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Reencuentro. Joe Biden y su esposa, Jill, se besan tras un viaje del presidente del EE UU. EFE
Happy Birthday, Mr. President

Happy Birthday, Mr. President

El viejo Joe. Biden cumple hoy 81 años en medio de una polémica sobre sus achaques, la viabilidad de su reelección y el clamor de que deje paso a una nueva generación

Mercedes Gallego

Corresponsal en Nueva York

Domingo, 19 de noviembre 2023

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En mayo de 1962 una diosa llamada Marilyn Monroe, desnuda bajo un vestido semitransparente, le cantó el «Happy Birthday, Mister President» más sensual de la historia al presidente más joven que haya sido elegido nunca para la Casa Blanca. «Ya me puedo retirar de la política después de esto», contestó extasiado John F. Kennedy sobre el escenario del Madison Square Garden. A ambos les acechaba la tragedia. La actriz se suicidaría tres meses después. A Kennedy le quedaba año y medio de vida.

Con aquella gala de recaudación de fondos, el Partido Demócrata aprovechaba el cumpleaños de un mandatario enormemente popular que había capturado la imaginación del país con el atractivo de su juventud y el carisma de una sonrisa de cine, como hizo medio siglo después Barack Obama, otro dirigente elocuente que llegó a la cima del poder a los 47 años. Ambos eligieron como vicepresidentes a políticos curtidos para compensar la desconfianza que inspiraba su juventud. Ése fue el papel de Joe Biden.

Su vuelta a la carrera presidencial fue un accidente de la historia propiciado por Donald Trump y la apremiante necesidad del Partido Demócrata por encontrar a un candidato respetable que garantizase la victoria. El viejo Joe permitió recuperar el pulso y la estabilidad del país, bajo la promesa de ser «un presidente puente, nada más!», dijo a la CNN en marzo de 2020. «Hay toda una generación de líderes detrás. Ellos son el futuro del país», señaló antes de llegar a la Casa Blanca.

Biden batió el récord opuesto al de Kennedy al convertirse en el presidente de más edad que haya sido elegido en EE UU. Ahora es precisamente su edad lo que inquieta al electorado. Hoy cumple 81 años sin que ninguna Marilyn le cante «Happy Birthday». El año pasado se limitó a celebrar su entrada en la década de los 80 con una merienda en familia que organizó su esposa al día siguiente de que se casara su nieta. Ahora ni siquiera se sabe si va a celebrar los 81. Sería como mentar la cuerda en casa del ahorcado. El 77% del electorado cree que su edad es un problema, según una encuesta de Associated Press publicada al final de agosto.

Si entonces el Partido Demócrata quitó hierro a esos sondeos, los que empezaron a salir este mes otorgando una hipotética victoria a Trump (77 años) han desatado el pánico. El resultado de las elecciones locales del pasado día 7 fueron mucho mejores de lo esperado para la formación de Clinton y Obama. Los demócratas recuperaron la Asamblea Legislativa de Virginia, retuvieron al gobernador de Kentucky y aprobaron en Ohio una reforma constitucional para consagrar el derecho al aborto. Todo ello en estados conservadores. Pero el presidente es menos popular que las políticas de su partido y eso, a un año de las elecciones y frente a un candidato como Trump, preocupa. Tanto, que el estratega jefe de la campaña de Obama, David Axelrod, sugirió el pasado día 6 en un tuit que el presidente abandonase sus intentos de reelección en favor de otros «talentos» más jóvenes listos para emerger.

«Sí, es muy tarde para cambiar de caballo», admitió en X (antes Twitter). «Hay un riesgo asociado con cambiar de rumbo ahora, porque queda muy poco para las primarias, pero en campaña es como se prueba a los candidatos. Solo Joe Biden puede tomar esa decisión. Si continúa, será el nominado del Partido Demócrata. Lo que necesita decidir es si eso es sabio y si va en su mejor interés y el del país», añadió.

Ventaja republicana

«Es un gilipollas», dice la revista 'Político' que Biden respondió en privado. Desde entonces varias encuestas han ratificado la fortaleza de Trump, que aventaja a Biden en los estados clave. «Entiendo que le haya irritado, porque he sido el primero en expresar la preocupación que muchos demócratas tenían», respondió Axelrod en una entrevista con CNN. «No tienes ni idea de cuánta gente se me ha acercado para decirme 'menos mal que alguien lo ha dicho'».

Lo que propició el liderazgo de Biden en la anterior campaña es precisamente lo que justifica ahora el creciente clamor para que pase el testigo antes de que sea demasiado tarde: el miedo a Trump. Biden no se enfrenta a un candidato cualquiera, sino a un agente del caos que amenaza con desmantelar la democracia si gana la revancha. «Los demócratas acometerán un gran riesgo reemplazando a Biden a estas alturas, pero también se arriesgará mucho si lo nominan», escribió el estadista de 'fivethirtyeigt.com' Nate Silver en 'Substack'.

Dos posibles sucesores

Esa polémica que ha cobrado fuerza en las últimas dos semanas supone también un balón de oxígeno para los que cultivaban la sucesión con más o menos discreción. «Hay otros dos demócratas corriendo por la presidencia», criticó el senador John Fetterman en Iowa. «Uno es el congresista de Minnesota (Dean Phillips) y otro el gobernador de California (Gavin Newsom), pero sólo uno ha tenido los huevos de anunciarlo».

Desde entonces, la controversia ha evolucionado tanto que el pasado miércoles el propio presidente aprovechó su estancia en San Francisco durante la Cumbre Económica de Asia y Pacífico para enfrentarse inesperadamente a su rival en la sombra. «Quiero hablar del gobernador Newsom y darle las gracias», entonó. «Ha sido un pedazo de gobernador. De hecho, podría ser cualquier cosa que quiera. Incluso podría tener el trabajo que yo estoy buscando», dijo. La carcajada de la audiencia revelaba sorpresa e incomodidad, porque Newsom ha negado repetidamente lo evidente. Por su parte, el congresista Phillips, que se define como «un eterno optimista», cojea en la última encuesta de Quinniapiac University, mientras que Robert Kennedy Júnior ha decidido presentarse como independiente.

Los expertos creen que Biden no podrá ganar las elecciones sin enfrentar el problema de la edad que tanto incomoda a la opinión pública. Como hiciera Kennedy con su religión católica y Obama con la raza. Llegó a la presidencia con 78 años, estará a punto de cumplir los 82 cuando se celebren las elecciones de noviembre del próximo año y tendrá 87 cuando deje la Casa Blanca si gana un segundo mandato. Diez años por encima de la expectativa de vida en Estados Unidos.

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