Jesús, el protector de la presidenta de Eulen y los otros 1.100 escoltas
Empresarios, princesas y famosos del 'show business' buscan los servicios de seguridad privada como el que repelió el ataque a la acaudalada patrona de Vega Sicilia
La madrugada del pasado martes María José Álvarez, presidenta del Grupo Eulen con más de 75.000 empleados y una de las mayores fortunas de España (250 millones de euros), fue asaltada cuando se dirigía en coche hacia su domicilio en un barrio de clase alta de Madrid. Conducía el Mercedes Benz biplaza AMG su escolta, que tras una maniobra de evasión (los delincuentes utilizaron dos vehículos para encajonar el coche de Álvarez ) se vio obligado a disparar dos veces a los atacantes, que iban armados y se dieron a la fuga.
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La decisiva respuesta del guardaespaldas evitó lo que la Policía investiga como un intento de robo. «Ya nos enteraremos, pero un robo en una zona donde hay aparcados Ferraris y Lamborghinis no me encaja», dice Vicente de la Cruz, presidente de los escoltas españoles, que se inclina más por la posibilidad «de un susto o un intento de secuestro». El Mercedes, comprado hace unos meses, está valorado en 150.000 euros. «No contaban con la reacción del escolta, ni con una maniobra evasiva marcha atrás. No tiene aspecto de algo muy profesional, podría haber ocurrido que respondieran al fuego, pero salieron por patas», se congratula.
«Si no fuese por él, igual hoy no estaba aquí», declaró María José Álvarez a la Policía. Jesús, con el que la presidenta de Eulen lleva 7 años, también protegió al padre de la empresaria, el fundador del grupo fallecido en 2015
De la Cruz, abulense de 58 «castañas», preside la Asociación Española de Escoltas, a la que pertenecen los 1.100 escoltas en activo que trabajan regularmente en España, entre ellos Jesús, quien repelió el ataque a la presidenta de Eulen a la que protege desde hace siete años. Jesús, tiene 53 años y es un veterano profesional muy curtido en este tipo de labores y que respondió «de forma impecable» al intento de asalto. De la Cruz, que le conoce desde hace 30 años, subraya la pericia de su compañero. «Está superentrenado, lleva toda la vida trabajando en este sector, ha hecho un montón de cursos antiterroristas y la verdad es que lo hizo de manual. Intenta evadirse de la encerrona y cuando no puede (como tenía un coche cruzado en frente dio marcha atrás con el Mercedes para tratar de evitar al otro vehículo que trataba de obstruirlo hasta chocar contra una farola) saca el arma, dos taponazos… y los otros a correr», ilustra.
El guardaespaldas que repelió el ataque lleva años como escolta de la empresaria. «Está superentrenado y lo hizo de manual», elogia el presidente de la Asociación Española de Escoltas
El guardaespaldas que repelió el ataque es un escolta permanente del equipo que lleva años protegiendo a Álvarez, presidenta de un grupo que, entre su abanico de negocios, cuenta con las famosas bodegas Vega Sicilia y una potente empresa de seguridad. La empresaria ha contado a la Policía que su escolta le había salvado la vida. «Si no fuese por él, igual hoy no estaba aquí», declaró María José Álvarez a la Policía Nacional. Jesús, que ya protegió al padre de Álvarez, el fundador de Eulen, David Álvarez, fallecido en 2015, contó a la Policía que al ir hacía atrás golpeó con el Mercedes a una farola. En ese momento, dos hombres se bajaron de la furgoneta que había delante. Uno iba armado y apuntó al coche, él salió del vehículo y se protegió tras la puerta y le dijo a la empresaria: «Túmbese, tienen pistolas». Entonces, desenfundó el arma, apuntó a los asaltantes y disparó dos tiros. «No sé si les di». El caso es que esa acción puso a los delincuentes en fuga.
Más demanda
Los profesionales como Jesús o Vicente vuelven a estar de moda en el sentido de que sus servicios son cada vez más demandados. Tuvieron su pico en 2010, cuando ETA todavía asesinaba, con cinco mil profesionales en activo. La derrota de la banda terrorista restringió las necesidades de custodia de políticos, empresarios, jueces, fiscales, periodistas... del País Vasco y el resto de España hasta reducir su número a unos 800 en 2018, según los datos que aporta el presidente de la Asociación de Escoltas.
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Con la reactivación de los servicios de protección tras una disminución propiciada por la covid (menos viajes de negocios y menos desplazamientos de turistas), las cifras se han recuperado hasta los 1.100 actuales. Y la previsión es que vaya a más. «Hay mayor demanda porque el incremento de la inseguridad en las ciudades es un hecho«, opina De la Cruz, que describe el centro de Barcelona como »una selva con leones« y apunta que en Madrid hay cada vez más armas de fuego en las calles. Por mucho que las estadísticas digan otra cosa, «se está viendo más violencia y una creciente inseguridad».
«Buena reputación»
De la Cruz, criminólogo y graduado en Seguridad, dirige su propia empresa de seguridad, Delta 13. Él inició su formación en el Ejército y en 1985 se incorporó al sector privado en tareas de protección, con su inevitable etapa en el País Vasco, donde se forjó en aquellos años de plomo de la segunda mitad de los 80. Durante su larga trayectoria profesional ha guardado las espaldas a empresarios, presidentes de bancos, bandas de música de gira por España, influencers, artistas, princesas árabes en Marbella «y también a víctimas de violencia de género». Fuera de nuestras fronteras ha trabajado para multinacionales e inversores españoles, y en países del Tercer Mundo para ONGs o el Banco Mundial. En 2011 montó Delta 13, con delegaciones en varias ciudades españolas, y en Estados Unidos (Miami), México, Colombia y Marruecos.
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El perfil del escolta en España es el de un varón de 40 años con estudios de Bachiller que ha pasado por el Ejército. Hay muy pocas mujeres y cada vez llegan más universitarios
El 'jefe' de los escoltas destaca la buena reputación de los profesionales españoles «aquí y en el extranjero» no solo por el plus de acreditada experiencia de los años de terrorismo en el País Vasco, sino por su seriedad a la hora de cumplir con el servicio contratado. «Esto es algo que en Europa parece obvio, pero en países del Segundo y Tercer Mundo se aprecia que cumplimos con nuestro cliente, que no nos vendemos, que somos transparentes en la gestión y en la facturación y respetamos la confidencialidad«, explica De la Cruz, que también imparte cursos de formación. »Yo empecé formándome en Israel y en Estados Unidos porque aquí no había esa especialización«, recuerda y advierte del intrusismo en la profesión, sobre todo por parte de 'seguratas' que operan sin la Tarjeta de Identidad Profesional de escolta que expide el Ministerio del Interior. Trabajar sin esta especial habilitación puede comportar multas de hasta tres mil euros a la persona que realiza el servicio, diez mil al cliente y treinta mil a la empresa que da cobertura al intruso.
4.000 euros al mes
El perfil del escolta en España coincide con el de un hombre de unos 40 años con formación de Bachiller y que procede de las Fuerzas Armadas y, por tanto, tiene experiencia en el manejo de armas. «Es importante que vengan con ese aprendizaje de la mecánica de tiro y la costumbre de llevar armas encima«. En el oficio cada vez hay más graduados universitarios, y las mujeres apenas representan el 3% del total.
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El sueldo es muy variado, pero la nómina mensual de un escolta con 20 años de antigüedad puede alcanzar los 4.000 euros. La experiencia se paga. «Y si de hoy para mañana hay que contratar un servicio, unos 2.500, pero depende del riesgo y las horas». De la Cruz pone un ejemplo. «La semana pasada trabajamos para un grupo de africanos que vinieron a Madrid a disfrutar del fin de semana, turistas con dinero y ganas de fiesta. Pidieron un servicio de chófer con escolta, y eso no puede bajar de 200 euros la hora porque sabes que vas a dormir poco y, aunque no es una cobertura de riesgo, tienes que estar pendiente de que no les pase nada».
Hace tres años la empresa de De la Cruz montó un operativo para proteger a unos cristianos evangélicos de Boko Haram en Nigeria
Bien distinto fue el encargo que recibió hace tres años cuando una iglesia evangélica de Estados Unidos con implantación en Nigeria contrató los servicios de Delta 13 para que les protegieran de los yihadistas de Boko Haram, la organización terrorista más letal de África, muy presentes en el norte del país. «El riesgo era súper alto y mandamos un equipo durante quince días para hacer la protección, con todo lo que implica de permisos y negociaciones para poder portar armas». Y luego hay servicios en los que el protector es literalmente el escudo del protegido. «Nos han escupido en la cara, nos han dado golpes, nos han pateado, gritado e insultado, nos han hecho de todo. Los escoltas podemos pasar muy malos ratos«, resume.
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Labor de inteligencia
Para De la Cruz, la disciplina aprendida de no bajar nunca la guardia sumada a las labores de prevención y la preparación de una cobertura son esenciales para no fracasar en la protección de un cliente. «Si yo hago antes una labor de inteligencia, identificando los riesgos a tiempo, planificando itinerarios y horarios, mandando una avanzadilla... va a ser difícil que me pillen y me sacudan.
En México«, cuenta, »hemos tenido a gente que ha ido a por nosotros, pero nos hemos dado cuenta antes de que llegaran, o han intentado entrar en un hotel como si fueran conocidos de nuestro cliente y subir a la habitación y les hemos interceptado. La experiencia te hace que puedas evitar todas estas cosas. Un fallo de un segundo te puede causar un problemón de tamaño considerable«, concluye.
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