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Daniel Panero
Jueves, 31 de octubre 2024, 10:19
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Marc Casadó ya no es un experimento con el que tapar agujeros. El canterano, de apenas 21 años, cerró una semana magnífica ante el Bayern de Múnich y el Real Madrid y demostró que tiene sitio en el nuevo Barcelona diseñado por Hansi Flick. Su fondo físico, su capacidad para ganar disputas y la facilidad que tiene para manejar la pelota han convencido al técnico germano, que sabe que puede confiar plenamente en él. Ni siquiera el regreso de futbolistas como Frenkie de Jong o Gavi parece inmutar a un jugador que ha llegado a la élite para quedarse.
«Es increíble. Si sabes de dónde viene y le ves jugar ahora, todo lo que ha mejorado... Es increíblemente bueno en defensa y también con el balón en los pies. Estoy muy feliz, todos ven la calidad de estos jugadores», afirmó Flick la pasada semana tras el duelo contra el Bayern al ser preguntado por Casadó. El técnico germano se rindió ante la explosión de un jugador con el que muy pocos contaban cuando comenzó la pretemporada, pero que se ha ganado por derecho propio ser un fijo en el once azulgrana.
Y es que el mediocentro catalánreúne todas las condiciones que Flick quería para su centrocampista de referencia perfecto. Como ya hiciera con Joshua Kimmich en el Bayern, el de Heidelberg ha moldeado a un jugador todoterreno que es capaz de ser uno de los líderes de la presión en campo contrario, que sabe retroceder cuando esa táctica no funciona y que además tiene fluidez con la pelota. El '17' azulgrana ha demostrado tener todas esas cualidades y eso le ha llevado a ser habitual en un doble pivote del que se ha hecho dueño junto a Pedri, que está mucho más liberado gracias al fondo físico que está exhibiendo su nuevo acompañante.
La importancia de Casadó en el nuevo Barça es tal que ha jugado todos los partidos entre Liga y Champions a excepción de los que su equipo disputó a principio de curso contra el Athletic y el Rayo Vallecano, ambos antes de que su compañero Marc Bernal se rompiera el ligamento cruzado de la rodilla izquierda. Desde ese fatídico día, Casadó se ha hecho grande y ha ocupado una posición que siempre ha sido clave para los culés y que el pasado año supuso un quebradero de cabeza para Xavi Hernández. Por allí pasaron Frenkie de Jong, Andreas Christensen, Gündogan y Sergi Roberto, pero ninguno consiguió reunir todas las características que Flick sí ha sabido ver en el de Sant Pere de Vilamajor.
La explosión de Casadó supone un alivio para Flick, que sabe que ahora tiene una profundidad de armario en el centro del campo que le va a permitir afrontar con garantías todas las competiciones. En el Santiago Bernabéu tuvieron minutos Frenkie de Jong, Fermín López, Gavi y Dani Olmo, cuatro jugadores que recientemente han pasado por la enfermería y que ahora deberán apretar por entrar en un once en el que está muy caro jugar. Uno de esos sitios en disputa es el que Casadó ocupa en el doble pivote. El canterano ahora es fijo y Flick, como ya ha demostrado con Iñaki Peña, no es partidario de cambiar aquello que está funcionando. Si repite esa premisa utilizada en la portería, los jugadores recuperados deberán esperar al acecho de su oportunidad.
La última buena noticia azulgrana en una auténtica semana fantástica en Can Barça llegó ayer con la renovación de Fermín López hasta 2029. El centrocampista andaluz, de tan solo 21 años, amplía la relación contractual que le unía con la entidad catalana hasta 2027 por dos años más, con una mejora sustancial de su salario y el aumento de su cláusula de rescisión hasta los 500 millones de euros.
El jugador de El Campillo, en Huelva, alcanza así las condiciones propias de un futbolista de relevancia en el Barça, justo premio a una temporada 2023-24 meteórica. Y es que tras una cesión al Linares, de categoría de bronce, tiró abajo la puerta del primer equipo azulgrana, con el que disputó 43 partidos y marcó 11 goles. Su irrupción en la élite le sirvió para ser reclutado por Luis de la Fuente para la selección absoluta que conquistó en Alemania la Eurocopa. Posteriormente dobló su triunfo estival con el oro olímpico logrado por el combinado sub-23 de Santi Denia en los Juegos de París, un hito inédito desde Barcelona 1992 en el que además jugó un papel estelar.
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