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José Ibarrola
Not Just Catching Fish

Not Just Catching Fish

Circular economy doesn't start when we recycle, but when we avoid generating waste. If we want an ocean free of rubbish, we must know that every decision counts.

Carolina Martín Ramos

Portavoz del proyecto Upcycling the Oceans en Ecoembes

Viernes, 21 de marzo 2025, 00:06

Latas, botellas, frascos, chapas, cuchillas, zapatos, lavadoras, televisores, microondas: cada día, mientras faenan, cientos de pescadores en España no solo sacan peces del mar. En sus redes aparecen residuos que nunca deberían haber llegado al océano. Los pescadores los recogen y depositan en contenedores apropiados, dando una segunda vida a toneladas de desechos. Lo hacen de manera silenciosa, sin focos ni titulares, pero su labor es crucial para la salud de los océanos.

La economía circular es un proceso con muchos protagonistas, pero algunos rara vez aparecen en la conversación. Hablamos de contenedores, separación de residuos, recicladores y plantas de tratamiento, pero hay mucho más. Para que este modelo de producción sea una realidad en nuestro país, hay muchas manos haciendo cosas que desconocemos. Por ejemplo, más de 2.700 pescadores que en 2024 participaron en Upcycling the Oceans, un proyecto de la Fundación Ecoalf y Ecoembes. Cada día, al salir a faenar, rescatan en sus redes desechos que, de otro modo, habrían permanecido en el fondo marino durante siglos. El resultado: 151.540 kilos de residuos recuperados en el último año.

Este proyecto, iniciado hace una década, ha logrado recuperar 1.348 toneladas de desechos del litoral español, equivalentes a 100 camiones de basura completamente llenos. Gracias al compromiso de una gran red de pescadores en 47 puertos pesqueros de Galicia, Cataluña, Comunidad Valenciana, Murcia y Andalucía, se ha dado una segunda vida a la basuraleza marina.

El ciclo del reciclaje funciona así: los pescadores depositan los residuos recogidos en los contenedores del proyecto, que luego son transportados a plantas de separación, donde se clasifican y se envían a sus respectivos canales de reciclaje. En el caso del plástico PET, este se transforma en granza y posteriormente en hilo de mar, un poliéster 100% reciclado con el que se confeccionan prendas de alta calidad. Así, lo que una vez estuvo en el fondo del mar, hoy puede formar parte de nuestro fondo de armario.

Iniciativas como esta demuestran que cuando distintos sectores suman esfuerzos, el impacto es real y medible. Los protagonistas del proyecto han sido testigos de este cambio. Donde antes recogían grandes cantidades de basura con cada lance, ahora encuentran menos. Sin embargo, aunque las labores de limpieza están funcionando, el problema sigue lejos de estar resuelto.

Hablamos de toneladas de desechos que llegan al mar, pero ¿en qué se traduce esto realmente? En una amenaza directa para la biodiversidad. De acuerdo con datos de la revista Science, más de 1.300 especies se han visto afectadas por la contaminación en los océanos. La consecuencia abarca desde la alteración de sus ecosistemas hasta la entrada de estos residuos en la cadena alimentaria.

La experiencia de estos pescadores nos recuerda que el problema no empieza en el mar, sino en tierra firme. Y que la economía circular no comienza en el contenedor, sino mucho antes, en la prevención. Empresas, instituciones y ciudadanía forman parte de una red que solo funciona si cada eslabón cumple su papel: antes de reciclar, hay que reducir. Antes de producir, hay que repensar.

Each package that ends up in the sea once started in our hands. Therefore, the real change begins on land, with small gestures that make a difference: reducing the consumption of unnecessary packaging, reusing whenever possible, and correctly disposing of waste in the appropriate containers. Because the circular economy doesn't start when we recycle, but when we avoid generating waste from the outset. If we want an ocean without rubbish, we must be aware that every decision counts.

The latest Eurostat data gives us reasons for optimism: since 2001, Spain has reduced municipal waste generation by 187 kilos per person, the largest decrease in the entire European Union. But despite these advances, we continue to operate in a linear consumption model, based on extracting, producing, consuming, and discarding. Circularity remains an unresolved issue. Proof of this is the Eurostat rate measuring the percentage of materials coming from recycled resources instead of virgin raw materials. In the European Union, it is just 11.8%, and in Spain, even lower, at 8.2%. This data urges us to act, because the real challenge is not just to recycle better, but to prevent waste from being generated in the first place.

The fishermen collaborating in this initiative not only collect waste: with each day at sea, they show us the importance of preventing waste from reaching where it shouldn't be. Because cleaning the oceans will never be enough if we don't stop the influx of waste into them. Ultimately, the circular economy is not just about recycling: it's about shared responsibility. And in this collective effort, everyone, from producers to consumers, has a role to play.

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