniendo gente de La Rioja que llegaba en su coche, desmontaba su silla de ruedas…
IM: No cruzó solo la meta. Nunca olvidará esos últimos metros.
FM: Fue súper emocionante. Cuando llegamos, igual había 80 o 90 personas con discapacidad andando con nosotros. Cuando llegamos al Concello era una multitud de gente.
CANCIÓN SHINOVA - TE DEBO UNA CANCIÓN
IM: Además, sonaba una canción que le encantaba a Magaldi y que había sido parte fundamental del reto.
FM: 'Te debo una canción' de Shinova, que ha sido la canción del reto. Habían puesto ahí un equipo de sonido, vamos exagerado. Momento increíble, histórico para mí. Todo el mundo llorando, todo el mundo abrazándose. Fue especial y muy bonito. Sí, es verdad.
SONIDO APLAUSOS, LLANTOS, EMOCIÓN
IM: A pesar de su fortaleza, hubo algo que a Magaldi se le hizo más duro de lo que esperaba. A veces, incluso, le costaba gestionarlo.
FM: A nivel emocional ha sido vamos, la leche. He llorado todos y cada uno de los días que he hecho este reto. Creo que he sufrido más emocionalmente que físicamente.
IM: Esta carrera tan especial para este albañil ha conseguido sus dos objetivos principales. Por un lado, el económico.
FM: Y es de los retos que más dinero ha recaudado sin tener que tirar de organismos oficiales y demás.
IM: Y por otro, el moral.
FM: La visibilización ha sido mucho más que el dinero. O sea, se ha llevado a muchos sitios. Ha salido en Televisión Española en el 24 horas, un par de días. No sé, y ha sido un punto de partida para lo que pienso hacer el año que viene.
JOSÉ ÁNGEL ESTEBAN: El año que viene… ¿dónde llegará? De momento, Magaldi no lo niega. Está feliz.
FM: Me siento muy orgulloso de lo que ha pasado. Porque creo que he insuflado por lo menos felicidad a unas cuantas personas y les he enganchado, como hago siempre en un reto. Cuando hago los retos siempre engancho a gente y ya están deseando que haga el próximo reto.
JAES: Por eso, Fernando tiene claro que no va a parar.
FM: No, mientras me aguante el cuerpo.
JAES: No tiene planes de parar, ahora quiere correr por sí mismo…
FM: Mi próximo reto es personal, que es el Campeonato del mundo de ultras.
JAES: y por los que no pueden hacerlo.
FM: El reto del año que viene son 1500 kilómetros en 30 etapas. Pues nada, para seguir con esto y recaudar más dinero, visibilizar más.
JAES: Y no quiere que esto termine cuando él lo deje.
FM: Yo también soy consciente de que tengo una edad, de que estos retos tan gordos, pues en pocos años ya no los podré hacer.
JAES: Fernando Magaldi sigue en la carrera. Atrás han quedado accidentes y hospitales, dudas y tratamientos. Delante de él todavía hay mucha carretera, el mejor de los mundos posibles y una herencia,
FM: Aglutinando gente joven que pueda ayudarme a hacer los retos, porque en realidad yo no quiero focalizarlo en mí. Quiero que esto sea una realidad.
JAES: Hasta aquí. Esta ha sido una más de nuestras historias de Fuera del Radar, el podcast de periodismo narrativo que va más allá de la noticia. Soy José Ángel Esteban. Gracias Fernándo Magaldi, también, por supuesto, gracias a Inés Martínez por haber contado esta historia y a Luciano Coquio por haberla montado. Gracias por escuchar.
JAES: Fuera del Radar es un podcast narrativo producido por los periodistas de las cabeceras regionales del grupo Vocento. La coordinación general es de Carlos García Fernandez y Luigi Gómez Cerezo, que también han hecho la edición. La producción técnica es de Iñigo Martin Ciordia, el diseño sonoro y la mezcla es de Rodrigo Ortiz de Zárate y la dirección y producción ejecutiva de José Ángel Esteban.

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