Gonçalo Ramos hace soñar al Benfica

Un centro desde la derecha del punta del Algarve que Rafa Silva mandó a la red definiendo con el exterior de su pie derecho y un tanto del propio Gonçalo Ramos fruto de un golpeo inapelable tras recoger una buena entrega de Joao Mário y revolverse en el área en medio de un bosque de piernas belgas, sirvieron para que la escuadra de Roger Schmidt sentenciase antes del descanso a un Brujas que se ha venido abajo tras sorprender a Atlético y Bayer Leverkusen en la fase de grupos de la Champions y que dejó una pobre impresión en el recinto luso.

Gonçalo Ramos, empalando de primeras con la zurda un servicio de Grimaldo, Joao Mário, convirtiendo desde los once metros un penalti por derribo de Sylla sobre Gilberto, y David Neres, tras pase de Joao Neves, redondearon la goleada en la segunda parte de unas Águilas que vuelan alto.

El correctivo sufrido en el estadio Jan Breydel a mediados de febrero obligaba al Brujas a arriesgar para tratar de darle la vuelta a la eliminatoria, pero el Benfica ni siquiera le dio espacio para soñar con la machada. No había pasado ni un minuto cuando Joao Mário agujereaba la retaguardia belga definiendo de tacón a pase de Bah desde la derecha, aunque el VAR invalidó el tanto por fuera de juego en el germen de la acción.

Los encarnados comandan su liga con puño de hierro, solo han sufrido una derrota esta temporada entre todas las competiciones y no se fijan límites en la Champions. Schmidt ha inoculado osadía a sus pupilos con una propuesta trepidante y la puesta en escena en Da Luz revalidó la ambición del bloque luso.

El tramo inicial de los lisboetas fue un torbellino que dejó varias ocasiones claras, especialmente un disparo de Florentino a servicio de Joao Mário que el ex del Getafe malogró con todo a favor y otro de Joao Mário a centro de Grimaldo que Meijer sacó sobre la línea. La zaga del Brujas hacía aguas y la puntilla era cuestión de tiempo.

El encargado de aplicarla fue Gonçalo Ramos, un nueve moderno que combina olfato, movilidad, juego asociativo y disparo con ambas piernas. Los 23 goles y 9 asistencias que contabiliza en los 34 partidos que ha disputado en lo que va de campaña acreditan la estrella ascendente de un atacante que, a sus 21 años, llama ya a las puertas de los grandes. Con un valor de mercado de 40 millones de euros, todo apunta a que quien ande más rápido puede cazar una pieza de cuidado. De su pegada, la manija de un Joao Mário soberbio y la jerarquía en defensa de Otamendi y el efervescente António Silva beben unas Águilas que tienen las garras bien afiladas. Más vale no minusvalorarlas.