Sophie Auster's Decision: Changing Passport as an Escape
The singer, daughter of two renowned writers, plans to apply for Norwegian nationality to escape Trump's nightmare
A. Paniagua
Miércoles, 18 de junio 2025, 21:05
Mujeres con ideas firmes, que pisan sin titubeos el escenario, creen en la cultura y su poder transformador y defienden el arte como poder insurgente e inmaterial. La cantante Sophie Auster, la escritora Isabel Allende, la coreógrafa Tamara Rojo y la directora de la Fundación Princesa de Asturias, Teresa Sanjurjo, entre otras, acudieron ayer a la cita del encuentro Santander WomenNOW, donde se habló en su segunda sesión de cultura y liderazgo femenino. «Nos encanta Nueva York, pero es aterrador lo que está pasando en EEUU», dice Sophie Auster, que no descarta adoptar la nacionalidad noruega ante las decisiones autoritarias y erráticas que está tomando Trump.
La cantante Sophie Auster escuchó una vez a alguien decir que tomar leche para aliviar las molestias de una úlcera era una idea nefasta. De ahí nació el título de su último disco, 'Milk for Ulcers', lleno de carga irónica y humor negro que, como ella explica, refleja esos intentos de buscar consuelo a través de los errores. La compositora admite que hablar públicamente sobre su último álbum le ha ayudado a entender mejor el dolor que entraña la pérdida de su padre, el escritor Paul Auster. «Hay una ternura que brota del dolor», dijo.
Tamara Rojo, coreógrafa y directora artística del San Francisco Ballet, estima que el mayor peligro en tiempos de crisis no solo son los recortes presupuestarios, sino la renuncia al riesgo. Para su sorpresa, cuando tuvo que decir adiós a su carrera de bailarina, aquel momento que imaginaba traumático no lo vivió con sufrimiento. «Pensé que iba a ser así porque se dice que una bailarina muere dos veces. El día que cuelgas las zapatillas es tu primera muerte y luego el día que finalmente dejas la vida», confiesa.
Por su parte, la directora de la Fundación Princesa de Asturias, Teresa Sanjurjo, destacó que existen múltiples formas de medir el talento, y que en el caso de la Fundación Princesa de Asturias se hace «buscando las personas y las instituciones extraordinarias que generen un impacto real, que aportan valor». Durante 16 años al frente de fundación, ha sido testigo directo de la evolución de unos premios que se han consolidado como una de las grandes referencias culturales de España.
Más del 80% de los galardonados han sido hombres, lo que supone un franco desequilibrio. «Hace diez años, menos del 10% eran mujeres. Hoy seguimos sin pasar del 25%. Hemos mejorado mucho, pero aún falta para alcanzar el 50%», aseguró.
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