Vilaplana sobre Mazón: «Me estalla la cabeza. ¿Cómo pudo hablarme con normalidad? Creo que no sabía nada, si no no es posible»
La periodista se muestra dispuesta a buscar el pago del parking en su banco y aclara que Mazón «no estaba incomunicado porque atendía al teléfono: Escribía y llamaba»
A. Rallo
Valencia
Lunes, 3 de noviembre 2025, 11:08
Maribel Vilaplana, la periodista que comió con Carlos Mazón el día de la dana, afronta desde primera hora de este lunes uno de los episodios personales más duros de los últimos años. Su comparecencia ante la jueza puede suponer un punto de inflexión en el relato que ha defendido hasta ahora el máximo dirigente del Gobierno valenciano. Algunas circunstancias, no obstante, contribuyen a restarle protagonismo. Sin duda, la comparecencia de Mazón anunciando su dimisión ha rebajado la intensidad, al menos política, sobre la informadora.
Vilaplana, una experta oradora, no puede ocultar hoy sus nervios. Ha sido un año de enorme intensidad. El sábado fue atendida en un hospital por una fuerte crisis de ansiedad. Pero su voluntad era comparecer hoy, superar esto y pasar página. Ese era su principal propósito. La jueza le preguntó, de entrada, acerca de su relación de amistad con Mazón. «No tengo amistad ni enemistad», respondió.
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La primera cuestión ha sido abordar el hecho del ticket del aparcamiento. «No lo tengo porque fue hace un año. Le dije a mi amiga que fuera al parking a conseguirlo, pero no se lo dieron». Vilaplana ha adelantado que no tiene problema en dar la matrícula de su coche para que la jueza lo pida de manera oficial a la empresa. Y ha mostrado disponibilidad en consultarlo en su banco porque el importe fue abonado con tarjeta de crédito.
La cita del Ventorro, el día de la dana, se concertó el día 14 de octubre tras un acto que presentó la propia informadora. Es allí donde el presidente le comunica que quiere que ella colabore con él. Vilaplana se fue directamente al Ventorro tras salir de la Universitat. «Creo que llegué sobre las 14.30, me lo tomé con calma porque me había dicho que tenía una reunión con sindicatos».
Al llegar al establecimiento, una persona le acompañó a un piso superior. «Me pasaron a una sala grande donde estaba Mazón». En un momento, el dueño de El Ventorro, le subió un sobre que el presidente se puso a leer y posteriormente firmó. Pero Vilaplana no sabe qué contenía. En ese reservado no había nadie más. Tampoco era consciente de si estaban los escoltas en otro lugar del local.
La informadora recordó que el presidente estaba siempre con el móvil. «Yo silencié el mío y lo guardé». Pero el aparato de Mazón estaba en la mesa. «»No estaba incomunicado porque atendía al teléfono. Escribía y llamaba. Tengo la percepción de que hablaba poco. Me hacía gestos, en plan, un minuto. Iba y venía«, describió. Todo sucedió con »normalidad«. »No recuerdo si rechazó llamadas«.
La informadora contó, a modo de anécdota, que hubo un «rifirrafe» por un discurso en valenciano que estuvieron analizando. «Nunca me comentó que habló con Pradas. No oí nada de dana, lluvias, Cecopi...». Solo mencionó una referencia o comentario respecto a estas comunicaciones. «Es por lo de la foto», dijo en un momento dado el presidente. Ella le reprochó, en líneas generales, que los políticos se habían vuelto influencers, siempre pendientes de estas cuestiones, en teoría, menores.
La periodista explicó que ese día ella no tenía una especial percepción del riesgo. Pese a ser informadora explicó que no lee prensa ni ve la televisión salvo un rato la radio por la mañana. Vilaplana ha abordado una de las polémicas de los últimos días. El supuesto hecho de que mostró un vídeo de las inundaciones a Carlos Mazón durante el Ventorro. «Eso es de un chat familiar. No es un vídeo sino un link. Yo el móvil lo tengo guardado, lo saco en uno de esos momentos que sale Mazón. Y pongo un emoticono. Ni lo abro. No vi el vídeo. Me atormenta no haberlo abierto, de hecho».
La profesional ha mostrado el contenido de ese chat a la letrada de la Administración de Justicia. «Todo lo que hago se manipula o se tergiversa. Todo esto es una maldita casualidad. ¿Por qué tuvo que ser ese día? He perdido un amigo en la dana. No pude ni despedirme porque estaba en el hospital. No consigo perdonarme estar ese día allí». Ha sido uno de los momentos más tensos de la comparecencia, con la testigo muy nerviosa. «Me estalla la cabeza. ¿Cómo pudo seguir hablándome con normalidad. Pienso que no sabía nada porque si no no es posible», terminó.