Kiko Femenía: el xiquet de Sanet y Negrals que se instaló en la élite

Su padre, mecánico de profesión, hizo un esfuerzo extraordinario para que su hijo entrenara en las categorías inferiores del Hércules. Los casi 100 kilómetros de distancia entre Alicante y Sanet y Negrals estuvieron a punto de hacer que su familia tirara la toalla, pero perseveraron porque el habilidoso extremo tenía serias posibilidades de llegar al profesionalismo. O eso le decían los técnicos de la base.

Tenían razón porque Kiko fue traspasado al FC Barcelona en 2011 por dos millones de euros, aunque el camino de rosas que algunos vaticinaron se torció y llegaron las curvas. De carácter introvertido, humilde y muy sensible, el alicantino no encajó en el filial blaugrana, ni en la ciudad condal. En 2013 fue traspasado al filial del Real Madrid, donde tampoco se sintió cómodo porque la autoestima estaba ya muy dañada, hasta el punto de que su carrera estaba seriamente en peligro.

Entonces, en 2014, irrumpió la figura del también alicantino José Bordalás. El entrenador picó piedra, le dio las oportunidades que necesitó en el Alcorcón de Segunda División para que se reencontrara. Y tras mucho sudor, de nuevo recuperó la alegría y las sensaciones perdidas.

Bordalás se lo llevó al Alavés al año siguiente, donde explotó como lateral con profundidad. Ascendió a Primera tras una temporada extraordinaria y de nuevo se situó en la agenda de numerosos clubes españoles. Kiko tenía dónde elegir y al final se decantó por la gran oferta económica del Watford inglés. Y probablemente esta fuera la mejor decisión de su carrera.

Se trasladó a Inglaterra con su mujer, Elena Ortiz, hija del dueño del Hércules (a quien conoció con 19 años), con bastantes incertidumbres pero tardó muy poco en enamorarse del fútbol inglés, del ambiente en los estadios y de cómo se vive allí el deporte rey. Además, tenía un contrato largo, muy bien remunerado y el cariño de la grada.

Tras cinco temporadas jugando una media de casi 30 partidos en la Premier, este verano decidió volver a España. El Villarreal le brindó la oportunidad de saborear las mieles de la Primera División once años después de hacerlo con el Hércules. Ahora ya no es un niño, tiene tres hijas y el claro objetivo de disfrutar cerca de casa. En el equipo de Quique Setién además compite en Europa y ha tenido especial protagonismo porque es el único lateral derecho específico tras la lesión del argentino Juan Foyth.

El Hércules siempre estará en el corazón de Kiko por ser el equipo que le formó y por formar parte de la familia Ortiz, pero retirarse vistiendo la camiseta blanquiazul parece ya algo inalcanzable teniendo en cuenta la deriva del equipo del Rico Pérez, que pena por la cuarta categoría del fútbol español.